Cuando Ana María Shua comenzó a publicar, no lo hizo de la forma que hubiera elegido. “¿Quién iba a publicar un libro de microrrelatos de una autora desconocida? Pasé al cuento, escribí un libro de cuentos y así descubrí que también es muy difícil publicar un primer libro de cuentos para una aurora desconocida”, le dice a Juan Gabriel Batalla en el stand de Leamos, en la Feria del Libro de Buenos Aires, en una conversación que se sumergió de lleno en la literatura.
En el año 1979 se hicieron dos premios literarios. Eran los primeros desde que había comenzado la dictadura militar que se inició con el golpe de 1976. Uno lo hizo Coca Cola y lo ganó Fogwill. Otro, Editorial Losada, de novela. Shua presentó Soy paciente y lo ganó, obtuvo el primer puesto. “Así pude empezar a publicar. Sólo así, con un afán extraliterario y que nada tiene que ver con la literatura, fui pasando del microrrelato al cuento y a la novela”, cuenta.
Del microrrelato hoy Shua es una referente. “Es que en Argentina hay una gran tradición”, dice y enumera: Borges, Cortázar, Bioy Casares, Denevi. “Todos ellos escribieron microrrelatos, a mí me gustaban muchísimo. ¿Cómo hace uno para escribir microrrelatos? Bueno, hay que leer mucho. Para mí el gran microrrelatista del siglo XX es Kafka”, sostiene. “Antes se lo considera un subgénero del cuento. Hoy se lo considera un género en sí mismo”.
“Eso fue un trabajo de la crítica —continúa—: descubrió que era un género nuevo. Era un descubrimiento tipo Colón: se encontraron todo un continente sobre el que nadie había escrito nada. Decretaron que era un género nuevo, discutieron sobre el nombre, que todavía no se decidió, y produjeron un montón de textos. A mí me da lo mismo: cuento brevísimo, microrrelato minificción, microficción, hiperbreve. Tiene que ser bueno, eso es todo”.
Hace años que trabaja en un libro de haikus, pero su próximo libro sale en septiembre, de cuentos, por Emecé. “Hoy lo que funciona, lo que los lectores esperan, es que los cuentos tengan una relación entre sí, que haya una unidad de tema y de estilo. En mi caso me gustan los sorpresas, que cada cuento me sorprenda, que sean diferentes y no saber qué es lo que me espera cuando empieza el cuento siguiente. Uno siempre está tratando de escribir el libro que le gustaría leer”, asegura.
Si vas a la lista de bestselller no vas a encontrar muchos libros de cuentos. A veces hay alguno, pero no es lo normal. Lo que la gente más lee es novela. A veces me dice: ‘el microrrelato es el género de esta época, la gente no tiene tiempo para leer, entonces prefiere cosas cortitas’: ¡No! ¡Es al revés! En este tiempo la gente prefiere una novela de mil páginas, entra, conoce el código y después puede entrar y salir en cualquier momento con relativa facilidad porque hay un hilo”.
A diferencia de esta concepción, el microrrelato, como la poesía, cambia los planes: “Cuando empieza a entender el código se terminó. Por eso un libro de microrrelatos es un pequeño esfuerzo más que una novela. Así como un libro de cuentos da más trabajo que una novela”. Varios libros publicó en el género de microrrelatos. Dos importantes son: La guerra y Fenómenos de circo.
Sobre los haikus, dice que le encanta leerlos: “Me encanta la exigencia de la forma. Los haikus tienen 17 sílabas: 5 en el primer verso, 7 en el segundo y 5 en el tercero. Es completamente arbitrario porque los haikus originales están escritos en japonés donde no hay sílabas como las nuestras. Esa arbitrariedad, que sean 17 sílabas, me encanta. Verme obligada a ese rigor. Es como un desafío mental. Y además que tenga poesía, pero no metáfora, no se acepta la metáfora”.
Haikus, microrrelatos, cuentos y novelas. También literatura infantil, donde más lectores tiene. Poesía fue lo primero: en 1967 publicó el poemario El sol y yo con apenas 16 años. En 1984 obtuvo cierta fama con Los amores de Laurita, lo que la encasilló durante un tiempo en la literatura erótica. Nada la detuvo, en ningún lado parece estar cómoda del todo o, al revés, todos los lugares son su lugar. “Me gustan todos los géneros”, dice y sonríe.
SEGUIR LEYENDO