“La revolución de las ‘hartas’ surge de la demanda de quienes me siguen en redes. Por ejemplo a partir de lo que se empezó a hablar acerca del reclamo de la mujer de Paulo Londra, de personas que hablaban de esa mujer como de alguien que se quiere aprovechar del varón. Ese arquetipo viene de la mitología, y a lo largo de la historia muchas mujeres lo sufrieron, como Yoko Ono, Marilyn Monroe, Lady Di”. La frase es una de las que pronunció esta tarde en el stand de Infobae la politóloga y militante feminista Florencia Freijo, autora de los libros Solas y (Mal) Educadas.
“También surge de la lectura de la mujer como propiedad pero sin derecho de ser propietaria. El dinero permite relaciones simbólicas de poder, todo eso a la mujer se le es negado; a partir de su capacidad biológica, sexual, de gestar, parir, amamantar, se entiende que por eso mismo tiene una capacidad natural para el cuidado y se la destina a ocupar roles de sostén físico, emocional”, agregó en la charla, seguida por muchos de sus lectores.
Ya a la hora de pensar de qué modo se construyen los arquetipos, Freijo señaló que “el 75 por ciento de los juguetes orientados a las niñas tienen que ver con la belleza o con funciones de cuidado. Eso no es gratuito, genera la naturalización de esas funciones y hace suponer que no nos podemos quejar. La revolución de las hartas busca romper esa naturalización”.
“Yo soy materialista, en el sentido del materialismo filosófico. El mundo es capitalista, y a las tareas de cuidado hay que ponerles un precio. Las tareas de cuidado son las que sostienen el sistema productivo; esto está establecido en numerosas estadísticas, entre ellas las del Banco Mundial. Por ejemplo, en la Argentina las tareas de cuidado representan el 42 por ciento del producto bruto interno”, dijo.
¿En qué lugar aparece el hartazgo en la lucha de las mujeres?, fue una de las preguntas. “En las calles. Danila Suárez Tomé dice que la Argentina es el único país en donde los intelectuales son también activistas en las calles. En otros países, la teoría y la calle van por separado, pero aquí pudimos ponerle teoría al hartazgo, y también los datos, los números”.
Qué buscan las mujeres: tiempo. Lo explicó así: “Si en los negocios el tiempo es dinero, nosotras queremos tiempo. En el mundo vemos que las mujeres no son dueñas. La mitad de la comida del mundo la produce una mujer, pero solo el 9 por ciento son dueñas de las tierras que producen ese alimento. El derecho a la propiedad para las mujeres es algo novedoso, también. La división de bienes tras un divorcio sigue sin ser justa. Por otro lado, la capacidad patrimonial incluye no solo los bienes materiales sino también los recursos simbólicos, el tiempo para poder crecer profesionalmente, tener acceso a cuidados. Esas carencias generan una soledad que termina angustiando; así, se afecta la salud mental y física, y finalmente la capacidad de producir”.
“A las mujeres les cuesta asumirse como víctimas de violencia, porque es algo que también está naturalizado. La educación es lo mas importante, la de los colegios, la ESI, que valoriza el tema de los cuidados. Pero también otras cuestiones, como los chistes que dejamos pasar, la publicidad, tienen que ser abordadas con perspectiva de género”.
“En este camino -siguió Freijo, quien es muy seguida en las redes sociales y precisamente por eso también suele recibir agresiones-, si los hombres no comprenden los derechos reclamados y conquistados por las mujeres y se limitan a acatar, eso genera resentimiento, y entonces el riesgo de perder derechos. Creo que se deben asumir políticas de tolerancia cero en los lugares de trabajo, en todos los ámbitos, frente a situaciones de discriminación. Lo más grave es no creerle a una mujer cuando va a denunciar violencia de género. En esto es muy importante el papel de los medios de comunicación, cuando ponen en duda o relativizan lo que dicen las mujeres”.
“Entonces hay que tener cuidado cuando se esgrime la libertad de expresión como justificativo para expresar discriminación o violencia, en especial hacia minorías o sectores en desventaja. Tiene que haber un límite claro”.
Madre de un hijo varón en edad escolar, otra pregunta fue en dirección a cómo imagina las próximas generaciones de varones. “Gracias a la ESI, además de otras leyes, me imagino que en unos años los varones van a ser más conscientes de sus privilegios, varones que se permitan dudar, conectarse con lo emocional. Creo que hoy los varones están educados en la violencia, esto no quiere decir que todos la vayan a ejercer, pero naturalizan ciertas prácticas del orden de la imposición sobre una mujer. Yo quiero que los varones puedan ver esos privilegios que tienen, y que puedan también desarmarse. Yo no quiero que las nenas dejen de jugar con bebés, yo quiero que sean los varones los que empiecen a jugar con bebés”.
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