“En este último volumen, hay algunos temas recurrentes en la trilogía de Terra Alta que se ven con más claridad, en especial lo relacionado con las mujeres”, dice Javier Cercas en diálogo con Hinde Pomeraniec. “El machismo es un problema general, y esto ha aflorado en nuestras novelas. Los escritores no vamos a buscar los temas, los temas vienen a nosotros, y el personaje masculino de la novela es acechado por la violencia que han sufrido las mujeres que lo rodean”.
¿Por qué datar la novela en un futuro tan cercano? “Estamos acostumbrados a pensar el futuro como distopías o algo lleno de platos voladores. El hecho histórico más importante mencionado en la novela es el atentado en la rambla de Barcelona ocurrido en 2017. Esa misma noche, también cerca de Terra Alta, donde transcurre la novela, hubo otro intento de ataque, pero un policía mató a cuatro terroristas y lo impidió. Cuando suceden estos hechos, yo estaba trabajando sobre el personaje de Melchor Marín. El nombre de aquel policía no trascendió por cuestiones de seguridad, pero ahí supe que Marín sería el policía que había ejecutado a esos terroristas, y que debería sobrellevar ese secreto”.
El encuentro con Los miserables, de Victor Hugo, es clave para el personaje de Melchor Marín. “Él es un salvaje, un bárbaro, el peor estudiante, pero un día en la cárcel, por azar, en la biblioteca se siente atraído por un volumen de Los Miserables porque es muy gordo, y recuerda a su madre que le decía ‘si quieres ser un bárbaro como yo, no estudies nunca’. El lector siempre siente que el libro habla de su propia historia, y es lo que siente Melchor cuando lee el libro, que ese libro le devuelve su propia existencia, le descubre su vocación de lector y de policía, se convierte en su libro fetiche. Al final de Independencia, tiene que hacer un discurso sobre la literatura, en el que sentencia: ‘Las novelas sólo sirven para salvar vidas’ y es que a él le salvó la vida Los Miserables”.
“He dejado de hacer autoficción porque cuando terminé de escribir El monarca de las sombras, que es un libro que tiene que ver con mi familia, sentí que con ese libro terminaba algo, que no podía continuar por el mismo camino. Si seguía por ahí, corría el riesgo de imitarme a mí mismo. Estoy feliz de haberme convertido en un personaje secundario de mis ficciones. No concibo la literatura sin humor, o sin ironía. y el humor empieza por uno mismo, y nombrarme en estas novelas es una manera de reírme de mí mismo”.
En cuanto al mundo de las ideas políticas actuales, Cercas consideró: ”Creo que estamos en un momento de pesimismo respecto a la democracia. Es algo que define nuestro tiempo. Un pesimismo injustificado, pero que es lógico sobre todo en Occidente, a partir de la crisis de 2008, que fue de una dimensión brutal, solo comparable con la de 1929, que provocó el nacimiento o la consolidación de los totalitarismos, que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial. Luego del 2008, aquellos totalitarismos vuelven enmascarados en lo que llamo nacional-populismo, que ya no tiene a la violencia como elemento capital. La cabeza del nacional-populismo era Trump, el Brexit, Le Pen en Francia, el secesionismo catalán. En Latinoamérica, quizás Bolsonaro sea un ejemplo. Y la invasión de Ucrania es la manifestación más violenta de este nacional-populismo”.
“Por otra parte –cerraba Cercas–, en la Unión Europea, que parece el bastión mundial de la democracia, muchos países están derivando vertiginosamente al autoritarismo, como Hungría o Polonia. Nunca hay que dar por segura a la democracia, porque eso es ponerla en peligro”.
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