Todas las organizaciones de videojuegos parecen haber seteado el mismo timing para lanzar sus proyectos más ambiciosos de nueva generación. Probablemente esa idea está sostenida por una audiencia a nivel mundial que ya empieza a conseguir poco a poco las consolas next-gen y con ello, la posibilidad de jugar títulos más demandantes en lo técnico.
Bethesda es propietaria de licencias muy conocidas como Fallout, The Elder Scrolls, Doom y más. Con Shinji Mikami -creador de la saga Resident Evil- y Tango Gameworks unió sus fuerzas para desarrollar Ghostwire: Tokyo, un juego de soft-horror y acción en primera persona ambientada en Japón. Desde Infobae accedimos a este nuevo título antes de su lanzamiento y experimentamos una gran parte del contenido, incluida la finalización del arco principal.
Ghostwire: Tokyo es un título exclusivo de PS5 y PC, por lo que podrás jugarlo desde Steam o Epic Games Store. Nosotros analizamos la versión de PlayStation ya que nos interesaba saber si verdaderamente se hacían uso de las cualidades de la consola y el DualSense, como se había anunciado en los teasers de eventos pasados como la QuakeCon o State of Play.
Como su nombre lo indica, la historia se centra en Tokio. Al iniciar la nueva partida, se introducirá un tutorial de aspectos básicos mientras se plantea el conflicto principal: el 99% de la población ha desaparecido de forma inesperada y los espíritus del folclore nipón toman el control de las calles. El jugador se pondrá en la piel de Akito Izuki, un joven que despierta en el comienzo de todo este conflicto - sin tener la oportunidad de decidir- termina siendo poseído por un espectro -KK- que le otorga habilidades sobrenaturales. El protagonista tendrá el objetivo de buscar al único familiar vivo que le queda, su hermana Mari.
En medio de este escenario sumergido en la oscuridad, se presenta un hombre vestido con atuendos oscuros y una máscara Hannya, quien asegura ser el líder de todo este proyecto del que se desconocen sus motivos y se autoproclama como una especie de mesías con el don de purificar las almas. La trama se vuelve aún más dramática cuando este ser secuestra a Mari con ayuda de otros tres portadores de máscaras. Todos ellos demuestran tener poderes similares a los del huésped de Akito.
Si bien el objetivo está muy claro desde el inicio, la historia principal va a dar muchos giros entre capítulo y capítulo. El sendero primario nos invita a reunir pistas y descubrir caminos que nos lleven a encontrar a la hermana del protagonista. El progreso se irá dando con la resolución de misiones o eliminando a los ghouls. Por supuesto que también hay un componente RPG bastante fuerte reflejado en las estadísticas de Akito. Conforme se vaya obteniendo experiencia, se subirá de nivel y con ello se incrementará el HP máximo y nuevos ataques o destrezas estarán disponibles.
El combate no solo es importante en Ghostwire: Tokyo. De hecho, es uno de sus pilares más fuertes y atractivos como obra integral. La entidad que posee Akito habilita una serie de poderes espirituales que están ligados a los elementos de la naturaleza (viento, agua y fuego). Cada uno de ellos tendrá su respectiva ventaja ante ciertos monstruos y podrá mejorarse en el árbol de habilidades.
Con el joystick, la sensación de los roces con los demonios es espectacular, ya que cómoda y rápidamente podrás escoger entre todas las opciones de agresión en una rueda muy ágil, sin la necesidad de acceder a un menú de cambio que corte la inmersión. Los ataques pueden ser de daño rápido, en área o para empujar a los adversarios. Los movimientos especiales consumen PE, que se recupera con la ayuda del abatimiento de rivales o rompiendo ciertos objetos flotantes del escenario. Esta sección resulta muy dinámica y divertida, corta con los esquemas clásicos de casteos y pone a prueba la puntería del jugador.
Siguiendo en el terreno de las disputas espirituales, hay una variedad de enemigos muy amplia que los jugadores se van a encontrar en su camino. Algunos son más fuertes que otros y se van a presentar en reiteradas ocasiones de la aventura, ya que son un recurso que se utiliza varias veces de punta a punta. Su diseño artístico está alineado a toda la ambientación de penumbra que azota Ghostwire: Tokyo. También, desde el más débil hasta el más fuerte de los bosses tiene adoptado un altísimo detalle creepy que va de la mano con la cultura o religión japonesa. Sin entrar en spoilers, los jefes cuentan con una serie de estructuras hostiles y defensivas que invitan al jugador a analizar finamente el terreno y así tener una lucha muy desafiante.
Ghostwire: Tokyo ofrece una zona urbana abierta gigante -y llena de oscuridad- donde se recrean edificios modernos, templos antiguos y muchísimas tiendas. Además de contar con una gran cantidad de monumentos reales, hay un fuerte trabajo de diseño de interiores que también captan la atención.
