Aunque el terror parece tener un lugar relegado en la industria cinematográfica, en el gaming ocupa un lugar cada vez más mainstream gracias a la gran cantidad de títulos que se lanzan año a año. Esta semana llegó una interesante nueva apuesta de Byte Barrel que combina el terror de lo oculto visto en las novelas de H.P. Lovecraft con el frenetismo de shooters en primera persona como DOOM.
Al comenzar el juego, se puede elegir entre protagonizarlo como un cura o como una periodista. Ambos tienen diferentes conexiones con la historia principal, pero su objetivo es encontrar respuestas detrás de misteriosos sucesos en un tenebroso pueblo. En el terreno jugable, lo que diferencia a ambos personajes van a ser las diferentes habilidades especiales que obtengan en el camino, relacionadas de alguna manera a sus profesiones. Antes de entender por completo la situación, los jugadores se van a enfrentar a numerosos enemigos con un cuchillo y una pistola para iniciar un viaje que estará lleno de violencia, sangre y monstruosidades.
A lo largo de la aventura se pueden recolectar diferentes pistas sobre la historia, aunque sin captar ni uno de los elementos interactivos alrededor de los escenarios, la trama se puede entender igual ya que se presenta con diferentes cinemáticas y líneas de diálogo que ponen toda la acción en contexto.
En los distintos escenarios también se pueden encontrar las armas que componen el amplio arsenal de Forgive Me Father. Como en diferentes FPS clásicos, el armamento comienza con simpleza y poco poder de fuego, pero va sumando armas cada vez más pesadas y dañinas hasta completar un abanico lleno de opciones. Los jugadores también se topan con algunas habilidades de lo oculto que ponen al protagonista en igualdad de condiciones frente a sus enemigos y aportan interesantes recursos que, en más de una ocasión, son muy necesarios.
Uno de los ejes centrales de Forgive Me Father es la acción y el árbol de habilidades busca darles a los jugadores todavía más herramientas. Lo interesante es que dicho árbol abarca tanto las armas del juego, que se pueden mejorar y modificar hasta tres veces, como también las habilidades especiales y algunos atributos. Por ejemplo, al subir de nivel los jugadores pueden optar por modificar una escopeta para mejorar su poder de fuego, aumentar la cantidad de experiencia que otorga cada enemigo eliminado, aumentar la capacidad de munición de todas las armas o ampliar el alcance de la linterna, otra herramienta fundamental para explorar escenarios oscuros.
Lo bueno de este sistema es que no hay que esperar para poder mejorar un arma o habilidad recién obtenida. Sin embargo, también hace que cada nuevo punto de habilidad se convierta en una decisión difícil, donde tantas opciones pueden resultar abrumadoras. El sistema de progreso está diseñado para que cada jugador elija el estilo de juego que prefiera, priorizando ciertas armas y habilidades por sobre otras. Adicionalmente, las armas también presentan diferentes modificaciones posibles en un mismo nivel, lo que también obliga a elegir, por ejemplo, entre una ametralladora mejorada mecánicamente y otra que utiliza una munición mágica diferente.
Aparte del arsenal, los distintos niveles de Forgive Me Father siguen una estructura similar a la vista en videojuegos como Doom o Quake, donde es necesario recolectar llaves de colores para abrir las puertas correspondientes. Por supuesto, entre una llave y su puerta hay hordas de enemigos de los más variados diseños y niveles de poder. A medida que se avanza en la historia, el pueblo del inicio queda en el olvido y los protagonistas deambulan por locaciones muy particulares, que van desde antiguos templos a pantanos llenos de criaturas, pasando también por algunos indescriptibles escenarios llenos de horror cósmico.
La acción frenética lleva a repensar cómo encarar ciertos escenarios y a hacer uso de las diferentes habilidades a disposición para sobrevivir aunque sea por poco. El ritmo mantiene a los jugadores atentos y la disposición de los enemigos, que en más de una ocasión sorprenden al dar la vuelta en un pasillo, obliga a estar en constante movimiento mientras suena de fondo una poderosa banda sonora metalera ideal para este tipo de acción.
Sin embargo, más allá del nivel de acción y los incontables homenajes al mundo del terror que no solo giran alrededor de Lovecraft y Cthulhu, lo que más se destaca en Forgive Me Father es el apartado visual. Los diferentes escenarios y todos los enemigos están hechos a mano en un estilo comiquero poco visto en el gaming y sobre todo en shooters en primera persona. Con colores muy vivos, diseños interesantes y retorcidos, y sonidos que toman forma de onomatopeya al mejor estilo cómic, Byte Barrel logró una experiencia bastante única que aporta mucho al gaming de terror.
Aquellos que hayan visto alguno de los trailers de Forgive Me Father ya tienen más que clara la propuesta del título: acción desenfrenada, mucha sangre y Cthulhu. El título cumple a la perfección y hasta logra sorprender dentro de esos parámetros, por lo que no hay mucho para recriminarle al equipo que anteriormente solo había hecho un videojuego sobre Cazadores de Mitos. En medio de tanta acción y numerosos enemigos, la narrativa sufre un poco y se ve relegada a un segundo o tercer plano hasta que llega una cinemática que explica un poco dónde estamos parados. Sin embargo, como en otros de los FPS mencionados en este artículo, la historia no es un pilar tan fundamental para disfrutar de la experiencia.
Forgive Me Father lleva el terror cósmico y lovecraftiano al terreno de la acción y los disparos con mecánicas muy bien pensadas, lo que nos hace preguntarnos por qué nadie hizo un título así antes.
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