Norma Morandini y los Derechos Humanos: “¿Queremos seguir matándonos a perpetuidad?”

Ex diputada y ex senadora, en su reciente libro "Silencios" retoma la desaparición de sus hermanos con preguntas dolorosas. Y dice que, en Derechos Humanos, el kirchnerismo congeló la Historia.

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Norma Morandini. Dolor y pensamiento.
Norma Morandini. Dolor y pensamiento.

Norma Morandini quiere convertir los silencios en palabras, transformar lo no dicho en una conversación democrática. Dialogar sobre lo que pasó en los años 70: los horrores de la represión ilegal pero también la violencia previa. Hablar de los que sobrevivieron y los que no, de sus dos hermanos desaparecidos en la dictadura pero también de lo cotidiano (si es que lo cotidiano puede convivir con el horror) que se vivía en los centros clandestinos de detención.

Sabe, porque ya lo experimentó con otro libro, que esa demanda de diálogo deriva en falsas interpretaciones. Lo vivió hace veinte años cuando publicó De la culpa al perdón, un libro en el que reclamaba sobrevolar las intolerancias del pasado para construir una convivencia política. Desde su lugar de periodista primero, diputada y senadora después, Morandini recibió duras críticas y acusaciones de aquellos que pierden el foco en los grises y necesitan del mito y los relatos prefabricados.

Con Silencios, su nuevo libro que acaba de publicar Sudamericana -una especie de memoria autobiográfica o “memoria ruidosa sobre lo acallado”- Morandini retoma esa necesidad de una visión histórica sobre el pasado, denuncia la apropiación de los espacios de la memoria con fines políticos y se permite hablar sobre la necesidad y el deseo de entender cómo fue la vida de sus hermanos en esos últimos días que pasaron en la ESMA, recién después del silencio y la introspección forzada que impuso la pandemia. “La memoria histórica quedó congelada en un pasado al que no se puede ingresar por fuera del relato oficial”, señala.

Cristina Morandini. La hermana desaparecida de Norma.
Cristina Morandini. La hermana desaparecida de Norma.

“Si, como escribió Jorge Luis Borges, el prólogo es el tránsito entre el silencio y la voz, hice el camino inverso: después de mucho hablar, necesité callar. Hacer silencio para volver al principio, luego de años de pluma y tribuna, de textos para ser leídos en la prensa, en el recinto, en los platós de la televisión o en los micrófonos del decir público, vedados a las mujeres hasta no hace mucho tiempo”, señala Morandini en el comienzo de su libro.

En septiembre de 1977, los militares secuestraron en Buenos Aires a Cristina y Néstor, los hermanos menores de Norma de 20 y 21 años, ambos militantes de Montoneros. Nunca más los volvió a ver ni supo nada de ellos, hasta que muchos años después se enteró que habían estado presos en el centro clandestino que funcionó en la ESMA y que habían sido arrojados a las aguas del Río de la Plata en los llamados “vuelos de la muerte”.

“Mi silencio mayor fue animarme a hacer la pregunta de por qué mis hermanos no sobrevivieron”

Durante su estadía prolongada en Madrid, donde la sorprendió la pandemia y contrajo el Covid, Morandini tuvo el tiempo, el silencio y la necesidad de hacerse una pregunta sobre sus hermanos desaparecidos. “No quiero ofender los sobrevivientes, pero tengo derecho a la memoria. Mi silencio mayor fue animarme a hacer la pregunta de por qué mis hermanos no sobrevivieron”, asegura en la charla con esta cronista.

En su nuevo libro, Morandini hace un balance de los casi cuarenta años de democracia y se detiene en las idas y vueltas del proceso de comprensión histórica de la que fue la violencia de los 70. “El demonio es uno sólo, que es la violencia”, afirma. Y aborda a lo largo del libro, desde distintos enfoques, su desánimo por entender que el kirchnerismo “se ha adueñado de la memoria trágica”.

Como señala el historiador Loris Zanatta en el prólogo de la obra de Morandini, “la fábrica de mitos funciona a vapor, el estrabismo se erige en método histórico, la ‘verdad a medias’ en estrategia de poder. Los militantes armados se convierten en héroes idealistas, viejos funcionarios menemistas en centinelas de los derechos humanos. ¿El pacto montonero con el almirante Massera? Olvidado. ¿La ESMA convertida en comando político para hacer de él el nuevo Perón? También. ¿Las víctimas de la guerrilla? Igual. ¿Los muchachos enviados a muerte en la ‘contraofensiva revolucionaria’? Lo mismo”.

“Los derechos humanos son una religión laica, nacen de las cenizas del nazismo”

-¿Cómo surge la idea de este libro, Silencios?

-Durante el confinamiento en Madrid empecé a leer el libro Ese infierno, de sobrevivientes de la ESMA, y se fue abriendo la necesidad de buscar lo cotidiano que vivieron mis hermanos. Se fueron cayendo velos sobre lo que pasó con ellos, pero nunca me animé a preguntarme esto. Y por disputas y rencillas políticas, no fui informada por la Justicia de algunas cosas que se fueron descubriendo sobre qué había pasado con mis hermanos.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, me enteré leyendo una nota del diario El País de Madrid que sus nombres estaban entre quienes fueron arrojados en los Vuelos de la muerte. La justicia no me lo había informado de esto, pese a mi búsqueda activa de todos esos años. Mucho tiempo después de los hechos me enteré también que mi hermana Cristina había sido vejada sexualmente. Pero no planifiqué este libro, me apareció en la pandemia, porque el silencio es siempre una invitación a escuchar y la memoria nos pertenece a todos. Puse en este libro memoria, lecturas, son memorias ruidosas, lo que tenemos callado.