La exploración no solo es un un elemento muy presente en el juego gracias a la recreación de la ciudad: inspeccionar todos los recovecos del mapa serán bien recompensados. Hay muchos templos para rezar y subir las estadísticas, miles de coleccionables para encontrar (ideal para aquellos jugadores achievers) y -por último, pero no menor-, hay una gran cantidad de perros y gatos para acariciar o alimentar. Si, van a colaborar para hacer la estadía del jugador más placentera, pero también van a retribuirlo con dinero o indicaciones para descubrir objetos valiosos escondidos.
Desde el primer momento -y hasta incluso en el endgame- habrá una niebla dañina que al entrar en contacto perjudicará la salud de Akito. Incluso, si se permanece mucho tiempo dentro de ella, podrá matar al protagonista si agota su salud. Esa niebla se presenta en determinados espacios del mapa y solo puede limpiarse a través de la purificación de los santuarios distribuidos por el mapa que, además, servirán para hacer viajes rápidos. Si bien no hay monturas o vehículos para transportarse, sí hay ciertos edificios que cuentan con un Tengu, un animal mitológico que permite elevarnos con mucha facilidad hasta las terrazas, ampliando aún más las opciones de exploración.
Es una realidad que el mapa está libre de NPCs, a excepción de algunos vendedores; sin embargo, hay muchísimas almas para recolectar con un Katashiro, una figura de papel. Estas funcionarán como coleccionables -ya que no afecta el orden del arco principal-, pero también servirán para farmear experiencia y subir más rápidamente de nivel.
A nivel gráfico, el juego logra un buen resultado. Los espacios abiertos tienen una dirección de arte muy vistosa, con una paleta de colores que se mezcla delicadamente entre lo gótico y ciberpunk, gracias a la combinación de colores neón con un buen aplique de tonalidades grises. La ilustración digital de toda la arquitectura interna y externa de Tokio es espectacular y la recreación de torres o iglesias, con todo el abanico de assets necesarios, resultan muy realistas.
Desde el primer capítulo, Akito empieza a tener visiones en medio de la jugabilidad. Probablemente la recreación de estos escenarios alucinógenos es uno de los puntos más llamativos de Ghostwire: Tokyo. Las transiciones -cuando se pasa del juego normal a tener estas imágenes demoníacas- son increíbles. Todas las partículas que van mutando y las animaciones que se utilizan, en sincronía con un apartado auditivo que exprime al máximo las cualidades 3D avanzadas, realmente coexisten para ofrecer una excelente vivencia.
A nivel técnico, en PlayStation 5 ocupa 19 GB de almacenamiento y se ofrecen las siguientes opciones:
-Modo Calidad: renderizado con Ray Tracing. Limitado a 30 FPS
-Modo Rendimiento: alta velocidad de fotogramas. Limitado a 60 FPS.
-HFR: FPS ilimitado manteniendo la calidad o rendimiento. También puede optarse por Vsync activado o desactivado para monitores o TVs con mayor tasa de refresco.
Sin lugar a dudas, el DualSense tiene un papel importantísimo en esta experiencia. Tango Gameworks supo aprovechar al máximo todas las herramientas que este mando ofrece, puesto que podrás sentir la lluvia a través de la vibración y la tensión de los gatillos adaptativos con las distintas habilidades.
Este título, además, ofrece buenas opciones de accesibilidad en diferentes aspectos. Por ejemplo, tiene la opción para aquellos gamers que sufren de daltonismo. También tiene varios idiomas incorporados y está localizado incluso al español latino (voces y textos). Con respecto a las dificultades, hay cuatro niveles para escoger: fácil, normal, difícil y Tatari.
En relación a la duración, nos tomó 14 horas terminar el arco principal en dificultad normal e intercalando con Tatari para algunos enfrentamientos con los bosses. Sin embargo, hay cientos de misiones secundarias que amplían estos números mínimamente a otras 20 horas adicionales. Los desafíos o quests alternativas son un punto que nos sorprendió positivamente, ya que todas ellas tienen una nueva microhistoria para contar o una leyenda para relatar basadas en la cultura de los Yokai. Todas ellas son muy atrapantes y no abusan en absoluto de la repetitividad.
Ghostwire: Tokyo viene a complacer a la audiencia gamer que anhela los juegos single-player y se perfila para ser una de las apuestas importantes del 2022. Con un buen equilibrio entre la modernidad de Tokyo y elementos de la mitología de Japón, una propuesta de combate interesante y una historia que logra atrapar, llega para sumarse a una primera parte del año que no paró de sorprender a los jugadores.
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