“Está reflejado mucho de mí misma”: la mexicana Celia del Palacio habló de su primera novela, “No me alcanzará la vida”

En su ópera prima, la investigadora y académica descubre el personaje real de Miguel Cruz Aedo, un escritor que fue muy importante la vida política de México en el siglo XIX y del cual se tenía poco registro

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Celia del Palacio
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La novela No me alcanzará la vida de la escritora e investigadora Celia del Palacio es un reflejo muy interesante del proceso de la Reforma en México. Momento importante en la batalla entre los conservadores y liberales en el país del siglo XIX.

En el libro detalla una parte de lo que se vivió de la Guerra de reforma en México, ya que se les conoce así a los tres años que se vivieron de la guerra civil que inició en 1858 y finalizó en 1861. En este momento la lucha era por sus ideales.

Los conservadores querían mantener las tradiciones de los gobiernos monárquicos habían dejado, y con ello promulgaron el Plan de Tacubaya, hecho en el que incluso estuvo involucrado el presidente Benito Juárez.

Es aquí en donde Sofía y Miguel de la Cruz Aedo entran en la historia, donde el amor y el futuro empiezan a desprender los detallados eventos que mantuvieron en el siglo XIX y que se relaciona con el futuro de S. el personaje que va investigando más de este escritor y político.

En por ello que Infobae entrevistó a la autora para que comentara cómo fue escribir este texto histórico, ya que una de las cosas que sorprendió fue que la familia de su personaje la contactaron con el fin de comentarle que la herencia de ese rebelde sigue en este siglo XXI.

Además de mencionar que el Gobierno del estado de Jalisco (ubicado al oeste de México, que bordea con el océano pasífico) ha dejado en el olvido a Miguel Cruz Aedo, pero que Celia lo regresó del pasado, para colocarlo otra vez en el mapa.

¿Cómo fue escribir esta novela?

Celia del Palacio
Celia del Palacio

Fue un proceso interesante para mí. Fue uno de mis trabajos más personales, además fue mi primera novela. Me costó mucho llegar a esa última versión que estuve trabajando tantos años (desde 1983 hasta el 2008).

Es una novela con 13 versiones de cómo poder manejar este anhelo de la investigadora del presente que quiere acercarse al pasado, entonces hice muchos intentos de traer al hombre del siglo XIX al siglo XXI, ¿qué pensará de esta Guadalajara?, ¿qué sentirá?

Ese era como otro experimento, que al final no salió por ahí. Yo también pensaba que la investigadora pueda transportarse y el anhelo era ese ¿cómo se podrá transportar al siglo XIX y describir con el asombro de la gente del siglo XXI?, ¿cómo vería alguien a una forastera de otro tiempo?

Ese era mi sueño, poder transportarme ahí. Eso fue lo que quise transmitir en esa novela, ¿cómo alguien, como yo, podría ver esos hechos, costumbres y esa gente del siglo XIX?

Fue un trabajo de investigación importante porque fue revisar muchos documentos de muchísima bibliografía sobre la reforma y tratar de entender cómo fue la vida de estas personas y sobre todo del héroe de la novela que es Miguel Cruz Aedo y que muy poca gente conoce.

¿Cómo descubrió a Miguel Cruz Aedo?

Soy investigadora y empecé mi carrera académica desde la licenciatura con esa tesis sobre la primera revista literaria de Guadalajara y descubrí a este grupo de jóvenes que discutían alrededor de la literatura y que luego se convirtieron en políticos y militares, defendiendo con la espada y con el rifle sus ideas sobre la reforma y así me encontré a Cruz Aedo.

Me sorprendió mucho no saber nada de él y aquí no hubiera ni calle ni nada. Eso es lo que más me sorprendió porque en Guadalajara todos los demás que están en ese grupo tiene una calle, eso es lo que más me molesta. Hay un fraccionamiento que se llama Ladrón de Guevara (apellido) donde cada calle tiene el nombre de Pablo Jesús Villaseñor, Aurelio L. Gallardo, hay una Avenida Vallarta que se dirige a la carretera de Puerto Vallarta, está el teatro Santos Degollado (militar político, su nombre original era José Nemesio).

Todos esos nombres están inscritos en la ciudad pues son parte de la ciudadanía y Miguel Cruz Aedo tuvo, en algún momento en el siglo XX, una callecita, junto al teatro Degollado que después se convirtió en Ángela Peralta, entonces le quitaron su pedacito de calle y ya no quedó nada.

Me parecía muy importante recuperar su legado, su memoria, lo que él había hecho y fue un héroe dramático, un héroe trágico porque él quiso hacer muchas cosas y a la mera hora pudo hacer bastante poco, dentro de lo que quiso hacer.

¿Por qué no hay un reconocimiento a Miguel como con las otras personas?

Celia del Palacio
Celia del Palacio

No encontré nada muy convincente, durante varios años después de la reforma hubo otras publicaciones y hay una que se llamó “la sombra de Cruz Aedo” que era como esta venganza, este espíritu, fantasma que regresaba, reivindicaba los ideales de la reforma, entonces se ve que, si hubo gente que consideró muy pertinente recuperar la memoria de este personaje, pero más allá de eso no entiendo por qué no.

Supongo que por este carácter arrebatado que tuvo en vida y que lo condujo pues esas decisiones que nadie entendió muy bien, como ir a rescatar a Benito Juárez y a la mera hora lo puso en peligro. Supongo que eso no se perdonó muy fácilmente y también pues la manera poco absurda de morir, cuando era obvio que eran adversarios los que estaban esperándolo ahí, aunque fueran del mismo bando, eso también nos indica cómo los bandos de liberales contra conservadores (también dentro de los propios liberales, siguiendo de los propios conservadores) había sus diferencias y eran capaces de atacarse con todo, incluso llegar a matarse entre ellos.

