Lo que más le interesó preguntar, en su rol imprevisto de entrevistador, fue cómo vive Alejandro Roemmers el hecho de ser empresario, poeta y por segunda vez novelista. El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, estuvo ayer -por segunda vez en el día- en una mesa de la Feria del Libro de Buenos Aires. Después de una pregunta inicial, volvió sobre ese tema para profundizar en la dimensión de un Roemmers personaje que reúne dos mundos que raramente su cruzan: el trabajo empresario y la escritura. Fue en una mesa convocada para hablar de la nueva novela iberoamericana y para la presentación de Morir lo necesario (Grijalbo) la nueva obra de Roemmers. Antes, el empresario había tenido un enorme éxito con su libro El regreso del joven príncipe, traducido a 32 idiomas.
“Quisiera interrogarlo sobre si ese oficio difícil que es el de empresario coincide de manera natural con la literatura o hay una cierta dificultad o aspereza”, preguntó en el Nobel en su primera participación.
Antes, el escritor y periodista Jorge Fernández Díaz, que coordinó el encuentro, había trazado un interesante panorama de la literatura actual. “Estamos reunidos por dos buenas razones -dijo-, charlar en el marco de la nueva literatura latinoamericana y presentar la novela de un escritor argentino. Nos acompañan Mario Vargas Llosa, que no necesita presentaciones, una escritora argentina, María Rosa Lojo, autora de libros entrañables e importantísimos, y también un gran poeta español, Luis Alberto de Cuenca, que está aquí en un viaje relámpago y va a recibir el premio García Lorca en Granada. Y está uno de los protagonistas de esta noche que es Alejandro Roemmers, autor de numerosas publicaciones, traducido a más de treinta idiomas, y que ahora presenta la novela psicológica, muy interesante, Morir lo necesario”.
“Una de los protagonistas del momento es la literatura femenina, con escritoras como Mariana Enríquez y Samanta Schweblin, que han hecho resurgir el genero fantástico. También ha descollado la denominada “literatura del yo”, la crónica novelada latinoamericana, el periodismo como una de las Bellas Artes, y la llamada “novela verídica”. Hay tres escritores destacados en esto, Javier Cercas, Héctor Abad Faciolince y Juan Gabriel Vázquez, quien ganó el Premio Vargas Llosa. Se unen ficción con política. Dejo para el final el género policial. El escritor Sergio Ramírez se ha tenido que exiliar de Nicaragua por muchas causas pero sobre todo por haber escrito un policial donde puso a los políticos como los asesinos. Han convertido la novela negra en el gran género del presente. El policial latinoamericano también ha ahondado en la psicología”, señaló Fernández Díaz.
Para Vargas Llosa, la narrativa en general y la novela en particular están pasando un momento “muy positivo en América latina”, donde la abundancia no refleja exactamente la calidad de los relatos que se están publicando, “y creo que la presencia de la mujer es muy importante en esta época, han salido muchas escritoras principalmente en Argentina que renuevan el género fantástico, sitúan la novela en lugares distintos, y tienen mucho que ver con los oficios. Y en esto me gustaría entrevistar a Alejandro Roemmers”.
“Yo ya de muy chico, a los 14 años, escribí un poema y esa vocación ya definió mi vida, que encaré siempre en el hecho de dar felicidad a los que están alrededor mío, ayudar a los que tienen talento, a los que tienen un sueño. Si uno encuentra el camino a la felicidad, que para mí fue bastante difícil, entonces lo quiere compartir”, señaló Roemmers.
Y agregó: “Entonces a esta novela no la puedo ver como una novela policial; es cierto que tiene una trama policial, pero hoy el motivo de escribir generalmente es despertar conciencia, y en el caso de esta novela ese motivo es describir las cosas a las que no se le dan tanta importancia, como el bullying o la corrupción, donde lo más importante son las consecuencias humanas. Me han llamado de Harvard para decirme que no hay casos de empresarios exitosos que sean poetas exitosos. La poesía es un streptease en público, al poesía es uno”.
A su turno, María Rosa Lojo hizo un detallado análisis de la novela de Roemmers. “La novela es engañosa, parece encajar en la novela del policial clásico, pero lo que termina importando es por qué el personaje hizo lo que hizo. Una de las cosas que plantea es cómo una persona común puede llegar a convertirse en un criminal. La novela tiene mucho trabajo, una intriga compleja y bien tejida, que se desarrolla en muchos lugares y variados personajes”.
Finalmente, Luis Alberto Cuenca señaló que “esta novela se agrupa en torno a un grupo de personas, los jóvenes, la oficial de policía que a mi me ha fascinado, que interactúan y convierten a la novela más en una obra de personajes que de acción. Luego hay algo en lo que te estás orientando que es incluir en tu escritura los temas más actuales o candentes. Por ejemplo, la pandemia es muy protagonista. el confinamiento y el efecto nocivo en las personas, los personajes más puros. Además hay una estructura férrea, rigurosa, de personajes, muy bien dialogada”.
Luego Roemmers contó que “a mí me gustaban mucho las humanidades, y estaba muy tentado de poder estudiar eso. Y ahí sí hubo presión y mandato familiar. Entonces, entre los 25 y los 45 le di absoluta prioridad en mi vida a la vida de empresario, y a partir de los 45 empecé a dedicarle tiempo a la escritura, a delegar. Pero siempre decía que escribir una novela era para un escritor profesional”.
El cierre de la charla lo dio Vargas Llosa: “Yo creo que la conclusión es que, cuando uno tiene una vocación, la saca adelante contra todos los obstáculos. Y creo que el caso de Alejandro es muy interesante porque probablemente ustedes no conozcan el caso de un empresario que sea poeta y novelista. Creo que en el medio nuestro es un caso bastante excepcional”.
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