El poeta y director de cine César González, también conocido por su antiguo seudónimo Camilo Blajaquis, reflexionó sobre la construcción de los barrios marginales en los medios y el cine, en su paso por el espacio Leamos de la Feria del Libro de Buenos Aires, entre otros temas.
El director del filme La nobleza del vidrio creció en la villa Carlos Gardel, de Morón, y tuvo una adolescencia cercana al consumo de drogas y la delincuencia, que lo llevaron a un reformatorio y después a la cárcel. En esta charla con Patricia Kolesnicov, comentó cómo aquella experiencia fue fundamental para dar un giro a su vida.
“En la cárcel tomo al arte como una herramienta para transformar mi vida y como una manera de estar en el mundo. Mientras estaba preso, a partir del arte y los libros, empiezo a pensar las razones que me habían llevado a esa situación”, dijo.
Y agregó que allí pudo entender que (los presos) no eran “monstruos, ninguna patología” y que eran “consecuencias y causa de un sistema, porque el delito es una reserva muy grande de muchos oficios, desde la policía a trabajadores sociales, sociólogos, la gente que trabaja en criminalística, periodistas”.
“Mucha gente tiene un salario gracias a que existen los pibes chorros. El sistema necesita que exista un mal, un grupo desviado de la sociedad al que hay que aplastar, eso es un gran consuelo para los ciudadanos”, comentó.
Sin embargo, sostuvo que “por suerte hay un sector que le interesa profundizar en las cosas, que quiere conocer la vida en una villa a través del lente de un noticiero, que lo único que hacen es exacerbar el morbo, mantener un montón de prejuicios” y que, en parte, su tarea como director de cine es “contrarrestar esa mirada hegemónica que hay contra los barrios populares, siempre de una manera muy uniforme”.
En el video, la conversación completa.
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