La historia de redención de Straight: de superar la depresión a jugar una final continental

Sufrió problemas de salud y lo cortaron de su equipo semanas antes del comienzo del torneo, sin embargo se reinventó en un nuevo rol y hoy en día es uno de los pilares de Team Aze, que irá por el título de la LLA en Buenos Aires

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Straight se repuso de un
Straight se repuso de un muy mal año y junto a Team Aze es finalista de la LLA (Prensa Riot)

La Liga Latinoamérica de League of Legends, uno de los torneos de esports más importantes de la región, tendrá su final en Buenos Aires luego de cinco años, y ya hay un equipo clasificado: Team Aze, que en su primer split en la máxima categoría demostró un gran nivel e irá por el título y el pase al Mid-Season Invitational. Si bien el roster tiene varias figuras, uno de los actores que sorprendió en la temporada fue Roberto “Straight” Guallichico. El toplaner, devenido en soporte, superó graves problemas de salud el año pasado, fue bencheado de su ex equipo y logró consolidarse en un nuevo rol, donde destaca y busca mejorar día a día.

Straight, originario de Quito (Ecuador), conoció el League of Legends a los 12 años jugando con sus primos, y la primera vez que lo probó no le gustó para nada. “Me acuerdo mi primera partida que pickeé Ezreal en el mapa 3 vs 3 y dije ‘¿qué es esta mierda de juego? Porque me mataron los lobos de ahí, no sabía qué estaba haciendo. No le di mucha bola”. Sin embargo, decidió darle una segunda chance, y jugando en solitario comenzó a mejorar. La primera season finalizó en Bronce, la segunda en Diamante y en la tercera, con solo 14 años, ya era Challenger.

En ese entonces el LoL era más que un simple hobbie para él; era una manera de encontrarse a sí mismo y de salir, al menos un ratito, del mundo: “No me gustaba el colegio. Socializar no me atraía mucho. Tenía amigos pero no me gustaba ir más allá, ni ir de fiestas. Me aburría. Para mí el League of Legends fue un escape de muchos problemas que tenía en casa en ese tiempo. No sabía cómo lidiar con eso. Me enviaba a un mundo donde no estaba preocupado, donde me sentía bien conmigo mismo, era muy bueno, le ganaba a la gente y me servía para olvidar los problemas de la casa, del colegio y de los desamores. Eso me dio un impulso más porque siempre he dicho que en lo que metas tiempo vas a ser una bestia. Lo único que pensaba cuando estaba en las mañanas en el colegio era cuántos puntos tenía, cuántos puntos podría hacer hoy cuando regrese a casa. Se iba el día más rápido, sabes?”

Sin embargo, lo que uno quiere siendo adolescente suele contraponerse con las responsabilidades de la edad y lo que los padres esperan para el futuro, y el caso de Straight no fue la excepción. “Mis padres me presionaban para que me gradúe y me hacían entender que es importante más allá de lo que estaba haciendo. Entonces me ayudaron mucho, aunque en su momento no entendían. Si no tienes educación básicas es muy difícil sacar una VISA”, asegura.

En esos momentos muchas veces es difícil visualizar el verdadero objetivo y el camino que buscamos recorrer, y es clave el apoyo de alguien mayor para encarrilar los ideales: “Mucha gente piensa que solo es jugar, pero no. Mientras más avanzas en el juego se van poniendo en juego otros aspectos en tu vida que son muy importantes, como la disciplina, el tema mental, cómo tú reaccionas a ciertos problemas. Y estaba acostumbrado a que mi mamá me arreglara mis problemas pero cuando sales afuera y estás solo la gente se va a cuidar a sí misma y no le importa un carajo de ti más que lo básico. Pero si te hundes te hundes”.

Roberto tiene 22 años y
Roberto tiene 22 años y siempre mostró un gran potencial como toplaner (Prensa Riot)

El primer equipo semiprofesional de Straight fue Red Arrow, luego emigró a Predaors Esports y más tarde pasó por Pixel Esports Club, XTEN Esports y en 2019 llegó a INFINITY en calidad de suplente. Poco a poco se fue ganando su lugar y se consolidó como titular. En 2020 la LLA se muda a México, y el Infinito, siempre candidato, arma un roster que prometía pelear hasta el final. En aquel entonces los partidos de la Liga se disputaban en el estadio Artz Pedregal, con público, pero pocas semanas después del inicio llegó la pandemia y todos los equipos tuvieron que culminar la temporada jugando desde las gaming house.

