Escape from Tarkov es un juego de Battlestate Games, que asomó por primera vez en agosto del 2016 con su versión Alpha, pero empezó a tomar forma con la Beta que salió casi un año más tarde. Desde entonces, sus creadores siguen perfeccionando detalles de lo que resultó ser una gran sorpresa.
La propuesta es, por ahora, muy sencilla, porque todavía no tiene una historia que lo contenga. Por el momento es mecánica pura y a veces tan compleja, que puede abrumar hasta al jugador más experimentado. Tenemos que entrar en uno de los 8 mapas disponibles, recolectar algunos objetos de valor, cumplir con misiones e intentar salir con vida o “extraer”, como le llaman los más experimentados. Hasta acá suena sencillo, pero hay algunas cosas que llevan a este shooter a un nivel de superior exigencia.
Como en un combate real, en la pantalla no hay indicadores, no hay mapas y no hay tags sobre los personajes que digan quién es quién y dónde está ubicado cada uno. Olvídense de una brújula (al menos al principio) o de un mapa que sirva para orientarse. Aquí todo es referencia visual e investigación en redes para tratar de ubicarnos. Hay que acostumbrarse a ubicarse rápidamente a improvisar recorridos, y entender por dónde salir.
Se puede jugar sólo o en squad -según el mapa puede variar la cantidad de integrantes- lo que obliga hacer todo de manera ordenada. Un compañero que se pierde o se mueve sin avisar, puede caer incluso por acciones de sus propios compañeros.
Si esto no los asustó, déjenme decirles que este es uno de los FPS bélicos más exigentes de los últimos tiempos. El nivel de perfeccionismo durante el combate es abrumador y los preparativos antes de salir en una raid son destacados. Un error en el inventario previo a la salida puede significar la muerte virtual y con eso la pérdida de nuestro equipo.
Y justamente ahí está uno de los puntos clave de esta propuesta: si morimos en combate, perdemos todo lo que tiene el personaje en ese momento. En todo momento hay que tener en cuenta que si eso se repite, para reponer hay que comprar y al final del día las finanzas virtuales están en rojo.
Escape from Tarkov es como un casino, hay que saber cuando retirarse. Pueden entrar con nada y salir millonarios, o pueden quebrar en un día. Esto genera un síndrome en el jugador al que llaman “fear gear”, que es el miedo a morir y perder el equipo. Eso eleva la tensión durante las partidas y genera un estado de nervios y ansiedad que no hay en otros juegos. Afortunadamente si salimos en una pieza, todo lo que encontramos en el camino se puede usar o vender para recuperar nuestros rublos virtuales.
El fear gear es el peor enemigo en Tarkov y puede generar que los usuarios desistan o tengan miedo a jugar online. La única manera de vencerlo es jugar y, para eso, Battlestate Games nos dejó un par de herramientas útiles.
En primer lugar, en el juego hay traders para comprar y vender accesorios para las armas o para curarnos. Uno de ellos, un personaje ruso llamado Prapor, es la clave para no sufrir tanto. Antes de cada raid, nos ofrece asegurar nuestro equipo por una módica suma. Si lo hacemos y caemos durante la partido, nos envía un mensaje para avisarnos que sus muchachos van a recorrer la zona a ver si encuentran nuestras cosas. Si quien nos disparó no se lleva nada, Prapor puede devolvernos lo que encuentra en 24 o 48 horas.
Otra de las funciones que pueden resultar muy útiles, es la posibilidad de probar los mapas offline, para explorar las locaciones, aprender a ubicarnos y, lo más importante de todo, entender cuales son las salidas de cada mapa. El talento es inútil si no logran salir con vida.
En las recorridas offline también se pueden agregar los enemigos y los jefes, porque es importante probar qué armamento es efectivo y con qué deberíamos salir cada vez que vayamos. Esta modalidad es muy útil, pero no da experiencia y no tiene la adrenalina del online, donde también hay que lidiar con otros jugadores y sus reacciones impredecibles.
Por último tenemos una herramienta fundamental: el Scav. Es un personaje random, su equipo cambia cada vez que jugamos y nunca sabemos qué va a tener y solo podemos adivinar mirando la imagen previa a entrar. Todo lo que hagamos con ese personaje en cuanto a experiencia no suma, pero podemos morir tranquilos porque su equipo no es el de nuestro inventario.
Si logramos salir con vida, todo lo que tenga podemos usarlo o venderlo. El scav es una herramienta fabulosa para recorrer el mapa y levantar recursos para enderezar nuestra economía. Pero para evitar a los usuarios que se enriquecen ilícitamente con ellos, solo podemos usar uno cada 18 minutos. La parte buena de salir como Scav, es que los enemigos nos ven como amigo y si no abrimos fuego ellos no disparan así que podemos llevarnos todo lo que resulte valioso para hacer un dinero extra.
En las últimas versiones se incorporó la función para hablar y esto generó un nuevo abanico de posibilidades. Presionando una tecla podemos intentar comunicarnos con otros jugadores, para negociar si estamos en alguna situación de desventaja o ayudar nos proponen una tregua. De esta nueva mecánica se desprenden divertidísimas situaciones, en las que un enemigo termina siendo un gran aliado con quien repartir un jugoso botín, o un traidor para el que nuestra existencia virtual no vale nada.
Escape from Tarkov tiene, además, misiones o tasks que nos pueden asignar los dealers. Cumplirlas da premios en dinero y objetos, pero lo más importante son los puntos de experiencia. Estos se suman a los que llevamos con cada salida exitosa y nuestro personaje va subiendo de nivel y accediendo a más beneficios. Una vez que alcanzamos el nivel 15 tenemos acceso a un Flea Market para comprar y vender a mejores precios, y el acceso a customizar nuestro armamento a gusto.
El armado del equipo es casi un juego dentro de sí mismo, por la cantidad de opciones que ofrece y la amplia variedad de detalles e información. Sin embargo, nuestro escondite puede, y necesita ser actualizado, y esto es casi otro juego dentro de Tarkov. Uno de los beneficios que podemos tener es el acceso a un banco de armas donde hacer el fine tunning, una enfermería para reponernos más rápido o un polígono de tiro, donde testear nuestras armas antes de salir a los tiros por las calles de Tarkovia.
Escape from Tarkov es una experiencia única y adictiva. Para quienes temen enfrentarse a gente experimentada y con equipos muy avanzados, la buena noticia es que por lo menos 1 vez al año sus creadores hacen un wipe y todos los jugadores vuelven a 0. La mala noticia es que este desafiante e imperdible shooter no se consigue en ninguna de las plataformas conocidas. La única manera de hacerse con esta joya, es a través de la página oficial por 50 dólares (versión standard), algo complejo para nuestra ajustada economía. Pero inspirándome en la frase de una tarjeta de crédito dejo esta reflexión: disfrutar del mejor shooter del momento no tiene precio.
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