Era una lucha política muy fuerte y a veces muy difícil de entender, por eso a lo mejor no fue recuperado su legado. Se murió muy joven, hizo discursos muy fuertes en contra de la iglesia y yo creo que eso también quedó en el ánimo de aquellas personas que no les gustaba mucho ese tipo de discursos.

Los demás también eran muy arrebatados (Vallarta, José María Vigil, todos). Las cosas que le decían a la iglesia eran bastante fuertes. Sin embargo, se volvieron más grandes, más mesurados, hicieron otras cosas: Vallarta fue Gobernador de Jalisco, José María Vigil se convirtió en un gran intelectual, entonces tuvieron tiempo de reivindicarse, de hacer otras cosas. En cambio, Miguel Cruz Aedo no.

Él se quedó esa imagen de que él le ponía los pelos de punta a los curas, así se habla de él, entonces probablemente eso no le gustó a mucha gente este carácter de arrebatado para cualquier cosa, de lanzarse locamente a lo que él pensaba que estaba bien, pero es una lástima porque en realidad él escribió muchas cosas que tendrían que haber sido rescatadas para la historia de la literatura de Jalisco, del siglo XIX.

Su novela de “Costumbres” que fue la primera novela de Miguel Cruz Aedo, relato muy padre de fantasmas que él escribió y que no se había hecho ese tipo de literatura ni en México.

Me pareció muy triste que olvidáramos todo lo que él hizo y por eso yo quise recuperar, por lo menos, la memoria de esta persona y si alguien tiene interés que siga buscando sus escritos y lo que él hizo, sus discursos que son muy adelantados a su época, como poniendo en su lugar a la iglesia y al partido conservador de aquel entonces.

¿Hay una parte de Sofía en usted?

Celia del Palacio
Celia del Palacio

Muchas. Sofía es una síntesis de muchos personajes femeninos, de la época, muchas mujeres que participaron en la guerra de Reforma y que su actuación se conoce bastante poco. A diferencia de la revolución o de la independencia que conocemos más. En la reforma no sabemos muy bien qué estaban haciendo las mujeres, entonces yo quise, a través de Sofía, decir dónde estaban las mujeres en este movimiento.

Muchas de ellas participaron, incluso tenemos los testimonios por escrito en cartas y es por eso que se reflejan las cartas en la novela con los correos electrónicos de la época actual. En cartas que se comunicaban con sus seres queridos: la esposa de Miramon, de Juárez, tenemos los libros de correspondencia entre estos amantes o estos maridos y esposas.

Ahí está reflejado mucho de mí misma, del carácter rebelde, que no te frenas ante las normas y también mucha parte de mi familia, es bastante autobiográfico ahora que lo vuelvo a ver. Veo los cuentos que me contaba mi madre de su tierra de Durango (Santiago Papasquiaro).

Toda esa parte de investigadora que va a Durango y que buscan esos pueblos pues soy yo y Sofía también es como una antepasada o esa parte de mí misma que quiso regresar al siglo XIX, esa mujer que cabalga con el pelo rojo pues es mi abuela Isidra de la cual em contaban muchas historias de cómo cruzaba la sierra.

¿Qué es lo que puedes decir con respecto al final de tu novela?

Es el final más difícil que me ha costado trabajo y como te decía, hubo muchas versiones de esta novela y hubo más versiones de ese final, para que resultara creíble y esperanzador porque yo hubiera querido regresar y que se viera ahí el regreso de quién es Sofía. Fue un trabajo bastante fuerte para poder llegar a ese final que resultara al mismo tiempo algo evocador, prometedor que no se acaba ahí la historia. Al mismo tiempo que resultara creíble e inverosímil para la historia del siglo XIX.

¿Quién es Manuel?

Es el hermano de S., que está en la novela, y es una persona que está como referente, principio de realidad que es alguien a quien se le puede contar todo y al mismo tiempo es una guía, una especie de virgilio que va conduciendo a esta mujer por los archivos, la vida que ha elegido y que no juzga, no critica y está ahí como un apoyo, pero atrás de bambalinas sin meterse demasiado.

Es como un padre ideal que está atrás y al mismo tiempo sabes que te está acompañando siempre que está ahí con el consejo adecuado que necesitas y sin embargo te deja hacer.

No es una casualidad que esa novela está dedicada a mi hermano Jaime que también ha tenido ese papel de vida literaria y mi vida académica en general. Alguien muy importante para mí que ha estado así, siempre cuidando, supervisando, vigilando sin ser demasiado intrusivo. Eso sería maravilloso que existiera para cada persona y que lamentablemente no todos tienen.

La familia de Cruz Aedo ¿Qué pasó con ella?

Después apareció la familia de Miguel Cruz Aedo que viven en la Ciudad de México, Puebla y otros lugares, pero si fue muy extraño. En alguna de las presentaciones del libro conocí a Miguel Cruz Aedo.

Fue extraordinario y esas personas sabían que tenían un antepasado que había sido Miguel Cruz Aedo, pero no sabían nada de él. Esas personas sabían que tenía un antepasado que había sido Miguel Cruz Aedo, pero no sabían nada de él. Eso fue muy satisfactorio para mi porque aquí está en el libro y fue maravilloso.

Después se pusieron de acuerdo conmigo, me escribieron y me dijeron que eran familiares de Cruz Aedo, pero en realidad ellos no sabían nada, a ellos les sorprendió que me ocupara de ese personaje.

Nos conocimos en el Centro de cultura Casa Lam (recinto de artes visuales en la Ciudad de México) y llegó toda la familia. Los muchachos son bastante jóvenes y uno de ellos es Miguel Cruz Aedo. Casi me da el infarto.

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