Leonardo Padura: “Los jóvenes de La Habana emigran en búsqueda de un futuro mejor”

El escritor cubano más conocido lamentó que ninguna institución de su país lo invitara a participar de la Feria del Libro en Buenos Aires y relató cómo se vive hoy en la isla

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Mantilla, La Habana. Leonardo Padura en su casa.
Mantilla, La Habana. Leonardo Padura en su casa.

“Dos horas para encontrar un litro de yogur”. Hace algo más de un año, plena pandemia, el escritor cubano Leonardo Padura iniciaba una entrevista hablando de esto. Para aquí, para allá, no hay, no hay, ahora sí. Lo decía sentado en su casa en Mantilla uno de esos barrios de La Habana adonde no llegan los turistas. “Es una ciudad que lleva más de 30 años viviendo en estado de crisis y los pronósticos más favorables dicen que vamos a vivir en crisis por lo menos 30 años más”, dice ahora a Infobae Leamos. Hablamos de La Habana porque la capital de Cuba es la Ciudad Invitada de Honor en esta Feria del Libro 2022. ¿Padura estará? No, no estará.

“Soy el novelista más conocido de La Habana, prácticamente el único escritor cubano en venta y en circulación en Argentina, pero ninguna institución cubana se acercó a mí para preguntarme si quería participar en la Feria. Cosa extraña, ¿verdad?”, dice ahora, nomás arranca la conversación. En realidad -aclara- su editorial, Tusquets, quiso traerlo y él no vino por “compromisos previos en Europa”. Lo que subraya es la indiferencia oficial ante un escritor que ha desparramado en su obra, a la vez, la crítica y el amor por la ciudad de la que nunca se fue.

De eso, de cómo es La Habana, de cómo se la vive, de la emoción y del agobio de un habanero es que Padura habla con Infobae Leamos.

“Cuando un extranjero llega a La Habana ve una ciudad donde hay edificios, calles, postes de alumbrado público y personas. Puede ver zonas de la ciudad en las que hay belleza y cierto lujo que viene del pasado o que se ha fomentado en el presente y ve probreza del pasado y otra que se ha creado en el presente. Ve personas que en este momento pueden circular en automóviles modernos y otras muchas en las paradas de las guaguas, lo que ustedes llaman los colectivos, esperando por horas algún transporte con el que poder salir de ahí o los ves colgados de las puertas de las guaguas para llegar a algún lugar, un lugar que incluso puede ser el trabajo, a la mañana. O la casa a la tarde, después de haber trabajado todo el día. Un extranjero va a ver comercios, algunos vacíos, por los precios de los productos y otros en los que hay colas donde la gente pasa horas”.

Esto es lo que resulta visible, dice Padura. “Pero los códigos que funcionan debajo de esos contrastes que existen en la ciudad de La Habana, como los que existen en cualquier ciudad del mundo, solamente se revelan con la convivencia, con la pertenencia, con la permanencia.”

Nacido y criado

“Yo nací en La Habana, he vivido toda la vida en La Habana, soy de esa rara especie de individuos que vive en la misma casa donde nació, en un barrio de la periferia que se llama Mantilla, ahí está la casa que construyeron mis padres, en la que afortunadamente está mi madre todavía ahí conmigo, con 94 años muy lúcidos, y es la casa donde he vivido siempre y vive mi esposa Lucía conmigo.

Esa existencia mía, esa pertenencia, esa permanencia, me permite tener una comprensión de cómo se mueve la vida en la ciudad y qué piensan los que habitan en la ciudad. Una Habana que he reflejado en mis novelas situadas en el siglo XIX; en los años 30, 40, 50; y también lo he hecho sobre todo en las novelas del personaje de Mario Conde”.

La Habana, 2021. Un auto antiguo pasando por delante de la embajada de Estados Unidos. (Foto REUTERS/Alexandre Meneghini)
La Habana, 2021. Un auto antiguo pasando por delante de la embajada de Estados Unidos. (Foto REUTERS/Alexandre Meneghini)

Claro, Mario Conde, el detective alrededor del que Padura ha construido una saga donde muestra y critica a la sociedad cubana, es, dice Pel escritor, “un Habanero que está como una lapa pegado a las piedras de la ciudad”. A veces los amigos le preguntan por qué no lo lleva a otros escenarios: “Bueno, es que Conde nada más funciona en La Habana, Conde es tan habanero como yo y nada más funciona en la Habana. En esas novelas he recorrido la ciudad de punta a cabo, he ido de los barrios más pobres, más deteriorados, más miserables, los de asentamientos de inmigrantes del oriente del país que hay en la periferia de La Habana, hasta los palacetes y las casas burguesas que todavía hoy disfrutan algunas personas”.

¿Dónde vive Mario Conde? “Está ese barrio innominado de Conde, que evidentemente es la Mantilla mía. Y está la zona donde viven sus amigos que es el barrio de la Víbora, donde estudiaron el preuniversitario, se conocieron y El solar, donde vive su amigo Carlitos. Son recorridos físicos pero también de sentido. La comprensión de la ciudad a través de las palabras es la manera de construirla. Soy un novelista que no solamente habita la ciudad sino que trata de expresarla. Y no solamente como espacio físico sino como espacio espiritual y cultural. Me siento en La Habana como el lugar en el mundo al que pertenezco y de eso da testimonio esa literatura que he escrito a lo largo de 40 años.”

Habanero pero atento

El amor por La Habana no le cierra los ojos a Leonardo Padura. “Ahora mismo en Cuba, en La Habana, se levantan hoteles de cinco estrellas y se construyen algunas viviendas pero el resto de la ciudad se va deteriorando. Está ocurriendo un fenómeno curioso y es que hacia ella emigra gente que viene del interior del país, buscando una vida mejor. Y de La Habana emigran hacia el extranjero muchas personas, fundamentalmente jóvenes, que también buscan un futuro mejor”.

Los argentinos saben de eso de irse para vivir mejor. Quizás por eso fue un argentino el que le hizo notar algo al respecto. “Un argentino amigo mío que estuvo en La Habana hace unos días me mandó un mensaje y me decía que había regresado muy triste de La Habana. Y que había constatado que prácticamente cualquier persona entre los 20 y los 50 años con la que habló lo que decía es que quería irse. Quería irse de La Habana, quería irse de Cuba. Ese desmembramiento, esa diáspora, eso está en un punto critico en este momento a partir de la dificultades con que la gente vive el día a día a través de muchos días, muchas semanas, muchos meses, muchos años”.

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