Hoy, 19 de abril, comienza la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo). Este evento, que reúne a editoriales, artistas, escritores, entre otros actores del sector cultural y literario, tendrá como país invitado a Corea del Sur, bajo el concepto de “Convivencia”, que conmemora 60 años de relaciones bilaterales entre los dos países.
Tras dos años de realizar la feria de manera virtual, debido a la pandemia del COVID-19, la FILBo regresa de manera presencial a Corferias bajo el eslogan “Vuelve para que vuelvas”. Para esta edición de la Feria del Libro se contará con actividades culturales, charlas y lanzamientos de una gran variedad de libros. Además, diferentes autores y editoriales presentarán sus nuevas apuestas en el marco de este encuentro literario.
Sin duda alguna ha sido un reto para toda la industria del libro y así mismo para los organizadores del evento. Infobae conversó con Andrés Sarmiento, director de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, acerca de lo que pueden esperar las personas de esta nueva edición y los desafíos que implicó llevarla a cabo. Sarmiento, que fue el director de la Feria del Libro de Cali el año anterior, comenta, entre otras cosas, que una de las apuestas este año es conseguir sacar la casa por la ventana. “Es la feria del reencuentro, la gente se lo merece”.
Tras dos años de realizar la Feria del Libro de manera virtual, ¿cuál es el reto que le corresponde el regreso de la presencialidad?
El principal reto de esta edición de la FILBo es, sin duda, volver a articular un evento que venía creciendo a grandes pasos hasta 2019, cuando el mundo se sumió en una incertidumbre a causa de una pandemia que, al parecer y por fortuna, viene mermando en las últimas semanas.Realizar este certamen en medio de una recuperación económica de algunos de los actores de la industria editorial, de algunos de los patrocinadores, entre otros expositores, supone un esfuerzo adicional por configurar los presupuestos para tener una puesta en escena a la altura del regreso a la presencialidad y las expectativas de nuestro gran público.
En las ediciones pasadas, el evento ha estado marcado por las aglomeraciones que causaban algunos puntos de la programación. ¿Cómo va la planeación para evitarlo y que los asistentes tengan la seguridad de asistir a Corferias?
Corferias está certificado como uno de los principales escenarios bioseguros del país. Adicional a esto, se levantaron auditorios al aire libre con la altura y la ventilación suficiente para el cuidado y la comodidad del público. Además, el control de aforos, filas y flujo dentro del recinto ferial ha sido planificado para que tenga un mayor dinamismo y se ha procurado equilibrar la parrilla de programación para no cruzar algunos de los eventos que se consideran taquilleros.
¿Cómo, desde la Feria, se puede potenciar e incentivar el consumo de libros publicados por editoriales independientes?
Este es uno de los mayores retos, uno de nuestros mayores anhelos, y depende en buena parte de los recursos obtenidos por los patrocinios y una planeación estratégica de parte y parte. Este apoyo debería ser regular y permanente con activaciones durante todo el año, una visibilidad más contundente en vías digitales y de divulgación periodística y una política que pueda articular las sinergias de apoyo público y privado.
¿Qué línea quiere dejar plasmada con su nueva dirección?
Quisiera que la FILBo siguiera consolidándose como un proyecto nacional: descentralizándose y uniendo esfuerzos con los proyectos feriales de diferentes ciudades para que la proyección de expositores, planes editoriales, escritores y escritoras, así como temáticas generales, sea robusta y confluya en un mejor alcance de la oferta editorial y mayor número de público lector. En síntesis, llevar la FILBo a buena parte del país y acercar más el país a Bogotá.
¿Qué diferencia notable existe entre lo que vivió al frente de la FilCali y lo que vive ahora en Bogotá?
Son dos eventos muy diferentes. Bogotá ha venido posicionándose como un escenario de negocio editorial, emprendimiento y crecimiento profesional de los actores de la industria. Esto, producto de años de trabajo y organización que la destaca entre los otros certámenes del país y de Iberoamérica.
Usted ha trabajado en editoriales y hasta encarna a un personaje como Enrique Rojo, ¿cómo vincula a su rol actual todas estas facetas?
Llevo casi quince años en el sector editorial y he venido viviendo la Feria desde diferentes orillas. En ese sentido, trato de darle valor agregado a la atención de expositores, autores y, sobre todo, a los lectores y personas que viven la experiencia de la Feria. Considero valioso y afortunado poder haber vivido la Feria desde todos estos frentes para tratar de enriquecerla.
Como director, ¿cuál es su balance de lo que hoy la FilBo ofrece en comparación con otras ferias del libro a nivel continental?
La FILBo sigue siendo quizás, después de Guadalajara, el proyecto más sólido en nuestro idioma a nivel cultural, económico y social. El esfuerzo de la Cámara Colombiana del Libro y Corferias por convocar a los actores de la industria editorial que hacen posible este proyecto demuestra que el trabajo mancomunado puede seguir permitiendo que esto evoluciones cada vez más.
¿Cuántas personas hacen posible este evento? ¿Qué se necesita para hacer posible una feria del libro como esta?
Detrás de la FILBo están cientos de personas entre expositores, organizadores, auspiciadores y público, por supuesto. Se necesita una recaudación importante, una recinto ferial apto para la magnitud de un evento de gran formato y una alianza público privada. Toda una ciudad y un país están volcados para que esto sea posible.
¿Qué pueden esperar las personas de esta edición del regreso? ¿Por qué será distinta?
Pueden esperar un reencuentro emocionante. Unas conversaciones necesarias y urgentes sobre lo que pasa en el país y el mundo. Unos libros que esperaron más de dos años para lanzarse. Será distinta porque ningún evento fue tan esperado este año.
SEGUIR LEYENDO: