‘Estoy muy cansado de las banderas’: Pedro Alonso O’choro, Berlín en La casa de papel

En la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Infobae habló con el protagonista de la exitosa serie de Netflix sobre ‘El Libro de Filipo’, regresiones, medicinas sagradas, estados alterados de conciencia, espiritualidad, viajes en busca de propósitos de vida y sus nuevos proyectos

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Pedro Alonso O´choro, actor, artista
Pedro Alonso O´choro, actor, artista y autor de 'El Libro de Filipo' Fotos: María Andrea Torres Pachón

Presenta la posibilidad (o experiencia) de viajar de incógnito en bus, honra el amor y el ‘timing’ de apreciar ahora cada momento por el que ha pasado su carrera, su experiencia en el Amazonas, sus sensaciones, miradas y aprendizajes, su búsqueda de sabiduría y de propósito en medio del frenesí de la fama y el reconocimiento. Descarté mi libreta, olvidé mis apuntes y las preguntas que llevaba preparadas para nuestro encuentro, y emprendimos una conversación profunda en la que recapitulamos su experiencia en esta edición de la FiLBo en la que presentó su debut literario que marca el relato de una etapa poderosa de su vida en donde el amor, la conciencia de un proceso personal y la perspectiva que le da la madurez del camino recorrido son sus guías.

En este libro, Pedro Alonso relata su proceso de probar las regresiones a otras vidas en un relato emocionante y profundo entre la autobiografía y la descripción de un viaje de iniciación, parte del proceso personal del autor, en un nivel espiritual con el reconocimiento de Filipo, un guerrero romano en los tiempos del Imperio que transformaría para siempre su forma de apreciar y conectar con el mundo y su propósito de vida en clave de crecimiento personal acompañando la narración de ilustraciones creadas por el mismo Pedro. Más allá de su evidente sex appeal y del misticismo y poderío de sus interpretaciones actorales, Pedro Alonso es un hombre que en esencia revela convicción, amabilidad, una sencillez que difícilmente podría impostarse, certezas, ideas elaboradas sobre sus aprendizajes y sus proyectos futuros.

Es magnético y convincente, tiene el carisma y vehemencia de un predicador frente a un auditorio, el impacto de una estrella de rock que despierta gritos y aplausos con sus apariciones, es objeto de admiración en niños y grandes, su conversatorio con la actriz y escritora Carolina Cuervo y su interminable jornada de firma de libros, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá fueron unos de los eventos más emotivos, concurridos y emocionantes de la programación en los que muchos de los asistentes llegaban buscando al personaje de la pantalla y terminaron encontrando la faceta humana de alguien que asume con intensidad la experiencia de la vida.

¿Cómo te ha ido en la FiLBo?

Superando el jet lag y eso, como a ritmito pero ya acabamos toda esta ronda de promoción y luego con Enrique, mi hermano nos vamos a México para trabajar una miniserie documental que producimos nosotros, es uno de los momentos más importantes en nuestra vida porque es un proyecto muy muy comprometido que hemos preparado durante dos años, estamos arrancando la odisea, algo que es, de momento, mitológico, muy emocionante. O sea, con ya con ganas de llegar a México.

¿Cómo te llevas con México?

Es mi segunda casa, es un un país que me ha tocado el corazón de muy profundamente pero muy profundamente. Me siento muy bien allí, me han pasado cosas extraordinarias, me gusta la efervescencia, bueno, en Latinoamérica en general, pero es verdad que México lo conozco más, ahora me voy a hacer un viaje por toda la geografía latinoamericana, o sea, nos vamos a hacer un viaje bestial, con un equipo muy pequeñito porque es producción “peque”, o sea, como 8 o 9 personas en una furgoneta en plan road movie, una miniserie que no me he atrevido a rodar porque sepa de dirección, aunque digamos que por ser actor la experiencia me ha ido dando como claves de puesta en escena, lo que me da confianza, la escritura, porque yo vivo escribiendo mucho de no ficción. Entonces hemos hecho una prueba a ver cómo funcionaba con otro viaje, a ver cómo funcionaba mi escritura con las imágenes y dijimos “vamos a por ello”, pero la pauta de montaje marca lo que escribo, desde la escritura es esencial para lo que vamos a rodar.

