La historia de Emma escandalizó en su época a la clase ilustrada francesa y a buena parte del mundo; sin embargo, hoy, casi 170 años después de haber sido publicada por primera vez, en entregas, sigue siendo una de las obras más recordadas de Gustave Flaubert, quien falleció un 8 de mayo.
Antes de hablar de los escándalos por los cuales tuvo que pasar Flaubert (Ruan, 1821), se debe de hablar de su novela Madame Bovary, el relato de la vida de una campesina que se casa con un doctor buscando escaparse de su vida monótona.
Sin embargo, con el tiempo Emma se da cuenta de que logró escapar de su vida, pero no de la monotonía, pues las tradicionales costumbres burguesas también empiezan a aburrirla; decide buscar nuevas experiencias en amores apasionados y el disfrute del lujo que puede aportarle el dinero de su marido.
La obra fue publicada por entregas en “La Revue” en 1856 y en libro en 1857, escandalizando a los lectores por el relato de adulterio, que llevó a parte de la intelectualidad francesas de la época la describir la obra como obscena.
Al ver esto, tanto Flaubert como “La Revue” fueron absueltos una semana después y después de que fueron a juicio Flaubert ganó la batalla y se publicó como libro que al llegar a las librerías fue un éxito por el escándalo.
Y a pesar de que sus editores le pidieron quitar algunas páginas para tener la versión final fue un total escándalo.
Se dice que esta historia fue inspirada en una relación adúltera que tuvo Flaubert, resulta que su amante Colet era esposa del escultor James Pradier. Se dice que la amante pudo haber influido para que Flaubert realizara esta novela y la creación de Emma.
Pero no fue sino en el juicio de 1857 donde el abogado Marie-Antoine-Jules Senard defendió a Flaubert y su libro el cual mencionó:
“Permíteme inscribir tu nombre en la cabecera de este libro y sobre su dedicatoria, pues es a ti, más que a nadie, a quien debo su publicación. Al pasar por sus magníficos alegatos en el tribunal, mi obra ha adquirido, a mis ojos, una especie de autoridad inesperada. Le ruego, pues, que acepte aquí el homenaje de mi gratitud, que, por muy grande que sea, nunca alcanzará la altura de su elocuencia ni de su devoción”.
Entre el trabajo de la publicación y la transcripción el editor de Flaubert, Henry Vizetelly, decidió contratar a Eleanor Max, hija de Karl Marx, para traducir la obra en inglés.
“La tragedia de los personajes de Flaubert reside en el hecho de que actúan como lo hacen porque deben hacerlo. Puede ser inmoral, contrario incluso a sus propios intereses personales, actuar así o de esta manera; pero debe serlo: es inevitable”, escribió Eleanor Max.
SEGUIR LEYENDO: