La semana pasada, Netflix lanzó su flamante sección de videojuegos móviles dentro de su plataforma con un catálogo bastante acotado y promesas de mucho contenido en los próximos años. Entre los títulos iniciales de Netflix Juegos se encuentra Card Blast, que intenta darle un giro a los típicos títulos de cartas con una fórmula adictiva que entretiene en la medida justa, pero no logra sostenerse en el tiempo.
La mecánica principal del título es simple y apta para todo público. En la parte inferior de la pantalla empiezan a desfilar cartas de una baraja francesa y los jugadores deben formar distintos tipos de juegos –par, pierna, póker, escalera, etc-. Deben hacerlo antes de que las cartas lleguen al otro extremo de la pantalla, donde una sierra eléctrica espera para destrozarlas y activar la pantalla de Game Over.
Cada nivel presenta un tipo de objetivo diferente. Los primeros funcionan como un extenso tutorial, donde se presentan las distintas mecánicas y se hace un repaso por todos los posibles juegos que se pueden armar. Luego de esa etapa, los objetivos empiezan a variar y a veces tienen que ver con un límite de puntos, con una cantidad específica de un juego o con ciertas acciones particulares, como romper objetos que bloquean la posibilidad de avanzar. A medida que se superan niveles, se desbloquean escenarios temáticos que incluyen más elementos que evitan que la experiencia se vuelva monótona y todos los niveles se sientan iguales.
Al iniciar sesión y al superar un nivel, los jugadores obtienen gemas para comprar potenciadores. Pueden ser herramientas para sumar más puntos por una breve cantidad de tiempo, para frenar el avance de las cartas o para liberar manos que estén bloqueadas. Iniciar sesión y superar niveles también otorga monedas, pero lo más extraño de todo es que no hay casi oportunidad de gastarlas. La tienda del juego solo exhibe los potenciadores y no hay ningún otro apartado que ofrezca otro tipo contenido.
Comenzando por ahí, Card Blast parece un juego sin terminar que fue lanzado antes de tiempo. Tiene mucho potencial para encender la competencia entre amigos, pero su área multijugador es muy pobre: solamente hay torneos diarios y uno semanal donde el principal objetivo es hacer la mayor cantidad de puntos posibles. Las monedas del título solo se pueden usar aquí para pagar la entrada a la competencia. Aparte de eso, las tablas de posiciones muestran números muy dudosos con cifras que parecen inalcanzables a menos que se usen trampas.
El concepto detrás de Card Blast no es una revolución, pero logra ser entretenido, llevadero y, como mencioné más arriba, adictivo. Sin embargo, los pequeños cambios y novedades de un nivel a otro no son suficientes y la experiencia se vuelve monótona muy rápido. La velocidad con la que se mueven las cartas va aumentando a medida que se consiguen puntos, pero no hay distintos niveles de dificultad ni modos de juego, lo que significa que todas las partidas tienen exactamente el mismo ritmo. No hay manera de agregar o invitar amigos ni entablar partidas 1 vs 1, lo que hace que la experiencia se agote enseguida y no ofrezca nada nuevo después de jugar unas horas.
Desconozco si hay planes para actualizar Card Blast en el futuro, pero podría tratarse de una experiencia más que llamativa si agregara contenido, características y mecánicas periódicamente. Con décadas enteras de juegos casuales en el terreno mobile y diversos modelos de negocios exitosos, esperaba una experiencia un poco más sólida. Sin embargo, de la manera en la que llegó a Netflix Juegos, Card Blast es una gran decepción y no vale la pena ni aunque esté incluido con la suscripción al servicio de streaming.
El análisis del juego se realizó con un Motorola Moto G30
SEGUIR LEYENDO: