Umbilical, el último libro de Andrés Neuman, está lleno de generosidad porque lo que este argentino con acento granadino ha escrito es un ensayo lírico en el que le cuenta a su hijo cómo fueron esos días de su vida que “no recordará nunca” y donde deja claro que “todos los modelos de paternidad están por narrarse”.
Neuman (Buenos Aires, 1977) es un torrente verbal cuando habla de Telmo, ese pequeño pero inmenso ser humano al que dedica Umbilical (Alfaguara), una obra con la que el lector, independientemente de si tiene o no hijos, se enfrentará a una visión necesaria sobre la gestación y el alumbramiento: la del hombre.
Porque, según ha asegurado Neuman, en estas páginas dedicadas a su hijo reflexiona también sobre cuál “puede ser” el papel de los padres “a la luz de la reformulación de los roles de género”. Y lo hace huyendo de ese perfil de “paternidad kafkiana” para iluminar a esa paternidad que ha llenado los parques de papás paseando a sus hijos o cambiando pañales.
Diario de vivencias
“Todos los nuevos modelos de paternidad están por narrarse”, ha afirmado el autor sobre este tema por el que navegan esos objetivos narrativos que se ha propuesto con este libro, gestado mientras que Telmo era aún un “ser preverbal” y con el que trataba de dialogar mientras vivía con la intensidad de un inexperto que no teme a confesar sus miedos, inquietudes, alegrías y esperanzas.
“Espero que me enseñes a llorar lo no llorado”, le dice Neuman a su aún no nacido hijo en Umbilical, un verso lleno de sinceridad desnuda que Telmo leerá de mayor. “La misión de este libro ha sido contarle a mi hijo cómo fueron los días de su vida que no recordará nunca. A mí me hubiera gustado mucho que mis padres me hubieran entregado un diario de vivencias”, ha confesado este escritor.
Aunque en este texto hay implícita otra misión, y esa implica a ésas personas que no tienen hijos, parejas con las que se identifica Neuman porque él se ha pasado “mucho tiempo” en esa situación. “Se llega a la maternidad o paternidad con demasiadas ideas concebidas. Nos están diciendo continuamente lo que debemos hacer y sentir. Y contra eso el mejor disolvente es la literatura”, ha explicado.
Dividido en dos partes, “El imaginado” y “El aparecido”, Umbilical es asimismo un rosario de anhelos y deseos que un padre le hace a su hijo, a ese “maestro” que ejerce como tal sin saberlo. “El bebé es un maestro involuntario -ha añadido-, ¿hay algo más poético que aprender a respirar? Ellos no saben ni comer, ni dormir, ni respirar (...) No me he sentido nunca más vulnerable y conmovido que en compañía de mi hijo”.
Sentimientos nuevos
Así ha sido porque durante la gestación y el nacimiento Neuman ha visto cómo se crean “sentimientos nuevos” que no han sido enseñados a los hombres. “No nos enseñan, desde niños, a maravillarnos, a sentirnos concernidos ante ellos”, ha reconocido no sin afirmar que en esta etapa de su vida él sí que ha podido aprender junto a su pareja a ver que lo importante es el “presente”.
“Los niños son los artistas del presente y esa es la cultura que estoy intentando aprender y procuro aplicarlo. Tener un bebé es una manera de ejercitarme sistemáticamente en el aquí y ahora y ésto es el único antídoto que nos puede ayudar contra la permanente angustia en la que nos hemos instalado”, ha expresado.
“Vulnerable” acaba con la parte más argentina de Neuman, la del fino humor, porque en las últimas páginas pone a Telmo como narrador, como un ser que se queja del trabajo que le cuesta acercar las cosas cuando lo fácil sería que éstas vinieran a él. “Más allá de un fuerte componente autobiográfico o íntimo he procurado tener en cuenta que era un libro literario, y no hay más imaginario que imaginarse en el discurso de alguien que no sabe hablar”, ha concluido.
Fuente: EFE
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