“Siempre se me dieron bien los shooters, jugaba a un buen nivel, pero era todo a nivel hobby, era chico, no entrenaba. Y le empecé a agarrar el gusto. Hay un cyber en Mar del Plata que se llama Game Over, que organiza torneos. El hermano de un amigo me invitó en un equipo y empecé a jugar ahí, a fines del 2018. Todo ese verano no salí a la calle”. Así empezó el camino de Nicolás Buda Kramer, ahora player de 9z, una de las organizaciones de esports más importantes de la región.
El 15 de septiembre llegó el anuncio oficial: el jugador, llegado desde el proyecto Academy de la Violeta-instancia de la que formó parte desde el 2020-, se sumaba al equipo principal de CSGO. El roster ahora se encuentra en España, donde están haciendo un bootcamp de cara a dos objetivos muy importantes: el RMR Américas para lograr la clasificación al Major de Rio y la Final Global de la FiReLEAGUE que se va a llevar a cabo en el Camp Nou, el estadio del Barcelona.
Después de una larga jornada de entrenamiento -que se extiende desde las 10 de la mañana hasta las 10 de la noche- Buda nos atiende por videollamada. “De 10 a 12 tenemos táctico, traemos cosas nuevas para los mapas o vemos los errores pasados y los corregimos. Y a las 12 tenemos un entrenamiento que es el primero del día, hasta la una. A las dos, tenemos que estar en el bootcamp entrenando de vuelta hasta las cinco que cortamos para merendar, tomar aire. Volvemos hasta las nueve y hacemos un review de todos los entrenamientos que tuvimos en el día”, nos contó el player.
El debut de Buda junto al equipo main de 9z llegó en el LATIN POWER, el clasificatorio a cargo de FiReSPORTS que le otorga a un equipo de Sudamérica una plaza en BLAST Premier. Acostumbrados a siempre tener roles centrales en el torneo, la Violeta llegó a la final donde se enfrentó a Fluxo. Finalmente, el cruce quedó en manos de los brasileros, que se llevaron el slot al torneo internacional.
“Empecé a full, queriendo hacer todo en dos segundos. Y lo hablé con los chicos y me dijeron que está bueno demostrar eso, pero que no es necesario porque va a ser imposible. Que empiece de a poquito, tranquilo, paso por paso, porque si no me iba a volver loco. Y no solo me iba volver loco, si no que no iba a arreglar ningún problema. Porque yo ahora en el equipo estoy con todo bueno, básicamente. Gente nueva, roles nuevos, palabras nuevas, todo cosas nuevas. Y yo quería tener todo resuelto para, cuando lleguen los torneos, estar en un buen nivel. Pero bueno, me pasó en el torneo -al querer hacer de todo- que en la final no estuve jugando del todo bien. Obviamente, es una final, juegan los nervios. Pero, básicamente, aprendí por las malas que tengo que ir más tranquilo paso por paso y así ir viviendo todo en su tiempo. Es un proceso y yo quería hacerlo proceso en dos minutos”, repasó.
—¿Qué sentiste en ese momento del debut?
—Estaba muy emocionado, es lo que llevo esperando mucho tiempo y al principio es nerviosismo porque es llegar a la etapa principal de 9z. Después sentí mucha ansiedad, porque es un sueño estar por jugar el RMR. Son muchas emociones buenas, que las tengo que ir acomodando de a poquito y acostumbrándome a algunas.
—Ahora estás acá, a punto de jugar el RMR y una final global. ¿Qué balance haces de la experiencia de la academia?
—Lo primero que pienso es que me dejó es disciplina. Los chicos jóvenes cuando van a competir no entienden que es un trabajo, más allá de que también es un sueño. Es un trabajo, es un equipo competitivo. Todo eso que no lo aprendés de un día para el otro. Eso es lo que está bueno de la academia, que vivís todo ese proceso que es por ahí en un equipo principal no lo estás pensando. En la academia dicen “te tenes que despertar a tal hora, comer bien, no comas antes de los entrenamientos porque vas a jugar cansado”. Es una disciplina que te ayuda muchísimo para el futuro. Es también la experiencia que se gana jugando, que está bueno tenerla. Y lo más importante, creo yo, es la visibilidad que te da, en vez de salir de la nada.
—¿Y cómo fue la despedida con tus compañeros?
—Yo estaba medio triste porque se venían torneos muy buenos con ese equipo y porque era la primera LAN de los chicos. Pero ellos fueron los primeros que me dijeron “ni te preocupés, andá a disfrutar, es el sueño que tenes”.
El 5 de octubre es la primera parada importante para el equipo con el inicio del RMR Américas, un terreno en el que 9z ya hizo historia al convertirse -en la edición anterior- en el primer equipo no brasileño de la región en clasificar al Major. 16 equipos van a enfrentarse para quedarse con uno de los seis cupos que les va a permitir llegar al torneo internacional.
—¿En qué pensas ahora?
—La verdad quiero clasificar, quiero tener un sticker con mi nombre y después romperla. Jugar bien, destacar, me gusta destacar. Va a estar más difícil porque estoy en un lugar nuevo, pero me gustaría jugar bien. Lo más importante es clasificar. Me veo saltando de la silla, rompiendo un monitor.
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