La uruguaya nacionalizada española Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) se quedó con el Cervantes, el más prestigioso galardón de las letras en español. Debido a sus problemas de salud, hoy recibió el premio la actriz Cecilia Roth con un discurso fuertemente feminista y antibélico.
Traducida a 20 idiomas, premiada y referente de los feminismos, nació en el seno de una familia de inmigrantes italianos. Su padre falleció cuando ella era joven, y la figura de su madre maestra, quien la acompañó al reconocer su talento, y de su tío, un comunista dueño de una bibliteca, fueron fundamentales en su desarrollo.
De joven también deambulaba por las bibliotecas públicas, ante la imposibilidad de comprarse libros y fue entrada la adolescencia cuando, en la Biblioteca Nacional, se cruzó con un libro que influiría su pensamiento y posterior obra: El segundo sexo, de Simone de Beauvoir.
Se formó y fue docente al mismo tiempo que comenzó a desarrollar su carrera literaria, siendo su primera obra Viviendo, una recopilación de cuentos que vio la luz en el ‘63. Luego saldrían los cuentos de Los museos abandonados y su primera novela, El libro de mis primos, ambos de 1969.
Ya entonces llamó la atención de la crítica y fue considerada como una de las máximas promesas de la literatura rioplatense, obteniendo premios como Jóvenes de Arca y el Marcha. Peri Rossi se transformó en una voz incómoda para el golpe militar que se gestaba en el ‘72, y antes de que Juan María Bordaberry tomara el poder con las fuerzas armadas, debió partir al exilio.
Su obra fue censurada hasta el regreso de la democracia en el ‘85. Es más, los medios de comunicación tenían terminantemente prohibido siquiera nombrarla. Para entonces también había publicado Evohé, su primer poemario: disruptivo, erótico, explícito y lésbico.
A pesar de su exilio en España, bajo el régimen de Franco, y también después en París, la autora siguió publicando obras de alto contenido político y no dejó de involucrarse en labores de activismo fuera de Uruguay. Eligió, como muchos exiliados, a Barcelona como nuevo hogar, ya que allí en la época del Boom se gestaba el centro editorial latinoamericano.
En el 74 huyó a París con la ayuda de su amigo Julio Cortázar cuando, el Gobierno español colaboró con el uruguayo para negarse a autorizar de nuevo su pasaporte español. Con Cortázar mantuvo una relación intensa de amor y amistad. Publicó un biografía de él, entre diario, poemario y breves narraciones, Julio Cortázar y Cris, que causó una gran polémica: afirmaba que el autor argentino murió de sida, virus que habría contraído durante una transfusión de sangre en mal estado en el sur de Francia.
El año pasado se publicaron sus poemas, de la mano de Caballo Negro, en Detente, instante, eres tan bello, un libro que, en palabras de la escritora María Teresa Andruetto, permite entrar en esa “verdad del otro” que Peri Rossi narra con en una lengua “feroz” y “sin disfraces”.
En Detente, instante, eres tan bello se reúne poemas escritos desde lo que llaman la tercera ola del feminismo, en los 70, cuando la homosexualidad era considerada delito o enfermedad mental por ejemplo, hasta trabajos más actuales, de cuarta ola, donde condensa otros planteos y pluralidades: diversidades LGTB+ ampliadas con el matrimonio igualitario.
Narradora, ensayista, poeta, traductora y periodista, recibió el premio Loewe de poesía por el libro Playstation y ganó la Beca Guggenheim, entre otras distinciones. Su lenguaje es despojado y preciso, y convirtió al erotismo en una manera de enfrentar al puritanismo estético y moral.
Con un estado de salud delicado, Peri Rossi apenas otorga entrevistas, pero en un reportaje concedido en septiembre pasado a la agencia de noticias EFE, donde trabajó, dijo que escribir poesía la hacía “sentir viva” y que por eso estaba casi terminando un libro que llamaría A punto de poema, sobre “las experiencias y sentimientos de los que se ha escrito muy poco: la enfermedad, las relaciones entre médicos y pacientes”.
“Lo sarcástico, lo impiadoso, lo descarnado son calificativos que asociaría con la poesía de Peri Rossi -dice Andruetto-, no sólo los asuntos, la poesía como una hembra, la relación escritora y poesía como la relación de una hembra con otra hembra. El deseo, sobre todo el exilio, la lengua como una madre, como materia. Todo eso es el corazón de su escritura, pero hay algo feroz en la forma, como un aullido que tampoco es exactamente una denuncia, sino algo más profundo, desgarrado, como un animal al que pretenden encerrar, una loba a la que dejaron sola”, comentó.
“Una gran poeta es distinta a todos los otros y Peri Rossi es distinta”, comentó Andruetto a Télam, en el marco de la publicación de su obra poética y agregó: “Uno de los lugares de Peri Rossi es la ferocidad de su palabra. Ella no disfraza su deseo” y la colocó en el mismo espacio que otras grandes como Circe Maia, Ida Vitale, Idea Vilariño o Marosa di Giorgio y que ahora con el Premio Cervantes se confirma.
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