¿Cómo sucedió ese paso de un gran “boom” y reconocimiento por ser actor a ser autor?

Pues mira, yo vivo en el asombro total, la vida me ha dado unas vueltas, no me atrevo a prever nada porque porque vivo impresionado. Hace años era una persona, que viéndola desde hoy, no acababa de determinar las cosas, tenía muchos impulsos, pero no el suficiente foco para llegar al final de los procesos. Me costó mucho reajustar eso, pero ahora le pongo mucha atención a mis procedimientos, es un momento en el que alguien podría haber dicho “es que haces demasiadas cosas y no acabas de apretar en una”, pero después del tiempo y después del trabajo personal, digamos el trabajito que me he hecho en los últimos, casi 20 años a partir de los 30 me he reconciliado con con ese tipo de impulsos de la comunicación en varios frentes, yo medito mucho, asocio la meditación con el hecho de que pinto mucho, creo que es lo que más hago en mis procesos creativos, da igual que ruede como actor, da igual que escriba el libro, da igual que esté viajando, pinto y pinto, no puedo escribir si no pinto, no puedes rodar y hace 78 años, de pronto, abrir un archivo que me llevó 3 años y medio sin intención de ir a ningún lado en la línea de la no ficción de autores que me gustan mucho como Emmanuel Carrère, lo que me pasa a mí, yo cuento en mi visión del mundo, saltó por mi vida, mis profesiones.

O sea, que ahora de vez en cuando pinto, a veces escribo, a veces interpreto, ahora vamos a rodar. También unas vertientes de la comunicación me sirven para fortalecer las otras y para desahogarme, ¿no? Entonces ya no me peleo con eso, eso sí, procuro, que no me lleve por delante el rodillo el momento mediático en el que estoy a veces podría invitar a la compulsión y yo procuro respetar mis tiempos de vez en cuando estoy con todo lo del mainstream actoral ahora mismo y eso a veces me hace menear mucho el barco, luego desaparezco, ahora me voy a hacer un documental, vengo de hacer un rodaje de una película de ciencia ficción, estaremos tres meses y medio por aquí, a finales de septiembre empezaré a rodar el spin off, estoy un momento muy intenso de la vida. Pero procuro que haya transiciones entre cosa y cosa, aunque sí es verdad que estoy bastante atareado.

Has tenido un recibimiento muy cálido en esta Feria, ¿cómo has visto la respuesta de la gente ante tu libro?

Pues mira, hace un momento estaba hablando que digamos que la parte esa del ego, esa de la visibilidad que uno puede tener ahí en algún lugar, últimamente la tengo cubierta con la parte actoral; el libro tiene que ver más con algo como “hermanita, vente, vamos a la cocina y vamos a charlar ¿Qué onda, cómo estás, qué te pasa? ¿Qué es lo que te mueve?” y siento que es algo que estoy habilitando al hacer mi propio trabajo personal, compartirlo con toda la honestidad posible. O sea, para chequear mi conexión y mi sistema de procesamiento, pero también para devolver algo de la maravilla del amor y de la gente que estoy recibiendo, pero en un nivel más recogido, menos ruidoso, la exposición mediática de mi vida últimamente a veces tiene vertientes perturbadoras, no puede ser que la gente te despegue de la realidad, que incluso a veces te cosifique o que proyecten cosas que no tienen nada que ver con uno. Hago un esfuerzo muy grande por bajar el balón a tierra, por volver a tener una conversación de a uno con las personas, entonces le pongo empeño en esto de ir a los sitios y procurar atenuar el ruido circundante y hacer lo posible por hablar con gente joven. Me interesa mucho eso, es un milagro que la gente joven se haga cargo de que haces tantos estímulos, yo sé lo que eso vale.

Un margen de credibilidad que yo pueda tener en alguna persona de 16, 17, 20 años que permita que tenga un espacio de comunicación con ellos y que lean un libro para mí es una de las mejores cosas a las que puedo aspirar.

