Entre lo estrictamente literario y el miedo a desaparecer: ¿los escritores pueden ser militantes?

Félix Bruzzone, Kike Ferrari y Dolores Reyes discutieron el tema en la Feria del Libro. Cómo pesa la historia de cada uno y cuáles son las elecciones formales que muestran un posicionamiento.

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Narración y militancia. Dolores Reyes, Félix Bruzzone y Kike Ferrari en la  Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. (Foto Telam)
Narración y militancia. Dolores Reyes, Félix Bruzzone y Kike Ferrari en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. (Foto Telam)

“Narrar y militar” ¿son tareas paralelas, tareas que se cruzan o tareas que se enfrentan?. Para hablar de este tema, que atraviesa la historia y la actualidad, participaron de una mesa redonda los escritores Félix Bruzzone, Kike Ferrari y Dolores Reyes, con la coordinación de Alejandro Horowicz. Fue el segundo de los cinco encuentros del Diálogo entre Escritoras y Escritores Argentinos, organizado por la Fundación el Libro y coordinado por la escritora Elsa Drucaroff.

Horowicz, doctor en Ciencias Sociales, ensayista, editor y periodista, se metió de lleno en los términos de la charla: narrar y militar. “Militar tiene siempre un ruido a guerra, un militante es aquel que se prepara para la guerra. Citando filológicamente el diccionario. Pero lo segundo es narrar, que se puede asociar a escribir. Karl Marx nos muestra que la calle ésta es una calle de doble mano, es imposible cambiar el mundo sin entenderlo. O actuamos y pensamos, o somos actuados por las relaciones de fuerza. Entonces, ¿escribir para ustedes forma parte de una cierta militancia o es un acto por separado?”, preguntó.

La primera en responder a esta cuestión fue Dolores Reyes, quien publicó la novela Cometierra, que se tradujo al inglés, italiano, francés, sueco, polaco. En la actualidad, la escritora está finalizando Miseria, la novela que será la segunda parte de Cometierra.

“Yo veo la marcha, veo la bandera, y dudo. ¿Esa bandera, esa consigna, qué onda, me la compro?” Félix Bruzzone

“Para mí es difícil separar escribir de militar, y más escribir en sentido amplio. La militancia tiene una buena carga de escritura, la escritura es nuestra herramienta para la acción. Pero para la ficción, generalmente trato de callar mi voz, en la novela tienen que hablar los personajes y la lengua. Pensaba en la forma de mirar, creo que hay una perspectiva que tienen los escritores y es desde dónde narra el personaje, los femicidios, los fratricidios. Esos temas están en la literatura siempre, y sin embargo lo que me gusta hacer es un cambio de perspectiva. Por ejemplo, la hija de un feminicida, la que nunca salió de un barrio del conurbano Esa perspectiva hace que todo cambie, hace que el relato y la recepción vaya a ser otro. Que el lector salga transformado de la experiencia de lectura. Mi fuerza es poca, no puede cambiar mucho, pero puede eso al menos”, aseguró Reyes.

El segundo en responder al interrogante fue Bruzzone, un escritor cuyos padres están desaparecidos, víctimas de la dictadura. Es autor del libro de cuentos 76 (recientemente reeditado), y de las novelas Los topos, Barrefondo, Las chanchas y Campo de Mayo y el libro Piletas. Sus libros fueron traducidos en Francia, Suecia y Alemania, donde en 2010 recibió el premio Anna Seghers.

Dolores Reyes junto a Félix Bruzzone en la charla sobre narración y militancia. (Foto Telam)
Dolores Reyes junto a Félix Bruzzone en la charla sobre narración y militancia. (Foto Telam)

“Yo tenía ganas de preparar algo fundamental para este tema, quería romperla, cuando íbamos a hacer esta mesa, en 2020. Después pasaron cosas y se me fueron un poco las ganas. En principio pensé que la mesa tiene una pequeña trampa. Narrar y militar… Narrar lo encontramos principalmente como verbo, en cambio militar lo encontramos más frecuentemente como sustantivo. El título de la mesa supone una cierta distancia entre estas dos cosas. Pero bueno, pienso que aún en experiencias como la mía, donde nunca milité en algún partido político, sin embargo creo que narrar se convirtió en esa acción como más política. Sobre todo porque trabajo con problemas que tienen que ver con la vida política de nuestro país. Esos temas están circulando como otros materiales pero igualmente terminan dando una idea de que eso es posible, esto que decía Dolores, nuevas percepciones y nuevas maneras de ver las cosas. Tarde o temprano esa sensibilidad va a recorrer otras zonas, militantes incluso, que permitan pensar acciones que no sean sólo narrar”, señaló Bruzzone.

