El pasado ya no se trata de griegos, romanos o egipcios: ya es necesario entender los primeros pasos del mundo digital para resolver el rompecabezas de cómo el mundo tech y los videojuegos se están adueñando de nuestra vida cotidiana. Parte de esta misión es la que guía a Modo Historia, el podcast argentino que busca guiar a sus oyentes a través del efecto dominó que terminó por construir el universo del gaming.
Guillermo Crespi es un diseñador Narrativo y Guionista que marcó su paso por estudios de desarrollo de Argentina como Sixth Vowel y HeavyBoat. Donde cambió el curso de la historia fue del lado de la enseñanza, ya que logró solidificar cursos relacionados con los procesos narrativos del gaming en lugares como la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), la Universidad Nacional de las Artes e Image Campus.
En medio de todo ese desglose, conoció a Juan Becerril (Game Designer) y Matías Marqués (Periodista y licenciado en Historia) y entre los tres decidieron conformar la mesa redonda de Modo Historia con la firme consigna de pensar en el gaming lejos de las luces RGB sensacionalistas y más cerca del trasfondo que permitió la explosión de la tecnología hogareña, cómo se vinculó con las artes y cómo terminaron formando cultura universal.
“Tratamos de hacer un trabajo muy meticuloso, de no excedernos en detalles ni tampoco ser muy generales. Contar algún tipo de cuentito en cada episodio, pero que eso no nos cierre solamente al ámbito de los videojuegos”, explicó Crespi sobre su fórmula clave. El guionista destacó que su principal interés es convencer a mucha gente fuera del ámbito que el gaming se puede desarrollar seriamente pero “sin que eso fuera una solemnidad y un embole absoluto”.
Desde la aparición de la jugada “La Mano de Dios” de Diego Maradona en el ‘86 en juegos deportivos, pasando por el escándalo de la autoría del Tetris en medio de la Guerra Fría, hasta las guerras de consolas, el podcast explica cómo los videojuegos terminan por ser un reflejo de lo que está pasando en otros ámbitos de la humanidad. Modo Historia se divide en capítulos de una hora que están disponibles en Spotify y cada uno se concentra en hitos tecnológicos donde se termina por descubrir la participación de muchos sectores que comúnmente no se asocia con videojuegos.
Pero a pesar de la importancia histórica, por momentos el mundo gamer todavía parece encasillado como un fenómeno novedoso, pero que nunca logra hacer mella en la trama de las noticias cotidianas. Guillermo Crespi habló en exclusiva con Infobae Latin Power para colaborar con la reflexión de por qué a veces cuesta tanto amplificar el mensaje del gaming.
— ¿Por qué creés que al público le cuesta reconocer el impacto cultural de los videojuegos?
— Creo que sí hay un sector del público argentino que reconoce el impacto cultural, pero me parece que existe algún tipo de tendencia para que lo que se considera impacto cultural tiene que cruzarse con algunas nociones tradicionales del arte, que es una discusión antiquísima y muy densa. Me parece que es un poco limitante solo hablar de impacto cultural en el gaming porque -si bien hay gente que lo reconoce- me gustaría que esos análisis y que esas perspectivas no se cierren solamente a algún grupito pequeño de juegos que por buscar algo diferente a lo tradicional, automáticamente se los separa en un grupo diferente y se los ensalza.
“Esto lo mencionamos en el podcast; alguna vez, Brian Moriarty (creador del Loom de LucasArts) dijo: ‘¿Por qué le pedimos que se les dé categoría de arte a los videojuegos y nunca al ajedrez, si también es un juego? Parece que la cuestión lúdica, siempre ligada al entretenimiento, a la pérdida de tiempo, a la esparcimiento, a la distracción, es algo que atraviesa los videojuegos por definición, aún si hay muchos que se alejan tremendamente de eso”, explicó Crespi sobre los preconceptos que hay del rubro.
— ¿Qué otros espacios necesita el gaming para volverse una instancia normalizada?
— Yo me inclino a pensar por esta cuestión de no encerrarse a hablar de videojuegos, que estos puedan ser parte de tu vida aun si no son el centro de tu vida y plantear que eso está bien igual. Me parece que eso es una de las cosas que dificulta muchas veces esta separación y que hace que no se vuelva algo ‘normal’. Parece que hay un encapsulamiento donde los videojuegos debieran ser lo más importante, entonces ahí se genera una cosa donde algunas personas terminan amurallándolos diciendo ‘sí, si esto no es lo más importante para vos, entonces no te mereces llamarte gamer’.
— ¿Cómo se pueden abrir estos espacios?
— Este tipo de discursos hace que un lado se encierre y del otro lado la respuesta sea ‘no tengo ganas de pasarme x cantidad de horas con eso, así que no me voy a meter’. Así seguimos un poco con esta separación. Para abrirse, estos espacios tienen que pensar en la posibilidad de jugar un videojuego como esparcimiento breve, puede ser una cosa más que vos hacés. Que las historias que se cuentan sobre el gaming no sean solamente sobre el hardcore, sobre los fans, sino sobre gente que de pronto tuvo en algún momento de su vida interés por los videojuegos. Y yo creo que a partir de eso vamos a poder hablar más de videojuegos mezclados con otras cosas.
Modo Historia se puede encontrar en Spotify
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