Un problema recurrente en franquicias longevas del mundo gamer es que quieren acaparar la atención de sus fans a toda costa, pero la utilización de los mismos recursos una y otra vez termina agotando a todos. Need for Speed es una saga con casi 30 años y, si bien supo renovarse en gran medida en ocasiones que marcaron su historia, también cuenta con varias entregas que dejaron mucho que desear. La última generación de títulos de NFS entró casi en su totalidad en esa categoría, pero el más reciente esfuerzo del estudio Criterion viene a traer de vuelta los elementos que esperábamos desde hace rato.
Need for Speed: Unbound fue presentado con mucha timidez por parte de Electronic Arts. Los últimos juegos de la saga no lograron capturar público nuevo y tampoco llegaron a convencer a los fans de siempre, por lo que el siguiente paso debía ir en otra dirección. La poca promoción del título es un factor que jugó a favor porque Unbound logra sorprender bastante a pesar de no ser una revolución en el género.
Criterion, con su amplia experiencia en títulos de carreras, pudo darle una nueva identidad a la franquicia trayendo de vuelta las cosas que sí funcionaron en la última década de Need for Speed y yendo un poco más atrás para volver a capturar lo que hizo a los grandes clásicos joyas que se sostienen aún hoy.
Lo primero que aprendemos en NFS: Unbound es que distintas acciones, como pasar muy cerca de coches del tráfico de la ciudad, destrozar patrulleros, seguir de cerca a rivales, derrapar o doblar con precisión, entre muchas otras cosas, nos otorgan cierta cantidad de nitro extra. Estas ráfagas están disponibles por muy poco tiempo, por lo que son el elemento principal a dominar para adueñarse de las calles de Lakeshore, la ciudad donde transcurre toda la acción del título. Es una mecánica fácil de entender, pero un poco más difícil de dominar por completo porque tiene varios elementos a tener en cuenta, tanto durante una carrera como a la hora de mejorar los vehículos.
El modo historia, como ya es costumbre, comienza mostrándonos un mundo de posibilidades para luego hacernos sufrir una traición que nos llevará de vuelta a la realidad. Desde ahí, nuestro objetivo será hacernos de abajo y ganar un lugar en la competencia clandestina más grande de todas. El camino será largo y lleno de riesgos, pero cuenta con un ritmo que no cansa.
Una mecánica que vuelve con elementos renovados es la que divide a cada sesión de juego en día y noche, algo visto en las entregas anteriores. En esta ocasión, las cosas están mucho más simplificadas, pero también cuentan con novedades interesantes. Dependiendo del momento del día, los distintos eventos en los que se puede participar contarán con mejores recompensas, pero también más riesgo de convertirnos en un fugitivo de la ley. Al finalizar cada día, el nivel de intensidad de la policía se reinicia a cero, pero en una misma sesión puede complicar las cosas muy rápido. Esto también afecta cada carrera de maneras muy llamativas, lo que resulta en que ningún circuito sea igual al anterior gracias al factor sorpresa que pueden aportar tanto los vehículos policiales como el tráfico de Lakeshore, totalmente impredecible.
El ritmo de juego que propone NFS: Unbound puede parecer monótono, porque es una seguidilla eventos de día y de noche en un mismo mapa, pero en realidad cuenta con varias opciones que permiten al jugador elegir su propia manera de avanzar en la campaña. El título se apoya mucho en un concepto fundamental de los videojuegos, el riesgo y la recompensa, para que determinemos nuestro propio camino como corredores callejeros. Podemos participar en todos y cada uno de los eventos de día y de noche, pero también vamos a terminar la sesión con helicópteros de policía buscándonos sin parar, lo que puede poner en riesgo todo lo que ganamos.
En ese sentido, NFS: Unbound vuelve a ponerle peso a cada carrera que jugamos. No presenta sus eventos como actividades divertidas para hacer con recompensas que llegan con solo participar, como sucede en Forza Horizon 5, por ejemplo, sino que, a través de sus diferentes apartados, logra que nos pongamos en el papel del protagonista y enfrentemos los desafíos con otra perspectiva.
La modificación de los autos vuelve a ser un apartado muy completo, no solo porque hay muchísimos autos por desbloquear y comprar, sino porque también hay numerosas opciones que permiten personalizar cada elemento a nuestro gusto. Si tenemos suficiente dinero, podemos comprar un motor nuevo que va a mejorar nuestras posibilidades en las pistas, pero también podemos optar por la opción más accesible y modificar pequeñas partes del auto para hacer modificaciones más finas y con objetivos más claros y personalizados.
Entre esas modificaciones también podemos elegir los efectos de luces y sonido que van a acompañar nuestras ráfagas de nitro y nuestros saltos increíbles. Esta especie de grafiti viviente que se veía en los trailers es un elemento llamativo que aporta significativamente a la estética anime que presenta Unbound en sus personajes. Lo mejor de todo es que va muy bien de la mano con los gráficos de nueva generación que presentan los autos y escenarios.