Ferrari, quien publicó las novelas Operación Bukowski, Lo que no fue, Que de lejos parecen moscas, Todos nosotros; los volúmenes de relatos breves Entonces sólo la noche, nadie es inocente, El oficio de narrar, La muerte sin brújula y Territorios sin cartografiar; entre otras obras, fue el tercero en hablar y sumó su punto de vista.

“La militancia, en la concepción que yo traigo, tiene que ver con una construcción colectiva. Y la narrativa, cuando yo lo práctico, es un evento individual” Kike Ferrari

“Yo puedo entender la literatura, el evento literatura, cuando el texto se encuentra con los lectores. Entonces lo puedo pensar como una forma de intervención política. Pero la militancia, en la concepción que yo traigo, tiene que ver con una construcción colectiva. Y la narrativa, cuando yo lo práctico, es un evento individual. Pero si los pensamos en los términos más de etimología de la palabra, como prepararse para la guerra, en el sentido de una lucha, abierta, despiadada y de clase, desde eso sí podemos pensar que la narrativa nos prepara para esa guerra. Pero lo mas importante de las intervenciones políticas que uno puede hacer no tiene que ver con el contenido sino sobre las formas. Es raro que yo diga eso pero realmente creo eso. Tiene que ver con a quién les damos voces. Creo que de todos los oprimidos el único que conserva la posibilidad de cambiar la sociedad es la clase obrera, y que sigue siendo la que tiene menos voz en la narrativa”, afirmó Ferrari.

Lo que se ve

Para Horowicz, “quien no puede narrar correctamente lo que está pasando, difícilmente pueda operar correctamente sobre lo que está pasando. Y acá hay una pregunta clave: ¿el militante ve algo que los demás no ven o se hace cargo de algo que los otros no se hacen cargo? ¿El posible militar sin narrar, el que milita no tiene una cierta narrativa?

Para Ferrari, “en sentido amplio, todas las organizaciones cuentan y se cuentan, si, es una forma de narrarse. Pero de lo que si puedo hablar es en el sentido de darle forma a la narración literaria y en el uso del lenguaje que le da forma a la narración”.

“Al sustraer tiempo a las tareas que el capitalismo nos obliga, trabajar, criar los hijos, creo que al escribir uno también está dando la espalda al capitalismo” Dolores Reyes

Bruzzone coincidió con Ferrari y agregó: “siempre estamos en un cruce de relatos, de narraciones. Yo pensaba en la narración más como esa instancia en la que se articula el relato con la historia, ese momento donde aparece esa voz que encarna la posibilidad de relatar. En ese sentido la subjetividad que se produce en ese evento único que es narrar, tan diferente a la de otros tipos de textos, produce otro efecto, ese acto, el acto de narrar.

Reyes agrega su punto de vista: “creo que de alguna forma empecé a escribir pero jamás pensando que se iba a publicar y demás. Entonces pienso que al sustraer tiempo a las tareas que el capitalismo nos obliga, trabajar, criar los hijos, creo que al escribir uno también está dando la espalda al capitalismo. En la imaginación de futuros posibles que hace la ficción, también puede haber un germen de rebelión. Además, es una vorágine tener que trabajar una cantidad de horas para alcanzar una canasta inalcanzable. No lo digo desde un lugar teórico. Yo pude terminar Cometierra por una huelga de un mes que se le hizo a Scioli, y ahí me pude sentar a escribir”-

Horowitz se pregunta entonces: “¿Qué es un militante?, un hombre o una mujer que quieren compartir una visión distinta para que exista otra cosa. ¿Y eso no es también otra narración?”

La repuesta más contundente vino de parte de Bruzzone. “Yo no sé porque no milité, la verdad. También hay algo de historia familiar, hay algo de carácter. Siempre me acuerdo de Martin Kohan cuando había habido un incidente con Aldo Rico y lo habían tratado de asaltar y él había disparado. Rico había dicho “si me tiraran, tiro”. Y Kohan decía: “y, yo dudo”. Eso explica lo que me pasa a mí. Yo veo la marcha, veo la bandera, y dudo. ¿Esa bandera, esa consigna, qué onda, me la compro? Quizás por temor, o por cuestiones más profundas que todavía no analicé, como miedo a desaparecer, que no es algo menor”.

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