Onur es multifacético, y nunca se queda estancado en un solo lugar. Va mutando y adaptándose. Y después del CS, el Smite y el LoL, llegó el VALORANT. Comenzó a jugarlo desde la beta, cuando todavía estaba en México. Allí se compró su primera buena compu y la llevó a Chile. Esas ganas de competir no se fueron nunca, y empezó a desempeñarse como entrenador pero en el FPS táctico de Riot. Nozwer, que había sido compañero suyo en Smite, lo sumó a un equipo y comenzaron a jugar. El roster tenía muy buen nivel, y llegó a Estral Esports, que apostó por una escuadra en Sudamérica. Compitieron algunos meses y ganaron varios torneos hasta finalizar el 2020, y en el 2021 llegó KRÜ, el equipo del Kun Agüero.
Así comenzó uno historia que duró solo un año, que suena a poco tiempo, pero que es bastante si pensamos en la dinámica con la que se manejan los esports actualmente. Fue un año repleto de emociones y de buenos resultados, que posicionó a KRÜ y a todo el roster entre los mejores del mundo. Los primeros meses del 2021 ya vaticinaban lo que se venía y en marzo, con algunos cambios de jugadores, el equipo se posición como el mejor de la región. Así clasificaron al Stage 2 Challengers: que se jugó en México y que enfrentó a los mejores de Latam. El equipo de Onur se impuso 3-1 a INFINITY en la gran final y además del título se aseguró su lugar en el Masters de Islandia, el primer certamen internacional de VALORANT.
Ahí tuvieron que enfrentarse a los mejores del mundo, y en su debut entendieron que afuera las cosas eran un poco distintas. El primer juego fue ante Fnatic: “nos fue pésimo, nos fuimos stompeados. Estábamos súper nerviosos. Era otra cosa estar ahí. La presión que sentís es distinta. Perdíamos la ronda y nos gritaban ¡'Vamos!’, y hasta eso nos descolocaba. Salimos con un gusto amargo y nos dimos cuenta que había dos juegos. Uno era lo que hacíamos adentro del server y otro lo que se juega fuera. En el factor psicológico, mental, en los nervios, en todo”.
En el loser bracket tuvieron que enfrentarse a Sharks, el segundo de Brasil y, además de vencer 2-0 en cada ronda, hicieron lo mismo que había Fnatic: “Les gritábamos ‘¡Bora, vamos!’, y nos levantábamos y los señalábamos. Cuando el rival te hace eso te preguntás por qué están tan motivados y esa propia pregunta hace que vos empieces a bajar en la intensidad de juego. Y ahí empezás a comunicar menos, a pegar menos. Un equipo que está arriba pega mejor, porque está más metido adentro del partido”.
Pudieron avanzar de fase pero en la siguiente instancia tocó Team Liquid y fue de nuevo un 0-2. Era volver a empezar. De nuevo se consagraron campeones de Latam y viajaron al segundo Master que se hizo en Berlín. Ahí volvieron a vencer a otras regiones como Zeta Division de Japón o a Keyd Stars de Brasil, pero siguieron sin poder sacarle un mapa a los equipos Tier 1: cayeron contra Team Envy y G2. Así llegaron al primer Mundial con mucha confianza y cansancio, pero con la incertidumbre de saber si podrían superar a una organización de primer nivel y sentían “que había una barrera mental”.
El Champions no empezó nada bien, porque en el debut cayeron, una vez más, 2-0 contra Team Liquid y, además, veían que muchos equipos le daban pelea a los mejores: “El ambiente era como queríamos que los Tier 1 le ganen a Brasil, para decir que por lo menos todos perdemos. Y en un momento digo ‘loco, nosotros a esos pibes le ganamos durante todo el año. Somos el mejor equipo de la región. En vez de ponerse contento porque los de Brasil pierden, ¿por qué no nos da bronca que nosotros no les estamos ganando?’ Y hubo un ambiente tenso, como que fue un reclamo de carácter. Y los pibes se fueron a dormir pensando en que podíamos”.
Después superaron a FURIA de Brasil y en el decider match se enfrentaron a Sentinels, de los mejores del mundo, y aunque venían 0-10 en el acumulado contra los grandes, lograron hacer historia: “No contaban con que nos chupa un huevo esa lógica. Cuando nos subestiman, cuando nos dan por muertos, sacamos esa cosa de carácter. Como si fuéramos un Súper Saiyajin en un animé. Estábamos convencidos que eramos mejor tácticamente que ellos, que teníamos mejor entendimiento del juego. Eso no lo dudamos. Después nos empezamos a agrandar y se lo ganamos bien y explotaron las redes”.
