“Crecí con esas paredes tapizadas de libros”, cuenta Ezequiel Martínez, Director General de la Fundación El Libro y director de la Feria que acaba de abrir sus puertas luego de dos años de virtualidad por la pandemia. Hoy pasó por el stand de Leamos y conversó con Patricia Kolesnicov sobre su infancia, sus primeros trabajos como periodista cultural, algunas anécdotas donde los libros siempre son protagonistas y el futuro de la lectura.
“Me puse a leer muy desordenadamente. Lo primero que me hizo boom fueron los cuentos de Cortázar. Ese fue el primer impacto que tuve con la literatura de letras mayúsculas. Después Flaubert, Chejov, los rusos, también algunas cosas las leía y las dejaba. Me metí en ese mundo y no volví a salir”. Una gran influencia fue su padre, el gran autor argentino Tomás Eloy Martínez.
Tuvo en sus manos la primera edición de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. “Cuando sale en 1967, el editor de Sudamericana comparte con mi papá el asombro por esa novela. ‘Me llegó un manuscrito que no vas a poder creer’. ‘A este autor hay que traerlo de alguna manera‘. Inventaron un premio con jurado de lujazo: Roa Bastos, Marechal y García Márquez. Lo trajeron para ese concurso pero era para aprovechar que salía su libro y que estuviera acá”, cuenta.
Ahora ese libro ya no está en sus manos. Lo prestó y nunca más se lo devolvieron. “En ese momento no tenía idea del valor”, reconoce entre risas. “La perdí y me quiero cortar las venas”, agrega con exageración. De todos modos, tiene otro ejemplar. Con una dedicatoria del propio autor, a quien entrevistó dos veces. Lo firmó con una cálida dedicatoria que concluye así: “Con un abrazo de su tío Gabriel”.
Comenzó trabajando en Clarín, en la sección Información General. Luego pasó a un suplemento cultural. “Cubrimos la Feria, era todos los días a doble página, y así me fue metiendo en el periodismo cultural”, dice y con la Revista Ñ hizo el resto de su carrera. “Para entonces ya tenía en claro qué quería hacer”. ¿Cómo detectar un buen libro? “No soy quién para decir qué es bueno. Hay cosas que son excelentes y no te atrapa. Te tienen que pasar cosas cuando leés”, responde.
Martínez fue Director General de Cultura de la Biblioteca Nacional entre 2016 y 2020. “Aprendí muchísimo”, confiesa: desde cómo cuidar los libros hasta encuadernarlos. Ahora dirige la Feria del Libro de Buenos Aires. Ante la pregunta de Kolesnicov cobre cómo será las ferias del futuro, responde: “Hace diez, quince años no imaginabas un lugar como este. Esto lo trae también la tecnología: transmitir una charla, grabarlas y que queden. Seguramente vendrán muchas cosas como estas, pero todas con un protagonista que es el libro”.
“¿Cuántos siglos tiene el libro y cuánto cambió?”, dice Martínez y enseguida continúa: “¡Nada! Es igual. Como la rueda, es un invento perfecto. Yo creo que va a seguir y no hay con qué darla. El libro te propone una relación de uno a uno: sos vos y el libro y nadie más”.
¿Libros para llevar a una isla desierta? Martínez piensa y responde: Algunos de estos clásicos que tienen mil páginas y sentís que no tenés tiempo. Crimen y castigo, por ejemplo. Me llevaría uno de mi viejo. Quizás Purgatorio porque es el que siento más cerca por muchas razones. Y me llevaría los cuentos completos de Cortázar, lo que me metió en la literatura a full”.
A la hora de elegir un libro no cree en rituales ni fórmulas. “Soy de la idea de que un libro te encuentra, que está ahí: ‘mirame, mirame, ¡te encontré!’”, asegura.
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