El estudio taiwanés Rayark es experto en videojuegos rítmicos desde que comenzó su actividad hace más de diez años con uno de los títulos más queridos por su comunidad, Cytus. Otra de sus grandes obras, Deemo, lanzó su secuela hace pocas semanas para incorporar una enorme cantidad de novedades a la fórmula, aunque no todas son tan atractivas para los jugadores.
Por suerte para aquellos que no están familiarizados con la franquicia, Deemo II no requiere de ningún conocimiento previo sobre la trama, los personajes o la jugabilidad. La historia del primer título es autoconclusiva, pero la secuela expande el universo del personaje en todos los aspectos posibles, desde la trama a la jugabilidad.
Los jugadores comienzan la aventura manejando a Eco, una muchacha de pelo blanco que entró en contacto con una poderosa lluvia y “floreció”. Aunque en este particular reino creado a partir de la música eso significa desaparecer para siempre, Eco volvió a materializarse de manera misteriosa poco después. Para sumar elementos interesantes a la trama, lo hizo frente a la estatua del Compositor, un enigmático personaje responsable de la creación del mundo del juego. En su aventura, Eco se va a cruzar con personajes que creen que el Compositor va a salvarlos de la perdición y otros que perdieron las esperanzas y hasta odian su figura.
Pero más allá de la trama, que se desarrolla principalmente a través de cinemáticas dignas de un anime y diálogos con diferentes personajes, Deemo II es otro videojuego rítmico de Rayark. Las mecánicas de juego en este aspecto no son tan novedosas, sino que presentan una fórmula más pulida de lo que se vio en la primera entrega. Los jugadores deben tocar cada nota en el momento exacto, con algunas particularidades típicas del género, como notas que hay que mantener y otras que se conectan entre sí sin necesidad de levantar el dedo. En este apartado, Deemo II decidió no arreglar lo que no estaba roto, lo que para algunos puede ser un punto en contra. Sin embargo, es algo que se compensa con el extenso repertorio musical que ofrece el nuevo título, siempre y cuando el jugador esté dispuesto a pagar.
Las principales novedades del juego están por fuera de sus mecánicas rítmicas. La narrativa, como en la primera parte, es uno de los elementos más importantes y la única manera de avanzar es superando diferentes canciones. De todas maneras, Deemo II también incorporó un mundo abierto lleno de posibilidades con la intención de atrapar la atención de sus players por mucho más tiempo.
La aventura comienza en la estación de tren, colapsada por un terremoto y rodeada por una fuerte lluvia que solo se puede disipar con música. Los jugadores pueden superar distintas canciones con el objetivo de desbloquear áreas de la estación. La exploración del mapa es recompensada con nuevas canciones, ítems y distintas misiones secundarias otorgadas por los personajes que recorren los pasillos del mapa. Sin embargo, hacer avanzar la historia puede volverse un proceso mucho más engorroso de lo que debería a raíz de la polémica incorporación de distintos tipos de microtransacciones y varias monedas con diferentes propósitos.
Por un lado, hay packs de canciones adicionales, algo que ya estaba presente en el primer Deemo y que es algo natural para cualquier videojuego rítmico que se lance hoy. Sin embargo, Rayark incorporó un sistema de Pase de Batalla para la secuela, así como también un sistema de “Resplandor”, similar a la resina de Genshin Impact: los jugadores tienen una cantidad limitada por día, pero existen ítems premium para hacer recargas. La conjunción de estas nuevas mecánicas obliga a los jugadores a superar una y otra vez las mismas canciones, con el objetivo de llenar un medidor de Reparación que hace avanzar la trama principal a un ritmo bastante lento. El proceso se vuelve tedioso muy rápido, especialmente viendo la cantidad de mejoras y novedades que se pueden desbloquear gastando dinero real, aunque a precios exorbitantes.
Se puede argumentar que no es necesario utilizar dinero para avanzar, pero pareciera que los nuevos sistemas de progreso fueron diseñados para evitar que los jugadores, justamente, progresen. Adicionalmente, Deemo II cuenta con diferentes tipos de monedas, cada una con funciones específicas en la jugabilidad, algo que también es común en muchos títulos mobile, pero no parece tener mucho sentido en esta fórmula. Si bien es posible jugar sin Resplandor, por ejemplo, no hay ningún tipo de incentivo o recompensa que invite a los jugadores a hacerlo, en especial cuando la única opción es jugar repetidas veces las mismas canciones.
Fuera de esas mecánicas, criticadas por fans del estudio taiwanés, Deemo II redobla la apuesta en el apartado gráfico al presentar un mundo semi abierto en 3D y lleno de personajes coloridos e interesantes. Al mismo tiempo, las poderosas cinemáticas pueden hacer temblar a dispositivos móviles de gama media porque el título no parece estar del todo optimizado, algo que se espera se corrija a lo largo de este año. De cualquier manera, el mundo de Deemo II se siente vivo con cada nuevo pasillo que se descubre y está cargado de secretos por revelar, ya sea simplemente mirando cada pared con atención o resolviendo acertijos disparados por los distintos personajes del juego.
La secuela de Deemo también innova con eventos temáticos a través de misiones, objetos, canciones y recompensas de tiempo limitado. Lo negativo de este apartado es que el juego requiere una conexión a internet constante, lo cual puede ser un inconveniente para jugadores que quieren disfrutar del título en sus viajes en transporte público o cualquier otro lugar que no cuente con el Wi-Fi de sus casas.
Todas las novedades que presenta Deemo II, buenas y no tanto, dan como resultado una experiencia que no parece estar a la altura de la primera entrega, en especial teniendo en cuenta la larga espera de casi diez años entre un título y otro. Por otro lado, jugadores acostumbrados a las experiencias de Rayark saben que la historia de Deemo II está recién comenzando: la primera parte se lanzó oficialmente en 2013, pero contó con actualizaciones de contenido y novedades de todo tipo hasta agosto de 2020, incluyendo el final de la trama. Teniendo esto en cuenta, se puede esperar que Deemo II cambie mucho con el correr de los meses, incorporando diferentes novedades de contenido, pero también descartando algunas mecánicas que ya dispararon polémicas entre los fans.
Deemo II ofrece una interesante variedad de canciones que tienen al piano como columna vertebral de la melodía, con algunas opciones instrumentales y muchas otras con voces de artistas japoneses. Con una jugabilidad más que pulida y nuevas mecánicas de exploración e interacción, logra separarse de la primera parte con una gran batería de novedades, pero al mismo tiempo puede resultar una experiencia frustrante para los que quieren sumergirse de lleno en la nueva historia sin esperar. Con el historial del estudio, todo parece indicar que el camino de Deemo II está recién comenzando y que dentro de algunos meses o algunos años vamos a estar nuevamente frente a otra obra maestra del género. Lamentablemente, en estos momentos no es tan así. El análisis del juego se hizo utilizando un Moto G30.
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