“Venís desde muy lejos mas esta lejanía, ¿qué es para vuestra sangre que canta sin fronteras? La necesaria muerte os nombra cada día, no importa en qué ciudades, campos o carreteras”, arranca el poema A las brigadas internacionales que Rafael Alberti escribió en plena Guerra Civil Española.
Esos versos se han convertido, para la traductora ucraniana Olga Zdir, en un antídoto para calmar la ansiedad provocada por los bombardeos y los crímenes que la ocupación rusa ha cometido en su país, donde también están llegando cientos de combatientes internacionales a solidarizarse con su causa.
“Es una de mis poesías favoritas. La traduje hace años y la he leído incontables veces desde que comenzó la guerra”, cuenta Olga en el distrito de Shevchenko en Kiev donde vive y del que nunca se planteó huir a pesar de la cercanía de las bombas.
“Lo que describe se parece tanto a lo que estamos viviendo aquí. Es asombroso”, apunta mientras lee intercalados los versos en español con el ucraniano, aunque admite que suena mejor en castellano.
Olga, de 62 años, ha encontrado consuelo durante la contienda que su país libra contra el Ejército invasor de Rusia en la poesía que autores españoles como Alberti, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca o Luis Cernuda escribieron en plena Guerra Civil, conflicto que marcó España.
Por la belleza del idioma
Estudió ingeniería informática, pero ya de mayor comenzó a estudiar español espoleada por la musicalidad del idioma y la belleza de los poemas de autores como Rubén Darío, su preferido, aunque no entendiera bien el significado, y ahora tiene un blog donde ha traducido al ucraniano lo más valioso de la lírica en lengua hispana.
“Empecé para mi disfrute personal porque me encanta como suena la lengua española, es como música. Después decidí publicar las traducciones en mi blog y en revistas literarias como una aportación para la cultura en Ucrania, para dar a conocer a los ucranianos la poesía de España y América Latina, de la que no sabemos casi nada”, explicó.
La espina de la poesía en español se le clavó de niña, cuando descubrió entre los libros de su madre una hoja con el poema La Guitarra de Federico García Lorca, que se convirtió casi en una obsesión. “Trataba de leerlo, sin saber cómo se pronunciaban algunos fonemas y sin entender lo que decía. Pero me parecía algo muy profundo”, relata.
Muchos años después, ya de adulta con 44 años, se volvió a encontrar con esos versos y comenzó a leer más poemas en español enamorada de sus sonidos, de su musicalidad. “Al principio solo leía porque me quería escuchar, la melodía y la cadencia. No me interesaba el significado. Luego ya empecé a usar el diccionario para entender el mensaje”, explica.
Olga cita la célebre frase de Miguel de Unamuno, “venceréis pero no convenceréis”, cuando se le pregunta por qué decidió quedarse en Kiev incluso cuando las tropas rusas parecían estar a punto de conquistar la capital.
“Esta es mi tierra y no quiero irme de aquí bajo ningún concepto. Siento que tengo que estar aquí. ¿A dónde más voy a ir? Digan lo que digan, pase lo que pase, ésta es mi tierra y será nuestra para siempre”, afirma tajante.
Ese apego por su tierra -relata- es similar al que los poetas de la Generación del 98 y del 27, marcados por la Guerra Civil, plasmaron en sus versos, incluso aquellos que se vieron abocados al exilio, como el propio Alberti que tanto ha leído en los últimos 45 días de guerra, o Luis Cernuda, su nueva obsesión.
“Dime, hablame tú, esencia misteriosa de nuestra raza. Tras de tantos siglos, hálito creador de los hombres hoy vivos, a quienes veo por el odio impulsados hasta ofrecer sus almas a la muerte, la patria más profunda”, recita el último poema que ha traducido, Elegía española de Luis Cernuda.
¿De qué trata? “Del hombre que va a la guerra y de cómo la guerra cambia a los hombres”, resume Olga.
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