Análisis de Mario Strikers: Battle League: Nintendo no quiere quedarse atrás en el año del Mundial

Tras 17 años de espera, la banda de Mario vuelve a las canchas de fútbol en el momento justo para traernos una entrega deportiva

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Mario Strikers surgió originalmente en Nintendo Gamecube, una consola que vendió más de 22 millones de unidades y que, además, fue la cuna de un catálogo de videojuegos que todos los gamers old school recordamos con cariño. A menos de seis meses de comenzar el Mundial de Qatar 2022, Nintendo decidió quitar el polvo a su vieja base de Strikers y trabajar en un nuevo proyecto: Mario Strikers: Battle League, disponible únicamente en la inigualable y exitosa Nintendo Switch.

En Battle League, el deporte que se ofrece tiene una transparente y legítima inspiración en el fútbol, pero con una vasta modificación del reglamento. Entre las principales alternancias con el deporte tradicional, Strikers no cuenta con un árbitro -o sea, se practica sin faltas- y los límites del estadio funcionan como una jaula, pues no hay offsides, laterales o corners.

El juego original, publicado en el año 2005, fue el encargado de inaugurar este agresivo sistema de reglas, donde golpear bruscamente al equipo rival o arrojarle objetos al estilo Mario Kart con el propósito de quitarle la pelota era cien por ciento legal. Una generación después aterrizó Mario Strikers: Charged Football a Nintendo Wii, el cual mantuvo un símil espíritu futbolero con retoques alocados y apto para toda la familia.

El Reino Champiñón vuelve a ser el universo donde los héroes y villanos pondrán a prueba sus habilidades motrices. El game design de Battle League se asemeja bastante a lo que los juegos deportivos de Mario están acostumbrados. Es decir, a una estructura extremadamente alejada a lo que podría ser un simulador, cuyo objetivo es alcanzar el hiperrealismo. Por ende, cuando salgas a la cancha de esta edición de Strikers vas a encontrarte con movimientos que en la vida real son imposibles (como empujar la pelota con la mano) y además un puñado de aspectos especiales que endulzan muchísimo la experiencia.

En lo que refiere al apartado audiovisual, nos sorprende para bien cómo aún se sigue optimizando la pequeña consola de Nintendo. A pesar de que posee un hardware limitado -ya que estamos hablando de una plataforma publicada en 2017-, esta entrega parece tener un upgrade en todas las animaciones, con un estilo graffitero y urbano 3D de máxima calidad y una orientación de los colores que lucen más oscuros a lo que vimos en, al menos, los últimos cinco first-party de la empresa. La banda sonora es caótica y espectacular por igual, tiene el papel protagónico de acompañar en momentos de adrenalina y, por primera vez, se sumaron unos riffs metaleros que encajan equilibradamente con lo que se presencia en el juego.

Los objetos, al igual que el Mario Kart o el Super Smash Bros, cumplen un rol importante. El jugador podrá almacenar hasta dos items simultáneos y dispararlos en el instante que quiera. Será trabajo de cada usuario administrar sabiamente estas casillas para obtener una ventaja competitiva ante el contrincante. El algoritmo randomizador de estos elementos también funciona como en los títulos antes mencionados, es decir, si vas ganando por una amplia diferencia, probablemente te toquen los peores objetos; mientras que si vos sos el perdedor, hay más chances de que obtengas uno de los estelares del repertorio.

Los modos de juego son básicamente tres. Uno personalizable, en el que se podrá crear una partida con todas las características que desee, ya sea el tiempo de match, si tiene o no objetos y más. Otro llamado “Copas”, que está enfocado a ser una suerte de campaña offline, disfrutable en solitario o cooperativo local. Por último, el modo online, apodado “Club Strikers”, apunta a ser la parte más sólida de Mario Strikers: Battle League. Aquí los gamers tendrán la opción de crear un club entre amigos y competir en temporadas y ascender en las divisiones para obtener interesantes recompensas.

El agarre y la configuración de los controles en los joy-cons no están mal, pero jugando con el Pro Controller oficial se nota una mejora sustancial de la experiencia, sobre todo a la hora de competir donde el ambiente se vuelve más hardcore. Un tutorial será el responsable de enseñarte el funcionamiento de cada uno de los botones, los cuales terminan siendo bastante intuitivos igualmente. Los movimientos son básicos: pasar la pelota, patear al arco o hacer una entrada agresiva para quitarle la posesión al rival; todos ellos pueden cargarse y si se oprimen con timing ideal, el personaje obtendrá una recompensa frente a presionar fuera de los parámetros que muestra la pantalla.

Hay diez personajes jugables para conformar tu party: Mario, Luigi, Bowser, Peach, Rosalina, Donkey Kong, Wario, Waluigi, Toad y Yoshi. Sin duda alguna, con próximas actualizaciones veremos la llegada de nuevos miembros a la plantilla. Cada uno de estos queribles players tiene sus propias cualidades que lo diferencian del resto. En las horas que pudimos disfrutar de Battle League, se percibió un buen equilibrio de estadísticas y ninguna injusticia técnica de base. Una sublima innovación en esta entrega es que si tenés intenciones de subir los stats individuales, ahora podrás añadirle objetos personalizables a tus personajes, como por ejemplo cascos, pecheras, etc. Para conseguir estos útiles items, será necesario ganar monedas in-game y comprarlos en la tienda.

Mario Strikers: Battle League es un juego que cautiva por donde se lo mire. Si tu objetivo es jugar acompañado, acá vas a encontrar diversión asegurada para cualquier reunión. Por el contrario, si te entusiasman los single-players, el modo Copas entretiene, pero el online -cuando madure con su primera temporada- va a capturar poderosamente tu atención. Nintendo sigue dando para hablar con Mario, el plomero más famoso del mundo y, en esta ocasión, dejó el fuego encendido para continuar mimándonos con nuevo contenido.

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