Tras la decisión de ESL de prohibir la participación de Virtus.pro y Gambit Esports en sus competencias por los vínculos con el gobierno ruso de sus empresas, la organización de Los Osos salió al choque.
Virtus.pro, que ya fue descalificado de un evento presencial de Dota 2 en Dubai ante la decisión de no posicionarse sobre la guerra en Ucrania, acusó a ESL de aplicar “cultura de cancelación” para para definir las restricciones para los equipos.
Virtus.pro aseguró que no existe conexión con el gobierno y respondió: “No podemos tolerar este tipo de comportamiento. No hay razones lógicas para suspendernos de los torneos aparte de prejuicio y presión desde afuera”. “Estamos frente a un caso ejemplar de ‘cultura de cancelación’”, añadieron en el texto.
Además de condenar el proceder de la productora de torneos responsable de la ESL Pro League, manifestaron que en vez de “contestar esta agresión con agresión”, permitirán que sus jugadores jueguen sin representar a Virtus.pro o a su país, una opción con la que contaban.
La respuesta negativa de la comunidad no tardó en llegar. Los cuestionamiento se centraron en poner en duda el reclamo de Virtus.pro y el enfoque que eligieron para su defensa.
La organización de esports forma parte, como empresa filial, de ESFORCE que a su vez es propiedad de VK. Esta última también involucra a MegaFon Techonology, una colaboración comercial entre compañías que tiene lazos directos con el gobierno de Rusia. La decisión de acusar a ESL de “cancelarlos” cuando el contexto está marcado por el conflicto bélico entre dos países, no sería el argumento más correcto.
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