Néstor Morandini. El hermanos desaparecido de Norma.
Néstor Morandini. El hermanos desaparecido de Norma.

En el prólogo, Zanatta refuerza esa idea de esa falta de un diálogo democrático que reclama la autora: “Años de silencios y años de palabras, de esperanzas y frustraciones, del Juicio a las Juntas de los ochenta a los indultos de los noventa y al revanchismo kirchnerista. Silencios que mutilan la historia, palabras que la manipulan, rituales que la violan, símbolos que se adueñan de ella, como si no fuera una herencia para meditar, sino un trofeo para exhibir, un relato para imponer, un artículo de fe”.

-En el libro usted señala que en los últimos años hubo una falsificación de la tragedia argentina, y que eso es otra forma de silencio. ¿A qué se refiere?

-Los derechos humanos son una religión laica, nacen de las cenizas del nazismo. En Argentina este tema venía procesándose este tema desde el retorno de la democracia, desde lo que significaron los testimonios del Juicio a las Juntas, pero la tragedia que introdujo el kirchnerismo fue que congeló la historia. Porque si no explicás que hubo una violencia previa, no podés explicar qué hizo la dictadura. Tuvimos la palabra jurídica, esos cientos de testimonios sobre la represión, y había que hacer silencio, porque fue brutal. Pero en ese proceso de silencio no se construyó una palabra democrática, se pasó al grito, surgieron reacciones sobreactuadas. La apropiación de los derechos humanos ha tenido consecuencias. Pero quiero entender por qué hoy estamos mirándonos con odio, ¿queremos seguir matándonos a perpetuidad? Este libro lo escribí para mí, para comprender. Ojalá podamos hablar, no me interesa el griterío, construir una conversación democrática En los años 90 la había. Después se detuvo.

“Los desaparecidos, un número. Los nietos recuperados, un número. Las muertes causadas por la pandemia, también”.

-En el libro menciona también puntos en común entre el aislamiento que se sufrió durante la pandemia y el de la dictadura. ¿Cómo vivió eso?

-Sí, puede parecer excesiva la comparación, pero hay puntos en común: la apelación al temor, la desconfianza hacia el otro, la desinformación, la utilización política. Por ejemplo, las cifras de muertos y contagiados deshumanizaron la catástrofe, nos redujeron a un número. Los desaparecidos, un número. Los nietos recuperados, un número. Las muertes causadas por la pandemia, también. ¿No será que ese pasado no sanado se proyecta en el presente?.

En Silencios, Morandini señala: “A mí el COVID-19 me hizo mayor. Nunca antes había percibido de manera tan clara la finitud, las limitaciones y la ausencia de actividad. En el pasado, el ajetreo me había impedido reflexionar sobre la experiencia del fin de la vida. Ahora podía entender, despojada de la soberbia de la juventud, el significado del texto de Marguerite Yourcenar en relación con los dos momentos cruciales de la existencia: cuanto más envejezco, yo misma constato que la infancia y la vejez no solo se juntan, sino que son también los dos estados más profundos que nos es dado vivir. La esencia de un ser se revela en ellos, antes o después de los esfuerzos, aspiraciones y ambiciones de la vida”.

Silencios. El libro de Norma Morandini.
Silencios. El libro de Norma Morandini.

-La ESMA aparece en su texto como un punto central del debate pendiente que propone. ¿Por qué?

-Porque ese campo, en el que estuvieron mis hermanos antes del ‘vuelo de la muerte’, el más tenebroso de los centros clandestinos de detención que tuvo la Marina, es -al mismo tiempo- el símbolo más opaco de la apropiación política de los derechos humanos que hizo el kirchnerismo. Un sitio que quedó congelado como museo, sin un debate previo ni un código de ética como ocurrió con la implementación de los museos del Holocausto, donde se acordó que no iba a haber una utilización partidaria del tema. Todo esto es lo que nos impide abrir un debate para deslindar las circunstancias históricas y acercarnos al significado de los comportamientos humanos en los tiempos de oscuridad.

-¿Comportamientos humanos?

-Tuve una madre de pañuelo blanco, Rosa Huespe, de Madres de Córdoba. Ellas abandonaron la soledad del aislamiento que impuso el terror, se instalaron en la plaza pública, en una manifestación sin antecedentes, conmovedora. Mi madre, que falleció en 2014, me había dicho sobre la lucha por los derechos humanos: ‘ahora hacen discursos’. Creo que somos un país sin rituales compartidos, cada grupo con sus muertos, incapaces de reconocernos en el mismo dolor. Por ejemplo, con la construcción de un museo de Malvinas en la Esma, me pregunto: ¿los aviones que fueron a la guerra son distintos que los de los vuelos de la muerte? Esto es la apropiación de la que hablo en mi libro. Es una tristeza, y creo que hay que construir una historia completa, porque la falsificación de la historia es otra forma de silencio.

Ficha

Título: Silencios

Autora: Norma Morandini

Editorial: Penguin Random House

Precio: $2.200 (papel) $800 (ebook)

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