La ciudad fue diseñada para contar con todo tipo de paisajes y caminos que hacen que nunca estemos aburridos visualmente. Los distintos climas y las transiciones día/noche también aportan mucho a lo visual e invitan a tomar capturas de los diferentes escenarios en cada nueva sesión. En combinación con las novedades visuales inspiradas en arte callejero y una banda de sonido a puro estilo urbano, Need for Speed: Unbound logra algo no menor: tener identidad. Si revisamos los distintos apartados y mecánicas del juego de manera objetiva, es posible que no haya tantas diferencias con entregas anteriores de la saga, a pesar de que Unbound logró pulirlas y mejorarlas. Sin embargo, esos títulos anteriores nunca lograron definir qué buscaban o a qué público apuntaban, algo que los puso en el mismo terreno que otros juegos de carrera similares que salieron en la última generación y tenían como principal objetivo conseguir seguidores en redes porque esa era “la novedad”.
Lo que se siente un poco extraño es el ritmo de progreso, que no termina de quedar demasiado claro. La campaña comienza con unos primeros días que tienen recompensas bastante pequeñas, pero al terminar la semana ya tenemos suficiente como para comprar algunos autos nuevos. Así y todo, estamos extremadamente lejos de uno de esos nuevos motores que solucionarían muchos de nuestros problemas. Al mismo tiempo, los distintos niveles de dificultad que se pueden elegir no modifican demasiado lo que ocurre en las pistas, sino que nos otorgan más intentos y nos permiten disfrutar de las carreras sin preocuparnos por el estado del auto, algo que es fundamental en la modalidad más desafiante.
NFS: Unbound también tiene como eje un sistema de rating de autos que los divide en distintas categorías. Esto nos obliga a tener diferentes vehículos para distintos eventos, algo muy bienvenido para no estancarnos siempre con el mismo tipo de auto, pero que no es tan claro como debería. Me ha pasado de llegar al día de un evento importante y tener que rejugar la sesión anterior porque no tenía el vehículo adecuado o no llegaba con el dinero necesario para participar, algo que podría advertirse desde antes y de maneras más claras para no tener que pasar por una situación frustrante.
Para aquellos que no tengan ganas de arriesgar tanto ni armar estrategias para avanzar por la campaña de un solo jugador, el modo online propone una experiencia mucho más relajada. Podemos unirnos a sesiones de hasta 16 jugadores y recorrer Lakeshore con total libertad hasta que algún otro jugador comience un evento o nosotros decidamos hacerlo por nuestra cuenta. Todos los jugadores cuentan con un auto en cada categoría, pero con las ganancias de las carreras y lo que hayamos desbloqueado en el modo historia, podemos expandir nuestro garaje con todo tipo de geniales vehículos. De cualquier manera, la relación riesgo/recompensa es muy diferente y permite disfrutar mucho más, incluso saliendo último en todas y cada una de las competencias. Lo único negativo es que la mayoría de las actividades son playlists de tres o más carreras, algo que deja de sentirse casual muy rápido.
Tanto en el modo online como en la campaña para un jugador, el mapa cuenta con distintos coleccionables, así como actividades al paso que permiten sumar dinero extra. También surgen eventos sorpresa, como rescatar a un corredor fugitivo o llevar un auto super veloz de un lugar a otro, que también rompen con el loop de juego y aportan novedades al ritmo. Los paisajes de Lakeshore son extremadamente variados y llamativos, pero al mismo tiempo se siente como si el mapa, de gran extensión, pudiera dar mucho más, con todavía más puntos de interés y actividades para hacer. Tal vez sea algo que llegue más adelante con actualizaciones futuras, pero el potencial del título es enorme.
Por último, también me parece interesante destacar que NFS: Unbound hace un gran trabajo de representación en su elenco de personajes. La campaña cruza al protagonista, que puede ser del género que el jugador elija, con corredores de distintas procedencias, gustos y experiencias y se hace un lugar para contar sus historias a través de pequeños diálogos que no interfieren para nada con la jugabilidad. Ya nos sorprendimos con el antes mencionado Forza, que hizo un mejor trabajo de representación cultural que otros títulos AAA ganadores de premios, y creo que es correcto destacar a Criterion por presentar una historia que no solo tiene personajes diversos, sino que también toca temas sociales relevantes en nuestra actualidad con sus particulares recursos narrativos y un uso mínimo de cinemáticas.
Need for Speed: Unbound es el mejor Need for Speed en años porque se compromete con una identidad visual y sonora y no intenta ser lo que no es. Aunque NFS: Underground fue una revolución sin precedentes para el género y es un suceso difícil de comparar, creo que Unbound se acerca a esa sensación de aire fresco que trajo el título inspirado en Rápido y Furioso, en parte porque retoma algunos de sus elementos de la mejor manera posible.
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