Como hablamos en reiteradas ocasiones este año, son cada vez más los videojuegos que se sumergen en la temática del cambio climático para concientizar al mismo tiempo que entretienen. Vile Monarch (Weedcraft Inc, Growing Up) y Ravenscourt (Road 96) lanzaron esta semana el último ejemplo y se trata de un título que integra el calentamiento global en diversos aspectos de su narrativa y jugabilidad.
Floodland nos introduce en su mundo con pequeñas cinemáticas que nos hablan de un “Evento” catastrófico producto de la destrucción del ambiente a manos del hombre. Luego de años de vivir en tierras inundadas y pantanos con lo mínimo y necesario, los sobrevivientes del apocalipsis empiezan a planear la reconstrucción de la civilización y los jugadores serán una parte fundamental del proceso.
Lo interesante de este city builder es que los players no tienen un rol omnipotente, sino que van a encarnar al líder de esta comunidad responsable de un nuevo futuro. Al comenzar esta importante misión, se deben elegir entre cuatro posibles clanes. Cada clan tiene una visión particular del mundo que quieren construir, lo que asigna determinadas estadísticas útiles a la hora de pensar en todo esto desde la mirada de los videojuegos.
El primer objetivo es encontrar una torre de radio abandonada para intentar reconstruirla y poder comunicarse con otros sobrevivientes en áreas cercanas. Al mismo tiempo, el gran objetivo de todo esto será recuperar una planta energética que permita volver a utilizar la electricidad como lo hacíamos antes del Evento.
En esas primeras etapas de juego, Floodland cuenta con variados tutoriales para entender los distintos apartados de su jugabilidad. Aunque se trata de un city builder y hay nociones comunes al género, hay muchas novedades relacionadas a la temática del título y sus particulares recursos. Uno de los puntos fuertes del juego es que hace un gran trabajo en sus etapas tempranas para que los players entiendan que las necesidades básicas son también las más importantes.
Independientemente del clan elegido, recolectar comida y agua van a ser las tareas más relevantes para establecer un nuevo asentamiento y también van a representar un desafío que es necesario controlar antes de poder avanzar con otras tareas.
Esto se va a percibir principalmente cuando empiecen a ocurrir distintos fenómenos que atentan contra nuestra prosperidad, como una epidemia que surge al recibir nuevos miembros en la comunidad o un ataque de peces mutantes que impide la pesca por un tiempo. Estas ocurrencias son variadas en Floodland y parecen ser una de las mecánicas más importantes del título ya que ponen a prueba nuestras capacidades para liderar y reconstruir la sociedad.
La temática del videojuego también aporta interesantes nociones en los apartados de desarrollo de tecnología. Los jugadores recolectan basura, madera y escombros y a medida que se avanza se pueden desbloquear materiales como plástico, chatarra y hasta hormigón, más adelante en la misión. Floodland permite que se obtengan de manera automática los recursos necesarios para desbloquear tecnologías, pero cuando entran en juego otros tipos de conocimiento, la experiencia se estanca bastante rápido. Si bien cada clan tiene sus características específicas, a la hora de formar trabajadores especializados para edificios particulares es necesario la recolección de experiencia, algo que no es nada sencillo.
Por otro lado, Floodland no logra transmitir exactamente qué deben hacer los jugadores cada vez que cumplen con los objetivos principales de la historia. El título tiene numerosos tutoriales útiles que explican los distintos apartados cada vez que desbloqueamos contenido, pero en otros momentos donde serían útiles ciertas guías, no hay nada que indique qué hacer. De hecho, el equipo de desarrollo publicó videos en su canal de YouTube con explicaciones y guías de las primeras horas de juego, algo que no debería ser necesario si el título fuera claro desde el comienzo.
De cualquier manera, el fuerte de Floodland está en otro de sus apartados. Si bien los jugadores deben elegir un clan al comenzar su misión, en el camino van a abrir nuevas áreas y encontrar sobrevivientes que pertenecen a los otros clanes. Esto dará lugar a sistemas de juego relacionados a la comunidad y su convivencia. Como mencioné antes, cada clan tiene su visión particular del mundo, lo que significa que las decisiones que se tomen, incluyendo cosas como la sanción de leyes, deben tener en cuenta las diferentes opiniones para evitar conflictos que pueden entorpecer el futuro que intentamos crear.
Al integrar clanes a nuestra comunidad también se da lugar a edificios de ocio y se abren nuevos caminos para explorar qué tipo de sociedad se quiere construir. Aunque el objetivo es devolverle la electricidad a la humanidad, no hay ningún tipo de urgencia para llegar ahí, por lo que los jugadores pueden tomarse su tiempo para afianzar otros aspectos de su comunidad antes de avanzar al siguiente gran paso.
Al final del día, no parece que haya demasiada libertad a la hora de elegir el camino de nuestra sociedad. La elección del clan no modifica en nada los objetivos que debemos cumplir y terminaremos incorporando a otros que no elegimos de cualquier manera. Las distintas decisiones que surgen de inconvenientes imprevistos o misiones secundarias provistas por miembros de la comunidad pueden generar situaciones que hay que solucionar rápida y efectivamente, pero no desvían la historia principal en ningún momento y terminan siendo comunes a todos los jugadores. No es algo malo de por sí, pero hay ciertos apartados del juego que nos dan la ilusión de tener grandes libertades a la hora de crear nuestro camino y no sería el caso.
Floodland es una bocanada de aire fresco en el universo de los city builders y vale la pena experimentarlo tanto para apreciar una experiencia diferente dentro del género como para ver la interesante perspectiva de los desarrolladores a la hora de retratar a la humanidad, sus virtudes y sus falencias. Es muy difícil no reflexionar sobre nuestra historia y nuestro presente mientras se juega Floodland, por lo que podemos decir que el objetivo está más que cumplido.
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