Feria del Libro 2022: reencuentros, ventas y todo lo que hay para ver en esta nueva edición

“¡Ay, ¿qué hacés acá? ¡Qué lindo verte!” Dos chicas jóvenes se saludan y se abrazan en un pasillo del Pabellón Amarillo, mientras una música electrónica se funde con charlas lejanas; infinidad de selfies con el barbijo corrido y una fila interminable, en otro pasillo, para ingresar a una charla de Jornadas Profesionales. A pocas horas del inicio para el público -este jueves- los pasillos de la Feria del Libro 2022 -con su clásica alfombra roja- empiezan a poblarse. Y se ven a los primeros visitantes luciendo sus acreditaciones, las cajas de libros que van y vienen, los carritos para transportar cientos de títulos.

Todos los stands están con los últimos preparativos, la colocación de ejemplares y repaso de las listas de precios, pero algo se siente, se palpita y se ve en todos los rincones de La Rural: los abrazos del reencuentro, la alegría de volver a verse en un ámbito tan propio de la industria editorial, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

Tras la suspensión del evento de forma presencial por la pandemia, la primera pregunta es: ¿barbijo sí o no? La respuesta es sí (aunque en el fervor de un encuentro tan ansiado pueda perderse). Esa es una de las escenas que trajo el nuevo contexto. El predio vuelve a tener el murmullo característico, las risas y la gente hojeando libros en todos los stands. ¿Qué se puede encontrar en esta edición de la Feria del Libro? Infobae Leamos da un primer recorrido. La conclusión: volvió con todo y en las primeras horas, todos los stands registraron ventas.

Por ejemplo, en el stand de Grupo Planeta, los largos abrazos se funden entre los vendedores del interior y los directivos comerciales. Mientras, la sensación al entrar al stand es la de recorrer un mar de libros. La cantidad de ejemplares es abrumadora y se percibe como si fueran más que otros años. Pilas, torres y montañas de libros por todas partes. Lo mismo sucede con la fila para comprar: una cantidad inusitada.

¿Cuáles son los títulos más vendidos hasta el momento? Según cuentan a Infobae Leamos, los libros que más eligen los lectores/profesionales -hasta ahora- son Las malas y Soy una tonta por quererte, de Camila Sosa Villada; El hechizo del agua, de Florencia Bonelli; El fin del amor, de Tamara Tenembaun; la saga de Los compas, de Mikecrack, El Trollino y Timba Vk; y Destroza este diario, de Keri Smith -un clásico para los lectores infantiles y juveniles-. Los autores más importantes tienen un lugar destacado y una gran columna resalta el espacio destinado a Disney.

Lo mismo sucede en el stand Penguin Random House, otro de los grandes grupos editoriales, en el Pabellón Verde. Como si uno entrara en una casa, gran parte de la atención se desvía en la enorme biblioteca detrás de la línea de cajas. La creación de un tono intimista -aunque enorme- se nota. Al igual que en Planeta, hay una larga cola para comprar las últimas novedades. Violeta, de Isabel Allende; El club de los psicópatas, de John Katzenbach y Corazón de amazonita, de Gloria V. Casañas son los más elegidos. Y un punto para las selfies: el rincón de Harry Potter.

En esta misma zona sorprende -por su nueva ubicación y una presencia más fuerte- el stand de la editorial especializada en el público infantil y juvenil, El gato de Hojalata. Se trata de un punto obligado para aquellos que vienen con chicos y llama la atención por la estructura, el diseño y por la variada oferta de libros para pequeños lectores. Por ejemplo, en la colección “Aventuras de película” destacan los libros de Frozen, Red y Encanto, por ser ediciones con tapa dura y el precio es de $2800. O los libros con pizarra de, entre otros personajes, Paw Patrol a $3960. O los de 365 cuentos con rompecabezas. Lo mismo pasa con el stand de VyR Editoras que cambia su ubicación tradicional para acercarse a los grandes grupos. Una glorieta blanca enmarca el logo de VeRa Romántica, con el hashtag #CreoEnElAmor. En otro lugar destacado hay un punto ideal para las fotos de los más chicos con la saga Diario de Pilar y para los lectores juveniles y sus selfies, el espacio de la saga Heartstopper, de Alice Oselman.