Pedro Alonso O´choro, actor, artista
Pedro Alonso O´choro, actor, artista y autor de 'El Libro de Filipo. Fotos: María Andrea Torres Pachón

Recuerdo que al final del evento en la Carpa Cultural de la Feria dijiste “¡Dejen de ver tanta televisión, lean libros!”...

(Risas) ¡Por favor, no se corrompan! No, la televisión está bien, pero hay un momento en el que uno tiene que poner algo de su parte. Estamos muy acostumbrados a tragar, a tragar, a tragar, pero para profundizar uno tiene que hacer una parte del trabajo y eso implica otros tiempos entonces me lo paso muy bien, pero también me protejo, ni siquiera me peleo con el matrimonio y me lo estoy pasando bomba con entretenimiento. Es verdad que lo estoy haciendo con gente que tiene mucho talento que hacen que haya flujos de contenido y como actor me lo he pasado bomba en los últimos años, no siempre, pero pero estoy en un momento en el que haberme equivocado tanto me empieza a compensar. Digo, pues no todo es un desastre, a veces me lo paso bien.

¿Algunos días vuelas, no? Es muy lindo ver que hay cosas que se empiezan como a presentar, sé que eso es una vertiente y otra que me importa mucho es la de mi propio jardín personal ¿cómo está, qué pinta tiene? Me he encontrado amigos a los que de repente las cosas le van “bien” en la vida y eso acaba convirtiéndose en una cárcel que te echa la mano al cuello, te chupa la vida y en vez de permitirte volar más, lo que hace es atosigarte, ahogarte ¿En nombre de qué? Por eso procuro recordarme todo el rato, no lo quiero todo, y sobre todo, no lo quiero de cualquier manera.

Pero no me peleo con que a veces me gusta ir en un autobús de forma anónima por México, con qué otro día nos vayamos tú y yo a un palacio a hacer una presentación de un documental, todo puede ser genuino sí me vale para seguir aprendiendo y disfrutando la vida, porque a mí me encanta pasármelo bomba.

Tú libro habla mucho de este proceso personal y espiritual, tu búsqueda de sabiduría ¿Este proceso lo llevas desde antes o comienza en un punto con las regresiones que tuviste?

La hora cero fue algo que visto desde ahora sería casi una depresión, yo no fui muy consciente, eso fue a los treinta y pocos, empecé actualmente muy fuerte, me iba muy bien, con 22 empecé a trabajar profesionalmente en una compañía legendaria que se llama ‘La furia de los vagos’, con 24 me sale un protagónico en cine, luego me sale otro, me ofrecían televisión y decía ¡No, no, yo no hago televisión! No tenía ni idea e igual que fue la subida fue la bajada yo no tenía realmente suficientes opciones y colapsé.

Además fui padre, un momento que estaba francamente arruinado y sentía la mirada de la gente de tu entorno, primero que decía “se estropeó” y yo notaba el tren viajando diabólicamente rápido y dije ¡se me pasó! incluso pensé que no iba a tener retorno, que me haga tener que buscar la vida de otra manera y en aquel momento empecé a meditar. Ahí tenía treinta y dos o treinta y tres, ese fue el momento cero.

El tesoro que es algo que hablaba con Enrique estos días, el tesoro es el mapa, o sea, encontrar un mapa, como unas nuevas gafas que me permiten sentirme mejor, más conectado con la manera de hacer las cosas es fundamental no a cualquier precio, los modelos de lo que se supone que es la progresión en la profesión a veces hacen que tú creas que hay que ir por un lugar y de pronto empecé a ir en la dirección opuesta si era preciso. Alejándome de lo que suponía que era el lugar donde tenía que estar en busca de mí mismo, a veces se ha acertado, otras no, por supuesto, pero es algo que me renueve continuamente, no de cualquier manera. Mi prioridad es mi propio crecimiento personal de forma desprejuiciada, muy ecléctica, o sea, no soy un purista, de hecho me encanta la mezcla, pero creo que cada vez más estoy dispuesto a todo, a ir a las entrañas de lo que sea si tengo una buena razón, mi madre me dice mucho “¡Ay, pero es que tú eres muy curioso!”, pero ya ha ido entendiendo que para mí el riesgo es vivir una vida que no es la tuya.

