Hace un poco más de 15 años que se habla de industria de videojuegos en Latinoamérica. Desde sus comienzos como productor de experiencias mobile, la fuerza que impulsa el crecimiento de los mercados sudamericanos va de la mano de la curiosidad de sus desarrolladores y desarrolladoras. La pasión de todos quienes se animaron a sentar las primeras piezas del rubro fue lo que convirtió a la industria en uno de los mercados más resilientes de la economía internacional.
Pero a pesar de que la historia marca más de una década de personas cuya labor es aportar al crecimiento del gaming, las descripciones de la región parecen englobadas en una fotografía internacional que no termina de detallar la identidad de cada espacio. En una investigación que contará de varias etapas, Infobae Latin Power propone realizar una radiografía de cada polo de desarrollo y esclarecer la incógnita que definirá la perspectiva de este rubro a nivel regional.
Argentina, el principio del camino
No hace falta recorrer demasiadas provincias para saber que se suele promediar la situación del país con los resultados de una pequeña muestra radicada en Capital Federal. Si bien la era digital federalizó el alcance de los medios, los soportes más tradicionales conservan la impronta de relevar información a partir de todo lo que gira alrededor del obelisco.
Para romper con una tradición limitada (que también es acompañada por la visibilidad que se le da a la industria de los videojuegos), partimos lejos de la capital de Argentina: la provincia de Mendoza.
En los años 1984 y 1985, el país integró dos computadoras claves para la historia del desarrollo de software en general: la Commodore 64 y la ZX Spectrum. Esta última tenía su fábrica en Paraná (Entre Ríos) y fundió debido a las capacidades competitivas que el mercado le propuso a los responsables de fabricación de Commodore.
Pero antes de su cierre, la ZX Spectrum llegó a la casa de Guillermo Nuñez, actualmente desarrollador de videojuegos en Xoen Studio (que lleva con su socio), profesor en la Universidad Nacional de Cuyo y expresidente de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (Regional Mendoza)
“Trabajaba todo el día para hacer juegos estilo ‘Elije tu propia aventura’, venía algún amigo a jugar y listo, se borraba. No me andaba el sistema de grabación, nunca supe por qué. Así que juego que programaba, desaparecía a la noche”, contó Núñez sobre las experiencias que marcaron su vocación.
Ya en los ‘90, el desarrollador buscó una carrera en videojuegos para estudiar dentro de su provincia y encontró que todos los consejos apuntaban a la Universidad Tecnológica Nacional (Regional Mendoza), donde proponían que lo más cercano era la carrera de Ingeniería en Sistemas. Pero a lo largo del trayecto, Núñez entendió que la mayoría de las materias tenían muy poco que ver con lo que le apasionaba: “me empecé a autocapacitar en videojuegos y le preguntaba a los profesores; pero no, no entendían prácticamente de los que les hablaba”, recordó.
Entre la curiosidad y la frustración, el desarrollador siguió investigando para encontrar información que no estaba disponible de manera masiva. Comenzó a trabajar con el Direct 3D, uno de los primeros programas de gráficos aplicados a programación para Windows, y tras terminar los ejercicios básicos, se encontró que ya no había otra indicación para continuar ni a nadie a quien preguntarle cómo seguir.
“En ese entonces, también estaba mal visto a nivel académico el tema de videojuegos y también por el público en general. Pero pensé que a lo mejor había más gente que quería hacer videojuegos, que quizá se había trabado en otras cosas y lo tenía solucionado… que podríamos compartir información al respecto. Así que propuse hacer un grupo de investigación en la UTN, pero lo tuve que disfrazar como ‘Investigación y desarrollo de aplicaciones multimedia en tiempo real”, relató Núñez.
Este grupo se dedicó a generar archivo de utilización de software, renderizado en tiempo real, artículos y cursos de ‘programación 3D’, todas disciplinas que muy pocos espacios le dedicaban un desglose especial. Para hacer crecer el grupo solo les faltaba exposición y para ello, un lugar que aglutinara todas las áreas que esta unidad estaba agrupando.
Así que la nueva misión del desarrollador fue aprender desarrollo web para configurar una de sus primeras páginas y exponer los ciclos en los que se encontraban trabajando. Casi por casualidad, Nuñez encontró allí una de las aristas que le pondría impronta a sus trabajos en el futuro: la accesibilidad.
Parte de esa pasión se despertó al notar que los apartados de accesibilidad se dejaban de lado en el momento en que Internet se expandía. El equipo de Núñez se dedicó a armar un navegador web dedicado a las personas con discapacidad visual, pero el frenesí de la guerra de entre exploradores web dejó atrás rápidamente a las competencias que no estaban respaldadas por corporaciones.
El ánimo de seguir investigando perspectivas de accesibilidad no disminuyó y nació la idea de crear videojuegos pensados desde el punto de vista de personas con discapacidades. Mientras Nuñez buscaba cómo encontrar fondos para sus proyectos, en el 2010 apareció la solución de su primera inquietud como desarrollador: la Global Game Jam un lugar de encuentro para gente que deseaba hacer videojuegos.
Global Game Jam, el lugar de encuentro
Una Game Jam es la convocatoria por excelencia para gestionar contactos entre todas las personas del rubro del gaming. Como lo dice su nombre, una “jam” es donde las desarrolladoras y desarrolladores se reúnen para “improvisar” un videojuego en base a una consigna determinada.
La iniciativa comenzó en California en 2008, inspirada por proyectos similares como la Nordic Game Jam en 2006. La Global integró 53 locaciones durante su primera edición y en su versión del 2010 lanzó una convocatoria que logró abrir tres sedes en Argentina.
Mendoza, una de las pioneras en participación, habilitó para el evento el Espacio Cultural Julio Le Parc y la sede de San Rafael de la UTN. “Ese fue el comienzo. Muchísimas personas que empezaron ahí terminaron creando los principales estudios que estuvieron en Mendoza hasta poquito. Después de eso, siguieron haciéndose eventos de desarrollo de gaming”, relató Guillermo Núñez, quien colaboró con la organización a nivel provincial.
En los años subsiguientes, el Instituto de Desarrollo Industrial Tecnológico y de Servicios realizó más eventos con el objetivo de relevar el potencial de producción en el área de gaming en la región. Desde ese arranque, faltó solo un par de años para la formación de asociaciones civiles representativas, divisiones especializadas en videojuegos y la inclusión de videojuegos en el paradigma audiovisual.
“Radiografía del gaming en Latinoamérica: Mendoza, tierra del sol y el desarrollo de videojuegos”, es la primera crónica de un conjunto de proyectos que buscará fotografiar el crecimiento regional de la industria de los videojuegos en Sudamérica.
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