Maia Debowicz: el pop como educación, un drama capilar y por qué Alf “es un héroe y un referente”

Una noche cualquiera en el encierro monótono de la pandemia, Maia Debowicz se baña y se acuesta a dormir. Se olvida —no sabe por qué— de secarse el pelo. Al otro día descubre algo de otros tiempos: rulos, muchos, muchísimos.

“Toda mi vida rechacé la identidad natural de mi pelo”, cuenta la periodista y escritora en el stand de Leamos de la Feria del Libro de Buenos Aires en diálogo con Fernando Pagano. “De chica tenía muchos rulos, muy mota”, y agrega que esa mañana se encontró “con un pelo que no veía hacía 25 años porque siempre me lo secaba”.

Ese “drama capilar” le despertó un montón de emociones y así surgió Y si no es suficiente, su nuevo libro, una novela de autoficción publicada por el sello Vinilo. “¿Por qué lo oculté tanto?”, dice ahora. Los rulos le trajeron recuerdos de la infancia: “Un baúl lleno de fotos y de escenas que tenía borradas”.

“Quería una voz de infante, hablar desde mi yo niña pero con la conciencia adulta”. Decidió no contarle a su familia. “No me quería condicionar. Mi papá se enteró cuando salió el libro”, y señala a un hombre, su padre, entre el público del stand.

“Trato de proteger a los demás: que la desnudez sea mía y no de los demás. Para mí la autoficción es muy estresante. Siento que este libro es un comienzo. Es un camino que me interesa como lectora y como escritora”, agrega.

“A diferencia de este libro —sostiene—, la nota periodística tiene algo de lo urgente. Ya sea un perfil, donde investigo los secretos de una persona. Y acá investigo mis propios secretos. La única manera de dejar de corregir un texto es publicarlo. En una nota periodística hay un límite, hay un momento donde hay que parar. En este libro hubo un trabajo de ir y volver. Acá había más tiempo y otra intimidad”.

En su labor como periodista, su terreno es el pop. Así también surgen sus dos libros anteriores: Cine en pijamas y de Costumbres de otro planeta. “El pop es mi educación y a la vez es un puente que nos comunica y nos acerca con un montón de gente. Además hay algo de legado, de herencia”, asegura.

Con Alf, la serie, quedó tan compenetrada que decidió escribir un libro. Se titula Costumbres de otro planeta.

“Es una serie muy política, muy compleja, muy profunda. Acá aparecía más como la persona de talla baja. Sentía que no se lo tomaba en serio. Alf fue un héroe para un montón de generaciones, fue un refugio, un referente, no una mascota”.

Además descubrió que “podía tener una lectura queer desde lo diferente”. Es que, cuenta, “Alf cuestiona la supuesta normalidad desde su diferencia. Y en ese cuestionamiento nos cuestionamos nosotros. Lo que pone en jaque es la idea de normalidad, lo que es una familia”.

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