Videojuegos en Argentina: ¿qué necesita la industria para asegurar su futuro?

El crecimiento exponencial del sector durante la pandemia demostró la capacidad económica del rubro y también lo que falta para consolidarlo.

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El proceso de hiperdigitalización de la sociedad construyó otra realidad para el gaming y su papel en el futuro. Mientras que Latinoamérica entera ha demostrado su rol clave en proporcionar servicios para el desarrollo del área, cada país tiene necesidades particulares para consolidarse en su región. ¿Qué necesita Argentina para participar en este nuevo capítulo de la historia del gaming? Este artículo es el primero de una serie de notas que buscarán explorar la actualidad y la proyección de cada país en el área de los videojuegos.

El rubro de videojuegos en un país consiste en una gran cantidad de profesionales que representan un sin fin de disciplinas: artistas, diseñadores, músicos, localizadores, desarrolladores y muchas otras profesiones son las necesarias para la creación de experiencias. El nivel de heterogeneidad de la industria dificulta su categorización, ya que aún no existe un imaginario administrativo que englobe todas las realidades.

Las definiciones desde el Estado

Uno de los trabajos que se ha propuesto el Mercado de las Industrias Culturales Argentinas (MICA) es comenzar a registrar a los profesionales que se dedican a los videojuegos. Los responsables de la planificación de este proyecto son Lucrecia Cardoso (Secretaría de Desarrollo Cultural), Luis “el Chino” Sanjurjo (Director Nacional de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Nación) y Alejandro Iparraguirre (Coordinador de Videojuegos en el Ministerio de Cultura de la Nación).

El sector de Desarrollo Cultural debió reimaginarse completamente durante la pandemia, ya que el cierre de salas, festivales y circuitos de promoción de la cultura pusieron en estado de emergencia a miles de trabajadores que no tuvieron la posibilidad de ejercer durante el período de cuarentena.

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Según Sanjurjo, este período intensificó las problemáticas preexistentes en los sectores y obligó a la entidad a cambiar las prioridades de respuesta estatal: “pero como dice siempre Lucrecia, la pandemia no nos cambió los objetivos”, remarcó. En este cambio de prioridades, se entendió que la clave del avance es la categorización de todas las tendencias emergentes.

“Nuestra vocación es escuchar y transformar las propuestas en políticas, entendiendo que hay todo un desafío, que es el de ecualizar la necesidad con las posibilidades”, dijo Luis Sanjurjo, Director Nacional de Industrias Culturales.

Pero, ¿por qué decidieron que videojuegos es cuestión de cultura? “Creo que los sectores no están circunscritos por un ministerio del sector; es un sector. Lo que pasa es quién los reconoce y quién empieza a trabajar. Los videojuegos son videojuegos por sí mismo y es un poco la lucha que hay que tener, no quedarse en ningún sector”, explicó Iparraguirre.

Los videojuegos como industria aún necesitan una definición estatal para comenzar a fomentar proyectos en su rubro. A partir de su institucionalización, Iparraguirre apuntó que se puede habilitar otro panorama relacionado con “la dimensión productiva de la cultura”.

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El análisis de las necesidades del sector está fuertemente relacionado con los datos que se pueden relevar, un factor que hasta ahora no se ha podido realizar de una manera eficiente dado al trabajo informal y el tamaño de la mayoría de los estudios de desarrollo de videojuegos. “Estamos trabajando en el desarrollo de propuestas que permitan empezar a medir mejor; pero esto no es un problema solo de gaming, sino adquirida de la industria en su conjunto”, explicó Sanjurjo y apuntó que aún existe una resistencia a pensar en los bienes culturales como una capacidad económica.

“Lo peor que podemos hacer es no asumir la complejidad de la economía de la cultura. Quien produce videojuegos tiene necesidades y desde el Estado urge desarrollar herramientas que midan el nivel de riqueza que genera el sector para hacer inversiones estratégicas”, comentó el Director Nacional de Industrias Culturales.

Según el funcionario, una de las tareas más importantes relacionados al MICA se trata de dar voz a los actores dentro de un rubro para que el Estado responda a sus necesidades. “Si la política pública solo se construye a partir del diagnóstico previo, que es el que trae el funcionario y su equipo, y no se actualiza en diálogo con el sector, ahí empiezan los problemas porque empieza a ser solo una parte de la mirada necesaria”, explicó.

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El equipo de la Dirección Nacional de Industrias Culturales marcó que el rubro de los videojuegos necesita más articulación, donde empresarios, organizaciones y asociaciones puedan poner en común las diferentes realidades que atraviesan y formular concretamente las problemáticas del sector. Dentro de este acuerdo, Sanjurjo cree que la formación de sindicatos sería clave para la organización de regulaciones laborales e institucionalización del gaming.

Pero los problemas no solo radican en la falta de articulación de todos los sectores, sino que Iparraguirre acentúa que existen varias dimensiones relacionadas con la educación que podrían ofrecer una solución a los problemas de articulación. En primera instancia, el uso de videojuegos en el aprendizaje formal e informal (Edutainment) y luego, formadores a nivel profesional en cada carrera que pueda relacionarse al rubro.

Desde la Dirección Nacional de Industrias Culturales, lo que se pide de los y las profesionales de videojuegos en Argentina es una integración orgánica que permita sistematizar los pedidos del sector. Pero mientras tanto, los estudios y asociaciones nacionales están en puja por su supervivencia dado a las restricciones económicas que se obtienen para poder comenzar a construir aquella articulación.

La perspectiva desde lo privado

La Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentina es una institución que fue fundada en el 2004 con el fin de integrar una sociedad empresarial con los líderes de los estudios nacionales. Desde el 2018, la institución trabajó sobre una alianza con la Universidad Nacional de Rafaela y creó el Observatorio de la Industria Argentina de Desarrollo de Videojuegos, uno de las pocas entidades que releva estadísticas en el rubro.

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El Observatorio se postuló entonces como reflejo de la realidad nacional del rubro en cuanto características generales, recursos humanos, financiamiento y facturación, pero su alcance está limitado a los participantes de su asociación y quienes logran acceder al formulario digital que releva aquellos datos.

Mientras que ADVA intenta reunir perfiles empresariales, también ha logrado recopilar problemáticas de quienes intentan establecerse como empresa o PyME en el país. Según Florencia Fole, Vicepresidenta de la Asociación, existen varios ítems que deben resolverse para consolidar el crecimiento en el sector: facilidades laborales para asegurar la competitividad local, docentes y capacitaciones, financiamiento y planes de acceso a hardware especializado para trabajar con la tecnología que se requiere a nivel internacional.

Mientras que señala que desde su entidad intentan generar capacitaciones técnicas, difusión de proyectos y beneficios para sus socios, Fole explicó que se están presentando serios desafíos para la industria: “La fuga de talento calificado ante oferta laboral internacional con la opción de trabajar remoto con sueldos que los pequeños y medianos estudios poco pueden competir y los docentes que tenemos para capacitar no están dando abasto. Existe la necesidad del acceso a más líneas de financiación, el acceso a dev kits (equipos de desarrollo de hardware experimental) que se ve denegado por trabas varias y el acceso a contenido técnico en español”, enumeró la representante.

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La integración entre las necesidades empresariales y la respuesta estatal es clave para la formalización de un sector como el de videojuegos. El circuito marca la necesidad de una consolidación organizada para asegurar el futuro de trabajadores y trabajadoras que tienen la capacidad de alinearse con los nuevos paradigmas digitales que se presenten en un futuro.

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