En el pabellón amarillo, muy cerca de la entrada de Cerviño, llama la atención la enorme bandera de tela con la frase “Cuánto vale un río”. Y este se convierte en uno de los puntos ineludibles para selfies. ¿De qué se trata? Es una intervención artística a cargo de un colectivo llamado Tigra, de Rosario, y que, dice Matías Reck, editor del sello Milena Caserola, “interpela mucho desde nuestro quehacer editorial y se desprende “¿cuánto vale un libro?”. En este contexto de una crisis de total de falta de papel, de aumentos de los precios y no solo del mundo de los libros es una gran invitación a reflexionar.

“La extrañábamos. Dos años sin feria y volver es una gran alegría” cuenta Reck y su entusiasmo es indisimulable. Es que esta es su sexta vez en que participa de la Feria del Libro con el stand “Todo libro es político”, junto a otros nueve sellos editoriales, como Heckht, Cuenco de plata, Tinta Limón, Traficantes de sueños, Tren en movimiento, Documenta escénica, Cactus y Pupek. El entusiasmo es tal que “la expectativa es total”. Tanto, que cada editorial de este stand trajo más de treinta cajas de libros, que implican cerca de mil ejemplares, es decir, entre setenta y ochenta títulos por editorial.

La editorial La Crujía también renovó su imagen y puso toda la carne al asador: trajo todo el catálogo al stand, con especial énfasis en una de sus colecciones más emblemáticas, “Inclusiones”. Y en grandes torres de libros las novedades de Joanna D’Alessio, Rodrigo Manigot -quienes estarán en el stand en encuentros con sus lectores- y Verónica Maggio entre otros. “Hoy es un buen día para leer” es uno de los lemas de la editorial. Y sí.

Esta edición es el debut de algunas editoriales independientes nucleadas en el espacio de la distribuidora Big Sur y allí se encuentran los catálogos de Eterna Cadencia, Chai Editores, Vinilo, Ralenti, Cía. Naviera Ilimitada, Odelia, Obloshka, el sello chileno La Pollera, entre otros; también la de la Editorial Barenhaus en el espacio de Nuevo Barrio.

¿Y el stand más curioso? Sin dudas el de la familia argentina Zapp, que regresó al país tras 22 años de viaje por el mundo en un auto de 1928. No solo ese auto está exhibido sino que hay una guirnalda de letras que atraviesan a lo largo el stand con la leyenda “Atrapa tu sueño”. Guirnaldas, luces y lonas explicativas de los libros que editó la familia completan el stand, atendido por Herman Zapp, el padre. Ubicado frente a Zona Futuro, todos los que pasan por allí paran para sacar fotos, interesados en conocer la historia que encierran los 362.000 kilómetros recorridos por esta familia a lo largo de cinco continentes. Este stand completamente distinto al resto aporta la cuota de originalidad.

En la zona institucional el stand de La Habana, la Ciudad Invitada de Honor de esta edición de la Feria, al momento de escribir esta nota, ultima detalles: algunas mesas están vacías y faltan libros, que acomodarán luego de revisar la lista de precios. Con una estructura y presencia austera, entre las estanterías ya se leen algunos títulos como Che Guevara economista; Che, el embajador viajero; El pensamiento económico del Che, Operación Cóndor contra Cuba, ¿Cómo ganar la guerra antidrogas? Una respuesta desde Cuba, entre otros. Los catálogos hablan y cuentan a Infobae Leamos que exhibirán más de 400 títulos.

En el stand de Uruguay, llama la atención la columna celeste de gran altura con ilustraciones de escritoras uruguayas. Fernanda Trías, Idea Vilariño, Cristina Peri Rossi, Ida Vitale, Mercedes Estramil, Circe Maia, Amanda Berenguer, Marosa di Giorigio, Juana e Ibarbourou y Delmira Agustini impactan con ilustraciones de sus rostros, realizados por artistas uruguayos con distintas técnicas.

Antes de esta Feria del Libro, la industria tuvo algunos paliativos: Feria de Editoriales y Librerías de Buenos Aires (FELBA) y sus varias ediciones; la Feria de Editores (FED) y Ferias del Libro en el interior del país, como en Neuquén y Tres de Febrero, pero hay que reconocerlo: la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es la gran caja de resonancia de un sector que viene muy golpeado y que lidia con el aumento de precios y escasez de papel. Y entre charlas en pasillos y visitas en stands -casi como en un vecindario- se cierra la primera jornada, con altas expectativas y con varios “Nos vemos mañana y tomamos un café” y “En estos días charlamos”, como una bocanada de esperanza.

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