¿Cómo llega el momento en el que decides reflejar toda esa experiencia en un libro, además, acompañada de estas ilustraciones maravillosas en una producción literaria?

Pues mira, sé que es delicado lo que voy a decir, pero tengo la sensación de que últimamente no elijo, tengo la sensación de que sí respeto mi propio timing las manzanas caen solas. ¿Qué tengo que hacer? Bueno, es que ya lo estoy haciendo, estoy escribiendo sobre esto, de pronto me encuentro con Tatiana me permite hacer una regresión, genera un impacto. Lo estoy escribiendo y de pronto ese trabajo se ha empezado a desbordar. ¿Vas a exponer? No lo sé, pero de pronto en mi casa empieza a ver pintura y pintura y pintura.

Ese es de la sensación que tengo, que se está desbordando un trabajo que vengo haciendo desde hace años y que me parece de ley compartirlo, porque yo amo la comunicación, siento una responsabilidad con los términos de la comunicación de alguna forma, este libro es como volver a la vibración profunda de mi relación con lo spiritual.

Intentando sacar toda esa costra, todo ese escombro, toda esa estructura de poder asociado a las religiones que se han comido el cantito original de aquella abuela que te hablaba del asma. Mi viaje es ese viaje de regreso a la vibración genuina. Que haga que mi corazón se ponga contento porque siente que respeta el eso que está por ahí que no vemos, algo que creo que es fundamental para entender por qué estamos aquí.

¿Cuánto tiempo te llevó escribir este libro?

Dos años porque lo intercalaba con rodajes, el final del proceso fue en en Perú estuve dos años dos meses en el Amazonas, pero el proceso de escritura no fue desde la primera regresión, porque luego hicimos otras tres más, o sea cuatro en total, hasta que acabé el libro en dos años.

¿Qué tal tu experiencia en el Amazonas?

Estuve en el Amazonas peruano, en Iquitos, para mí fue la ópera, el Amazonas para mí era la ópera. Recuerdo la primera noche que nos dio un susto muy grande porque pulsé la sensación de sentirse a 1950 metros en la noche en esa dirección a lo mejor muero de esa salida de occidental que no tiene ni idea de lo que es la vida y el pulso de las fuerzas en la naturaleza profunda, pero una belleza. Una hospitalidad, la familia que nos acogió, que es mi familia ahora mismo, con la que sigo teniendo contacto, una generosidad de qué me conmovieron muy, muy profundamente y una mezcla entre el espíritu y la exuberancia. Sabes lo que digo, eso para mí es muy importante, lo espiritual es alegría, lo espiritual es tierra y es cielo, hay una mezcla, una mezcla que se renueva, el segundo a segundo y en la selva eso se siente muy fuerte. Es verdad que a veces es muy duro por situaciones de pobreza o de salud, pero tengo gente muy sabia en la selva.

Además, toda una experiencia sensorial a todo nivel…

Sí, vivía en una cabañita que me dejaron, tenían tres cabañitas, la familia que nos acogió sin paredes, o sea, tenían paredes de mosquitera. Allí no hacía falta ver Netflix (risas), en dos meses vimos una película porque teníamos un router que nos dejaron y la velocidad nos permitió ver una película en dos meses, o sea, era una broma de vez en cuando lo poníamos porque teníamos como el atavismo es de tener una cierta conexión, pero no, allí no veías la tele.

¿Tuviste alguna experiencia con estados alterados de conciencia? ¿Ayahuasca, quizás?

