Hace algunos años, el poeta argentino Tom Maver recibió en su blog de traducciones un comentario de Westonia Murray, una poeta de 80 años que quería tomar clases de castellano. Una casualidad hizo que Maver y Murray empezaran a escribirse semanalmente y, a partir de ese intercambio, comenzaron a gestar la idea de Biografía en los saquitos de té, el primer libro de la autora.
Westonia Murray, hija de padre escocés y madre de ascendencia malaya, nació en 1938 en Townsville, Australia, donde empezó a escribir a temprana edad, fascinada por la Gran Barrera de Coral y el mito de la isla Magnética. A los 20 se instaló en Escocia para estudiar, donde abandonó la escritura. Al tiempo se casó y se mudó a los bosques canadienses, país en el que vivió casi dos décadas y donde, como aclara Maver en el prólogo, “conoció un poco la estabilidad y otro poco el adulterio”. De esos años, sin embargo, no hay un solo poema.
A los cincuenta años, después de una fuerte crisis, se instaló cerca del Puerto San Julián, en Santa Cruz, al sur de Argentina. Desde su ventana, Murray podía oler el Océano Atlántico, el que, según le dijo a Maver, tenía un aroma sexual que le permitía recordar amores pasados. “Enamorada de la humedad”, retomó la escritura y su pasión por la poesía.
Los poemas de Murray son cortos y simples. En ellos, se mezcla la austeridad que viene con la madurez y la inquietud amorosa propia de la juventud. Como una Marosa di Giorgio despojada de delirio, su poesía está poblada de animales, hongos, hierbas y humedad, elementos de la Naturaleza (que ella escribe con mayúscula) de la que se sirve para narrar sus encuentros amorosos con otras mujeres.
Aquí, algunos poemas de Biografía en los saquitos de té, publicado por la editorial Llantén en 2017.
El saquito de té
Suelta su secreto
A altas temperaturas
Me podía quedar quieta
Viendo la pava hervir
Silbar unos minutos su llamado
Como en su momento oí
Mi escritura bullendo Guardada
Lo que puede permanecer
Tanto tiempo al fuego
Tiene que ser poderoso
Tomando té tras té de manzanilla
Cuento los años
Que estuve sin escribir
Que amé solo a algunos hombres
Que estudié en la academia
Soñando con ser la que no era
Me armé de desobediencia
La noche que perdí
La virginidad
Con otra mujer
También dijo mi madre
Indonesia es la tierra
De los volcanes
La mayoría
Y hay alrededor de 147
Tiene nombre de mujer
Mi marido creía que iba al bosque
A inspirarme A escribir
Sobre la Naturaleza Pero no
Con ella al principio
Todo era muy intenso
No hablábamos
Bastaba que con sus dientes
Dejara marcas en mis hombros
Encima de mis caderas
No iba al bosque a escribir
Sino a cicatrizar
A las bacterias de la levadura
Hay que dejarlas quietas
Y a oscuras para que se activen
También a las palabras
Una debe darles espacio
Para que traigan recuerdos
De texturas y sabores
Probados tiempos atrás
Una no se saca de encima
Los amores Los contenta
Hay que darle
Campo abierto al animal
Y dejarlo volver con hambre
Te acordás Te acordás
De los detalles?
Eso es lo que dicen
Estos poemas
A ella no le interesa la poesía
Dicen de mí Prefiere la bohemia
Mis poemas empiezan
Un poco más abajo del ombligo
Y no están hechos
De otra materia
Que de flores comestibles
Mi boca es la taza
Donde el jugo
De estas flores
Se suelta
En dos horas Maia se va a levantar
Cierro el cuaderno y vuelvo a la cama
Dos mujeres se despertaron juntas
El mundo sabe lo que costó
Miro la taza
El té se ha oscurecido
Fui feliz?
QUIÉN ES WESTONIA MURRAY
♦ Nació en 1938 en Townsville, Australia
♦ Hija de padre escocés y madre de ascendencia malaya, es poeta, viajera y fotógrafa
♦ Estudió en Escocia y, después de casarse, dejó la poesía y vivió 20 años en Canadá
♦ Hace 30 años que vive en Santa Cruz, Argentina, donde retomó la escritura y publicó dos libros
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