Análisis de Far Cry 6: el exceso de contenido es su fortaleza y desventaja

El último título de la franquicia ofrece muchísimo material que, por momentos, puede distraerte de la historia principal

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Far Cry es una de las sagas más amadas y también una de las más conflictivas y controversiales de Ubisoft. Una franquicia que siempre intenta incomodar o meter el dedo en alguna herida que continúa abierta. A veces lo logra con éxito y otras se queda sólo con una buena intención. ¿Cómo le va a este nuevo capítulo?

Ubisoft nos arrastra esta vez a la isla de Yara. Un pedazo de tierra rodeado por mar caribeño, repleto de paisajes maravillosos y donde cada rincón puede ser una foto para Instagram. Pero como es costumbre en esta saga, nadie está de vacaciones.

Yara nos recuerda a Cuba en cada uno de sus rincones. Una enorme isla rodeada por mar azul y cristalino, con un cielo limpio y una sensación de tranquilidad que no se condice con la realidad. Calles de tierra, senderos que se internan en la selva, animales salvajes o ciudades con viejas y coloridas edificaciones, son el nuevo escenario de Far Cry 6.

Hasta acá vamos bárbaro, es un lugar al que cualquiera de nosotros podría ir a tomar sol y descansar. Pero el pueblo de Yara está bajo la opresión de Anton Castillo, un temible dictador, que obliga a su gente a trabajar en los campos de tabaco. Anton está interpretado por el genial Giancarlo Esposito, al que conocemos por su implacable Gus Fring de Breaking Bad, o Moff Gideon en The Mandalorian.

Un poco de historia

Parece que en 1967, una revolución provocó un bloqueo comercial alrededor de la isla. Yara estaba dirigida por Santos Espinosa, una leyenda de la guerrilla. Cuando el caudillo murió, el país colapsó y hubo elecciones. Antón fue elegido con la promesa de devolver a la nación su antigua gloria.

Pero lo que hace es retroceder a Yara 50 años, a la época en que su padre estaba en el poder. Anton quería volver a como era antes de la revolución, cuando las cosas eran, desde su punto de vista, mejores. Ahora sí, volviendo al presente, nuestro dictador de turno, hace todo por el tabaco, que aparentemente es tan especial. De sus hojas se destila un medicamento que puede tratar el cáncer, y esto, le da un valor incalculable. Castillo tiene en sus manos un tesoro que, como todo dictador, no planea compartir.

El elemento que extraen del tabaco se llama Viviro. Le hacen cosas raras a la semilla del tabaco, y después le vuelven a hacer cosas raras en los laboratorios de Yara. De ahí sacan un veneno que vuelven a tirar a las plantas, y que después son cosechadas por los trabajadores. El chiste es que ninguno de ellos lo hace por voluntad propia. Todos son obligados por el dictador, por considerarlos ideológicamente opuestos.

Pero esto no termina acá, todo este proceso es muy tóxico y esto está matando lentamente a los trabajadores y destruyendo a la población de Yara. Y ahí mis queridos, es donde se arma la podrida y entramos nosotros.

Sin vueltas: ¿Qué pasa con Far Cry 6?

Como todos sabemos, el fuerte de la saga siempre fueron los villanos. Desde que descubrieron el poder de la maldad con Vaas Montenegro en Far Cry 3, repitieron esta fórmula hasta el cansancio. Mundo abierto de algún lugar oprimido, villano bien chiflado y torturador, y héroe guerrillero que, paso a paso, le va rompiendo todo. Pero también pecan desaprovechando lo mejor que tienen. El villano es el plato fuerte y sólo lo vemos renegando en los cutscenes, hasta que logramos enfrentarlo cara a cara.

En el caso de Anton, Esposito es maravilloso y nos pinta a la perfección la mente retorcida de un dictador. Castillo cree que está haciendo lo correcto y que el fin justifica los medios. Para él la gente es un daño aceptable, si logra recomponer la economía de Yara. Intenta transmitirle esto a su hijo de 13 años, pero Diego piensa distinto. El amor por su padre no oculta las atrocidades de las que Anton es capaz y, como todo adolescente, desafía y cuestiona.

En medio de todo esto, entramos como Dani Rojas (podemos elegir ser héroe o heroína). Damos nuestros primeros pasos en la Isla Santuario, que es solo una pequeña porción de todo lo que podemos recorrer. Nuestra líder se llama Clara y, nos guste o no, nos sumamos a su movimiento revolucionario llamado Libertad.

¿Qué propone el juego?

La respuesta es muy sencilla. Molestar sistemáticamente a Castillo y a todos sus secuaces hasta debilitarlos y acorralarlos. Esto no va a ser una tarea sencilla, porque Yara es uno de los escenarios más grandes hasta la fecha. La isla es enorme y, como siempre, está dividida en sectores.

Madrugada, Valle de Oro y El Este son las 3 zonas principales. Una vez que liberamos la Isla Santuario, correteamos libremente por estos tres sectores, molestando a la milicia de Castillo. Como en cada entrega, todo tiene una especie de orden de visita.

Hay lugares a los que es conveniente no ir de arranque, porque no vamos a tener un buen equipo para enfrentarlos. Ni bien ponemos pie en la gran isla, nos “sugieren” empezar por Madrugada, seguir por Valle de Oro y terminar en El este. Pero eso en la práctica nunca ocurre, porque Yara está diseñada exclusivamente para distraernos.

En cada sector tenemos aliados de la revolución, y un general que responde a Castillo. En Madrugada vamos a enfrentarnos con José Castillo, el sobrino del dictador, pero la familia Montero va a estar lista para darnos una mano cueste lo que cueste. En Valle de Oro María Marquessa, quien maneja la propaganda del Anton, va a impedirnos cualquier movimiento, mientras que los Máximas Matanzas van a estar de nuestro lado. Y en El Este el Almirante Benítez y Sean McKay se enfrentan a El Tigre, que claramente va a ser nuestro aliado. Toda esta carrera concluye finalmente en Esperanza, donde Anton Castillo nos va a esperar con los brazos abiertos.

Far Cry 6, no apto para gente con TOC del pending

No importa cuan ordenado hagamos nuestro recorrido, nuestros aliados se encargan de cruzarnos a otro territorio antes de tiempo. Y si no son ellos, algún pobre habitante de la isla que es hostigado por un soldado, o la oferta de descubrir un tesoro.

Yara tiene infinidad de lugares y pintorescas ciudades para visitar. Todas repletas de gente que eventualmente, puede ofrecernos hacer algo para hacer. Siempre hay controles militares que tomar o puestos antiaéreos que desactivar. Si esto no alcanza hay incluso peleas de gallos, carreras de autos o se puede cazar y pescar. Todo el tiempo hay cosas para hacer y llega un punto en el que cualquier fanático del orden, queda al borde del ACV.

Para los que no soportamos las marcas de mensajes no vistos, los globitos rojos de whatsapp o cualquier tipo de pending, Far Cry 6 nos deja al borde de la internación. Y toda esta dispersión termina, una vez más, por desenfocarnos de la historia principal, y de lo mejor que tiene esta entrega: el gran trabajo de Giancarlo Esposito como Anton Castillo.

Dame todo, pero no me la compliques tanto

Gráficamente Far Cry 6 brilla por donde se lo mire. El diseño de Yara es maravilloso y rico en detalles y colores. La selva se ve increíblemente viva, las ciudades son dignas de cualquier postal turística. La gente habla en las calles y hasta es amenazada y golpeada por los soldados. Aunque no intervengamos pasan cosas. Hay choques, enojos y enfrentamientos armados en los controles militares. Está en nosotros participar o escurrirse silbando bajito.

Si elegimos entrar en acción las herramientas sobran, y todo, absolutamente todo es customizable. Hay caballos, autos, lanchas, buggys, cuatriciclos, helicópteros y hasta misteriosos aparatos voladores, inventados por algún cerebro revolucionario. Todos los vehículos son toqueteables a gusto y piaccere.

La variedad de arsenal es tan grande que no llegamos a aprovecharla por completo. Dani Rojas apenas puede cargar con tres armas y hay que elegir sabiamente. Cada una de estas herramientas de destrucción puede modificarse en los workbench que encontramos de camino, usando elementos que vamos recolectando. Hierro, pólvora, tornillos, todo sirve para hacer nuestro arsenal más grande e implacable. Al punto que ya no sabemos para qué usarlas, pero queremos completar la colección.

No sólo pueden modificarse los attachments, también se puede alterar el look y la munición que llevan. En Yara hay que buscar una posición alta y segura, y con la cámara del teléfono marcar cuidadosamente a cada enemigo. Así podemos saber qué armamento y blindaje tiene, para elegir qué munición usar. Una mala decisión nos hace malgastar nuestras balas y arriesgar el pellejo de la manera más estúpida.

Pero como si no alcanzara con modificar vehículos y armas hasta un nivel demencial, también esto aplica para los campamentos. Podemos destinar nuestros recursos a mejorar los puestos para que haya mejores armas, milicianos y hasta enviar grupos a hacer misiones. Far Cry 6 está diseñado para que pegues un hermoso pico de stress, mientras Anton Castillo está fumándose un habano en Esperanza. Si sobreviven a todo eso, van a tener el placer de conocerlo y adorarlo.

Bueno entonces voy corriendo a comprarlo

No tan rápido. Si son amantes de la saga la van a pasar bomba y nada va a empañar esa experiencia. Pero… porque siempre hay un pero, hay infinidad de cosas que no podemos dejar pasar. Far Cry 6 repite la misma mecánica siempre, y ya saben que funciona. Se apoyan en grandes villanos, podríamos decir que los mejores de la industria de los videojuegos. Pero en el afán de sumar actividades o ingredientes, terminan distrayendo y desdibujando lo que tanto quieren proteger.

Tantas actividades hacen olvidar la verdadera razón por la que estamos en Yara. Toquetear vehículos es divertido, pero finalmente sólo queremos algo que nos lleve a repartir tiros y salvar un país. ¿Para qué necesitamos tantas armas cuando finalmente solo ajustamos un puñado y podemos cargar tres? Y se agradece el delicatessen de las municiones, pero uno sale con lo puesto y que sea lo que dios quiera.

También podemos tunear ropa y armar sets para mejorar la protección. No vayan esperando vestirse para un desfile de modas, esto es guerrilla y barro. Para rematar, podemos tener amigos animales para darnos una mano o un mordisco. Pero si la cosa es entrar sin hacer demasiado escándalo, mejor dejarlos en el campamento.

Lo más extraño de todo, es que nuestros compañeros guerrilleros tienen una increíble mano para construir chucherías. Te hacen una mira de punto rojo con una lata de sardinas y un puntero láser, o una máquina voladora que es la envidia de Stark Industries.

¿Hay multiplayer? ¿Regalan más cosas?

La pregunta del millón: ¿tiene multiplayer? ¡Si señor! Podemos salir a romper cosas con un amigo en modo cooperativo, y hasta podemos sacar el friendly fire si nuestro compañero de armas no tiene buena puntería. Esto extiende mucho la rejugabilidad una vez terminada la historia principal. Y si todo lo que ya trae de arranque Far Cry 6 no alcanza, se viene mucho contenido adicional gratuito hasta marzo del año próximo.

Si tuviera que definir esta nueva entrega como un plato de comida. Es una ensalada con muy buenos ingredientes, de la mejor calidad, pero no escatimaron en cantidades. Hay tantos condimentos, que nos cuesta encontrar el sabor principal y lo que necesitamos es ese sabor a villano que tanto nos gusta. Pero definitivamente es una ensalada que hay que probar.

*Sebastián Di Nardo, alias Moki, ademas de Director Creativo publicitario, es el fundador de [IRROMPIBLES]. Fue columnista en TNT Sports y condujo radio en la Rock & Pop. Pueden perseguirlo en el Twitter @Mokirrompibles o stalkearlo en su fan page.

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