He sido muy discreto con esa vertiente de mi vida, lo sabían algunos amigos, ni siquiera todos, pero yo llevo años celebrando con medicinas sagradas en ambientes ceremoniales indígenas y es uno de los pilares de mi día a día. Ahora vamos a hacer un documental asociado a esto, empiezo a articularlo en público porque es un tema muy sensible, de muchísima exposición, un tema en el que hay muchas luces, pero también muchas sombras, muchos prejuicios a favor, muchos prejuicios en contra, pero en mi experiencia personal un mundo de muchísima riqueza, de muchísima riqueza, pero yo quiero tener mucho cuidado porque de la misma forma que te decía que puede ser alguien al que escuché un chico de 18 años, no, no soy de esas personas que tomaron ayahuasca y dice “ahora quiero que lo tome todo el mundo”. Cero total, no es mi perfil, no quiero evangelizar al mundo, pero como estoy haciendo con esto de mi obra propia, quiero compartir mi búsqueda en primera persona, con mis dudas, con mis certezas. No quiero pontificar, pero sí es verdad que hay algo en la sociedad occidental de la que yo provengo que es muy mental, que está circunscrito a lo que va de los hombros a la coronilla y creo eso que es insalubre, genera un desequilibrio.

Estoy en mi, en mi proceso, intentando balancear ese desequilibrio y las ceremonias de búsqueda de visión me acompañan, luego me doy mucho tiempo para integrar, o sea, no estoy todo el rato. Es como con todo lo que hago en televisión la exposición, luego campo, montaña, selva, mucha actividad, descompresión, mucho intercambio dialéctico, silencio y las ceremonias de vez en cuando me acompañan en Latinoamérica y también en España, o sea, que pronto voy a correr el velo, sé lo que eso puede mover, lo estoy intentando preparar con todo el respeto y también basculando esa parte, más emocional y experiencial con cierto tipo de conocimiento occidental, académico, porque me interesan las dos vertientes, no hay un punto de intersección en el que yo creo que todos podemos sentirnos que hay miles de maneras de subir a la cumbre de la montaña para tocar eso que no se ve.

No quiero volver a jugar ese juego de la gente de “mi sendero es más importante que tu sendero”, cualquier sendero es válido, quiero rehabilitar esa conversación y como te decía antes, volver a la raíz del canto primero y a quien le resuene que encuentre su camino, y a quién no, que siga con lo suyo, que no tengo ningún interés en decirle a nadie lo que tiene que hacer, sino compartir mis experiencias desde mi proceso.

¿Fumas marihuana?

Pero el chocolate es una maravilla, el cacao es una maravilla, el problema no es el chocolate, el problema era yo; con la mariguana me pasa eso, la marihuana me parece una una planta maravillosa pero que es muy envolvente y he visto que puede ser muy adictiva, entonces tengo mucho cuidado con ella, no la fumo en el día a día y además a mí me quita el foco y ahora, por ejemplo, estoy en un momento de mucho trabajo sé que no me haría bien, pero no es la marihuana, soy yo. Entonces me gustaría si hablamos de esto, enviar un mensaje de normalización y de responsabilidad, a gente fuma marihuana, mucha gente fuma marihuana, pero normalmente lo hacen de una forma frívola y un día sí quieres tener un momento recreativo también puede convertirse en una ceremonia. Pero estoy en un discurso de balance en el que no quiero ni la restricción. porque la restricción genera represión, tampoco quiero la compulsión, eso hace parte del proceso, es un aprendizaje. Las plantas de poder si tú te pones goloso te tumban.

Pero el chocolate es una maravilla, el cacao es una maravilla, el problema no es el chocolate, el problema era yo; con la mariguana me pasa eso, la marihuana me parece una una planta maravillosa pero que es muy envolvente y he visto que puede ser muy adictiva, entonces tengo mucho cuidado con ella, no la fumo en el día a día y además a mí me quita el foco y ahora, por ejemplo, estoy en un momento de mucho trabajo sé que no me haría bien, pero no es la marihuana, soy yo. Entonces me gustaría si hablamos de esto, enviar un mensaje de normalización y de responsabilidad, a gente fuma marihuana, mucha gente fuma marihuana, pero normalmente lo hacen de una forma frívola y un día sí quieres tener un momento recreativo también puede convertirse en una ceremonia. Pero estoy en un discurso de balance en el que no quiero ni la restricción. porque la restricción genera represión,tampoco quiero la compulsión, eso hace parte del proceso, es un aprendizaje. Las plantas de poder si tú te pones goloso te tumban.

Con las otras medicinas que he trabajado a mí no me ha pasado eso, o sea, no siento el peligro del enganche porque te ponen a prueba, entonces tú tienes cuidado, pero con la marihuana es evidente, está demostrado, está estudiado, que hace mucho bien a gente que está en procesos de enfermedades, en terapia de de muchas índoles y creo que el discurso del siglo 21 debería analizar los privilegios de ciertos principios de la naturaleza, más allá del discurso viejo del siglo 20 de que es el demonio, ¿no? Los cajones de las casas de las cocinas están llenos de fármacos, hay gente que se toma quince pastillas diarias de una forma que no reconoce lo que pasa por dentro, no en la medicina a veces tapa, tapa, tapa. La medicina sagrada destapa la herida, pero tienes que hacerlo de forma responsable.

En cuanto a esta búsqueda personal y espiritual de la que hablas ¿en que punto se encuentra con la búsqueda del propósito de la vida?

Qué buena pregunta, mira, he diseñado nueve cartas para el documental, como las casillas que quiero cubrir en este proceso de relación con el conocimiento astral, la primera carta tiene que ver con la intención, recuperar la importancia de la intención; si yo estoy aquí contigo y estoy conectado con el propósito, puede ser que tú y yo descubramos cuál es el sentido de nuestro encuentro y cuando uno entra en esa onda ¿sabes que? de pronto la magia se acerca, la intención para mí, es la base de esa escalera o de ese sendero que te llevaría a la cumbre de la montaña, recuperar el propio ejercicio de responsabilidad en el momento presente, es que la intuición es todo.

Filipo, el protagonista de tu libro era un guerrero, un soldado, a la luz de toda esta experiencia, ¿cambió de alguna manera tu visión del conflicto y de la guerra en este que es un momento muy crucial de la historia?

He ido bajando información incluso de lo que para mí es opuesto a este proceso y ‘El libro de Filipo’ tiene un espejo directísimo con lo que está pasando, Filipo es un soldado del Imperio Romano, o sea, ahora esto está tambaleándose, pero sería como el equivalente de un soldado en los americanos, ahora mismo que van por el mundo evangelizando y diciendo nuestro patrón es el que es el que sirve desde esa condescendencia que han tenido los imperios, no solo los americanos, todos los imperios en la historia.

Es un hombre se encuentra con el líder de los enemigos, barbudo, lejos de su casa en oriente, lugares muy alejados del centro de la civilización, según ellos lo entienden y este hombre le rompe la cabeza. Filipo es un tipo que se dedica con los romanos a negociar con los gobiernos del sitio trapichear para que unos y otros se lo lleven, mientras la gente del pueblo sufre. Es la historia del mundo, es la historia del mundo, de tal forma que Filipo se tiene que comer lo que le implica sentirse un traidor a su propia causa en nombre de una razón de orden. Estoy muy cansado de las banderas, pero muy cansado, me encanta decir ¡Viva Colombia!, me encanta decir ¡Viva México!, pero no porque las banderas me importen, sino porque me interesa honrar los templos o las casas a donde voy, pero desde cierto ángulo, si todos estuviésemos desnudos en un día de hambre en mitad de la nada somos muy parecidos. Pues me gustaría dedicarme a darle golpes a esa carcasa que nos impide reconocernos como iguales y el viaje de Filipo tiene que ver con eso.

Pedro Alonso O´choro, actor, artista
Pedro Alonso O´choro, actor, artista y autor de 'El libro de Filipo' Fotos: María Andrea Torres Pachón

¿A quién quieres que llegue este libro?

Yo hago mi trabajito, procuro hacer mi trabajito y sentir que voy dando los pasos para encontrarme con quién me tengo que encontrar, si en la charla que tuve ayer con el público había mucha gente joven, hay dos personas jóvenes a las que les resuena y se leen el libro y eso les invita a atender esta conversación y a encontrar su propia manera habré conseguido algo muy importante para mí.

¿Cómo te presentarías frente a alguien que no te conozca, alguien que no haya visto Netflix, televisión o cine?

Bueno, como dice mi madre, como un tipo curioso que está intentando dejar de dar por sentado todo para aprender a ver.

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