Aquel año INFINITY bajó el nivel y culminó el Apertura en cuartos de final y el Clausura sin poder disputar playoffs: “Yo sentía que íbamos a ganar la Liga. La ganábamos free. Y luego vinieron todos esos problemas que nadie te dice cómo lidiar. Porque nunca había lidiado con una pandemia, con una relación a distancia, con una actitud muy fuerte en un equipo, entonces todo se juntó. Siento que hubo un peso extra porque estábamos compitiendo. Quieras o no te genera presión, angustia, no sabes si eres lo suficientemente bueno para ganar, te vienen muchas cosas a la cabeza ya demás estás en pandemia y tu familia”.

Ese fue el primero de dos años complicados para el -en ese momento- toplaner, ya que luego de un 2020 donde no le salieron las cosas como esperaba, decidió cambiar de aire y fichó para All Knights. Poco pudo destacarse ya que pocas semanas después debió ponerle pausa al competitivo por problemas de salud: “Intenté jugar el primer split del siguiente año y no pude. Ni siquiera me había dado cuenta en ese momento del peso que tienen esas cosas, era mi primera experiencia y no estaba preparado para lidiar con eso. Tenía una hernia que hacía que el estómago me funcione mal. Se me regresaba la comida y me quemaba todo el pecho”. Se operó en México y tuvo unos meses donde ni siquiera podía estar sentado en una computadora. El resto del post operatorio lo realizó en su hogar en Quito, intentando recuperarse del dolor y evitando perder continuidad en el League of Legends. Pero el sufrimiento físico no era lo único que lo aquejaba por aquel entonces, ya que algo más empezaba a opacar varios aspectos de su vida: la depresión. “Fue una época muy triste porque había perdido todo literal. Regresé a casa sin pode jugar el split todo triste y sabía que tenía que estar en reposo”, recuerda.

“Luego fue peor porque me diagnosticaron depresión. Ahí empecé a ir a terapia porque obviamente sentía que necesitaba ayuda la verdad. Cuando estaba mejorando aún faltaba la parte mental y no pensaba que era tan jodido, ¿sabes? Yo sentía que convenciéndote a ti mismo en uno dos meses que estás bien vas a estar bien, pero no es así. Con todo el tema mental necesité todo el año para recuperarme. Es día a día intentando convencerte a ti mismo de que pueden salir las cosas, de que estás bien. Por eso agradezco a mí mamá. Ella fue la primera que estuvo ahí todo los días y me decía ‘no, tranqui, vas a estar bien’. ‘Te hice tu comida, tranquilo’. Sentía que estaba hecho mierda. Y de ahí al quinto mes de ese año dije ‘bueno, creo que puedo intentar volver a competir. No estoy al 100, estoy al 60, pero creo que es buen inicio para durante el split volver a 100′. Es lo que pensaba, pero de nuevo fue más difícil de lo que pensé”.

Junto a Rainbow7 disputó el
Junto a Rainbow7 disputó el Clausura 2021. Llegó hasta la fase del Pentágono y no pudieron llegar a playoffs

La segunda mitad del año intentó ser una vuelta de página para él, y se propuso volver a disputar la Liga. Se la jugó y lo vio como un envión para terminar de recuperarse: “Ahí me llegó la oferta de R7. Me llegaron de varios equipos y al final acepté la de R7 por todo lo que me ofrecían... No solo monetariamente, sino que también tenía cuarto solo y seguro médico. En ese momento seguía tomando medicamentos y tenía que seguir a regla muchas cosas con el tema de la comida también. Ellos me apoyaron en todo eso, pero estuvo difícil manejarlo por parte mía. Aún no superaba ciertas cosas y no aprendía cómo lidiar con otras. Ahí fue cuando empecé a entender lo que es el peso de estar compitiendo y el estrés que conlleva. Fue muy duro ese split. Regresé a competir y no estaba al nivel. Se jugaba bien pero no sentí que era suficiente. No sabía qué más hacer, había problemas que no se resolvían... Al final quedamos eliminados en el Pentágono y luego fue un bug en mi cabeza porque fue como ‘¿what? ¿Y ahora qué hago?”.

Ante el riesgo de no poder ingresar a su país por la pandemia o -en caso de irse- de no poder volver a México, Rainbow7 le recomendó quedarse en el país durante las vacaciones. Así un amigo lo invitó a vivir a su casa mientras pasaban los meses hasta que se reanudara la pretemporada. “Ahí pasé tres meses y deje de tomar ciertas pastillas. Empecé a salir de todo eso yo solo yendo al gimnasio. Creo que empezar a ir al gimnasio me salvó la vida”, asegura. Sin embargo, a mediados de diciembre, cuando ya casi cerraban todos los fichajes, le avisaron que no lo iban a tener en cuenta. “No podía regresar y me tenía que ir en tres días de la casa donde estaba. Y estaba rogando que me llegue una oferta. Escribí a varios equipos por privado. No me respondió ninguno. Ya estaban cerrados los rosters de las LVP y de la LLA. Y bueno, dije ‘GG, voy a tener que alquilar algo y jugar SoloQ y ver si alguien me quiere’”, relató.

—¿Y en ese momento como te encontrabas mentalmente?

—Había llegado a una mentalidad muy buena. Como que quería mejorar mucho para la siguiente season. Siento que en cualquier equipo que hubiera estado hubiera llegado a estas instancias por todo lo que trabajé cuando perdí con R7. Trabajé mucho el tema mental y el tema de salud lo tenía muy bien organizado. Cuando me vino la noticia de R7 lloré el primer día pero al siguiente ya no tenía ni lágrimas. Era como…'Bueno, ¿qué se puede hacer?’. Fue una mierda lo que me hicieron. Jugué mal, podía haber cambios, pero no sentía que era justo que me cambien así. Si me lo decían en septiembre u octubre todo bien, no me molestaba. No sentí que jugué mal ni bien, pero puede que el equipo busque más, yo que se. Fue raro. A esa altura un golpe más no era nada. Ese golpe que me dio R7 para mí no fue nada la verdad. Me enfoqué en ver qué se hace y ya, porque no tenía ni tiempo para sufrir. Tenía que ver dónde iba a vivir, donde iba a estar, qué iba a hacer. Ahí mi mamá estuvo de gran apoyo.

—¿Y ahí apareció Team Aze?

—El 29 de diciembre me llama UKFallen (positional coach de Team Aze) y me dice: “Se nos enfermó el support y quiero ver si te la das de support”. Yo no sabía por qué me llamaba pero le iba a pedir que me deje de suplente al menos pagándome 100 dólares al mes solo para vivir, jugar SoloQ y ver si un equipo me quería. Al siguiente día jugué support dos partidas y dije: “Este rol es una mierda”. Como que no farmeas, no haces daño... Yo no sabía qué hacer pero no tenía más opción la verdad. Hablé muy seriamente con ellos y les dije que existía la posibilidad de que no me gustara el rol y fuera un desastre. Y pedí que en ese caso me dieran casa en el split. Me tocó jugar con un coreano en un nuevo rol… No tiene sentido que esté en la final. Pero sí me esforcé un montón, y Fallen y Yeti también también para que mejore. Lo agradezco porque quizás un Straight del pasado no aguantaría tanta presión.

Straight junto a 5kid, su
Straight junto a 5kid, su compañero de línea, en el estadio Artz Pedregal de Ciudad de México (Prensa Riot)

Así, Straight tuvo que adaptarse a un nuevo rol en el que nunca había jugado, y contó con el apoyo y la confianza de su nuevo equipo, tanto de los coachs como de sus compañeros. Consultado sobre Rodrigo “Yeti” del Castillo, el entrenador principal, no dudó en llenarlo de elogios: “Es muy profesional , muy ordenado en lo que hace. Se nota la experiencia que él tiene en ciertos momentos donde todo es estresante, como qué hacer cuando alguien no entiende los campeones que debería entender, cómo le presionas, cómo hablas con él para que juegue más, o como hablas con alguien que juega demasiado para que juegue menos y se centre en dormir bien y en hacer mejor esas cosas. Y te da un boost de confianza cuando juegas. Te dice ‘no, tu eres buenísimo con este campeón. Pickealo. Pickealo y punto’. También te dice la verdad pero con palabras bonitas. ‘Yo te puedo dar ese campeón pero necesito que le metas ganas durante un mes y que lo hagas funcionar, pero si no funciona, no pasa nada porque hay muchos más campeones, puedes hacer muchas otras cosas’”.

Otro de los puntos claves de su buen rendimiento tiene que ver con su compañero de línea, el surcoreano Park “5kid” Jeong-hyeon, que en su primera experiencia en Latam fue una suerte de mentor para Straight y lo ayudó a sentirse cómo y a encontrarse en el carril inferior: “Me saqué la lotería porque es el primer coreano que veo que tiene un mental de Dios. Porque yo le dije ‘soy una puta mierda de support, la vas a tener que sufrir. Estés enojado o feliz me vas a tener que dar review 100%’. A lo largo del split hubo cuatro días que se tilteó, pero cuatro días de muchos. Al inicio no sabía cómo jugar la línea, me mataban, y cuando aprendía volvía a matarme en línea. Era raro, pero tenemos una relación muy buena, bromeo mucho con él. Se nota que somos amigos fuera del juego también”.

—¿A quién te gustaría enfrentarte en la final?

—A mí me gustaría jugar contra R7 la verdad. Quiero la venganza. Quiero poner una publicación en Twitter que diga “un autofill support les acaba de ganar”. Todavía tengo esa espina que no le ganamos un juego, porque perdimos los dos en fase regular. Uno lo teníamos ganado y lo perdimos y el otro sí nos ganaron bien. Quiero ganarle. También me gustaría enfrentarme de nuevo contra Grell. Siento que son muy buenos mecánicamente.

La final de la LLA
La final de la LLA de este año se disputará en Buenos Aires, en el marco del festival Gamergy que se celebrará en Tecnópolis (@LLA)

—¿Qué es lo mejor de ser jugador de Lol?

Lo mejor es la adrenalina que te da. No muchos trabajos te dan eso. Te empieza a latir el corazón y esa sensación de que lo lograste o sentirse de la verga porque perdiste. Es muy bonito, y muy sentimental. Y eso que yo no soy alguien tan sentimental. Pero hay gente que llora, que grita. El tema emocional es lo mejor, y cuando dejas de competir no se siente igual. Estudiar y eso, no es como: “¡Uau, sacaste una buena nota, ganaste!” Tienes buena nota, ya está, pasaste... Y aquí es como: “Fuck men, gané una copa, está registrado, todos te tienen respeto”. Cuando gané la semifinal me escribieron tantas personas que tardé tres días en responder a todas.

—¿Y qué es lo peor?

—Lo peor sería el tiempo que te jala esto. Porque sacrificás muchas cosas y la gente piensa que no es la gran cosa, pero no pasas tiempo con tu familia, el tema de las relaciones es muy difícil. Es muy difícil socializar fuera de tu grupo de trabajo porque estás con el equipo siempre. Obviamente tiene sus altas y sus bajas. Porque como estás cuatro meses casi encerrado en una mini pinche cuarentena, luego tienes un mes libre en tu casa. Pero cada vez es más difícil porque el vínculo con las personas lo tienes que ir generando. Con mis familiares he faltado a varias bodas, cumpleaños, cosas importantes. Hay muchos sacrificios y la gente no lo ve.

—¿Cómo sentís que se puede apoyar a un amigo que sufre depresión?

—Es difícil si no te pasa. Cuando te pasa, se te cierra todo el mundoEn un mundo de tristeza. Quizás tienes un amigo depresivo pero no puedes ver la perspectiva de él porque tal vez tú te sientes normal o bien y literal una pequeña cosa que para ti no es nada, para él es el fin del mundo. Es muy difícil explicarlo. Creo que recomiendo tener consideración y paciencia, porque es muy fácil caer más hondo. Si te menosprecian ese tema de parte de familia y amigos, es muy fácil caer mucho más hondo. Y es mucho más difícil salir. Ir dándole el apoyo a esa gente seguido ayuda mucho. Así lo hizo mi mamá y así lo hicieron mis amigos. A veces minimizamos los problemas de otras personas porque capaz no estamos viendo esa perspectiva y solo queremos que entiendan que tienen otra vida diferente a la tuya. A veces, aunque sientas que no ayudas, estás ayudando, poquito a poquito.

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