Pero la historia no culminó ahí, y en cuartos de final eliminaron a Fnatic, que los había stompeado en su debut internacional. Fue un momento que quedará en la retina de los amantes de los esports en Latinoamérica, y fue un fiel reflejo de la evolución de KRÜ durante todo el año. “Ya con eso se podía decir que fue el logro latinoamericano de esports más grande que hizo un equipo competitivamente”, asegura. “Gracias a Dios no jugamos el día posterior. Yo leo desde el primer al último mensaje, no solamente mío, sino también de KRÜ o de cualquier persona de la escena. Arranco a las 10 de la noche y termino 6:30 AM leyendo absolutamente todo. Empiezo a leer la felicidad en todo el mundo, y me siento orgulloso, y empiezo a pensar en todos los años que me tomó llegar ahí y me emociono. Sentía que había sido un logro deportivo en nuestra región, no solo de esports. Sentía que le había llegado a mucha gente”, contó.
Fueron casi 20 años de carrera los que transitó Onur para llegar a lo que, por ahora fue, la cima de su carrera. Metió a un equipo latinoamericano en la semifinal de un Mundial, e hizo un detallado análisis sobre lo que significa ganar o quedar en las puertas de la gloria: “Los resultados no son una buena guía para saber si estas trabajando bien o mal. Primero viene el trabajo, el esfuerzo, el proceso. Y después vienen los resultados. Yo siempre estuve seguro que lo que estaba haciendo estaba bien y que tenía el nivel o las herramientas como entrenador, y que tarde o temprano se iba a dar. Sí sentí que tuve suerte. Desde que tengo 13 años sentí que muchas veces no tuve suerte. Que hice las cosas bien pero que la moneda muchas veces cayó del otro lado. Esta vez sentí que cayó de mi lado, y hace una diferencia de dimensiones orbitales de cómo la gente te percibe después de eso. Después del Champions yo era percibido como el mejor o dentro de los mejores profesionales en lo mío. Un pequeño resultado hizo una diferencia monumental. Yo seguía siendo la misma persona, pero la forma en que el mundo me percibía había cambiado”.
El Champions para KRÜ terminó en semifinales, en una histórico cruce contra Gambit, que se extendió a tres mapas y que pudo ser para cualquiera en overtime. El cruce superó el millón de viewers y fue el segundo más visto de todo el torneo. En Argentina muchos lo vivieron desde el Argentina Game Show, que se estaba realizando en ese momento. “Cuando nos vamos a saludar nos indican por protocolo que nos demos un puño. Y Engh, el coach de ellos me dice ‘te tengo que dar un abrazo, no te puedo saludar con un puño’. Es un poco reconocer que podría haber sido para cualquiera y el espectáculo deportivo que les dimos. Estábamos a una ronda de ser finalistas del mundo. No había nada para reprocharnos”.
A las pocas semanas Onur anunció que se separaba del proyecto de KRÜ, y muchos rumores indicaban que emigraba a Brasil para formar parte de LOUD, una organización con fuerte presencia en redes sociales, y que prometía pisar fuerte en la escena de distintas disciplinas. Rodrigo armó las valijas y viajó desde Chile hasta el país vecino, pero lo deportaron debido a que no estaba vacunado. En esas fechas se armó un fuerte revuelo en redes sociales y muchos lo tildaron de “antivacunas”. “Yo creo que eso es peyorativo y viene de gente que no quiere prestarse al debate y busca cancelarte por diferentes motivos. Desde que salieron las vacunas estoy a favor de que la gente que quiere se vacune, sobre todo los abuelitos y los que tienen enfermedades. Pero estoy en contra en las políticas que imponen los gobiernos, que son arbitrarias, autoritarias, irracionales y muchas veces anti científicas, contrarias a la ética y no respetan la autonomía del cuerpo, ¿se entiende? Además Brasil cambia la normativa diez días antes de que yo viaje. Yo no agarré ese cambio de normativa, que fue por decreto y se le escapó al manager de LOUD. La única opción era volver a Chile, vacunarme y volver a Brasil”, explicó.
“El equipo me dijo que no postee nada en redes, que lo manejaban internamente y que me vacune y vuelva. Yo tuve un dilema moral que resolver. Porque estaba convencido que era injusto y contrario a mi creencia. Y obviamente me terminé bajando yo del proyecto. En redes les gustó alimentar la narrativa de que el equipo había cedido en la intención de contratarme, lo cual es mentira. Sentí que discutirlo hubiera sido una cuestión de ego. Después de eso ningún equipo me llamó. No sé si por timing o por no poder viajar a los supuestos eventos internacionales, porque la gente me dice que no podría viajar, pero el año pasado viajé dos veces a Berlín, dos veces a Islandia y dos veces a México. Viajé más que cualquiera. Hay muchos países de Europa que hasta el día de hoy podés viajar con un PCR negativo. Que en un futuro los equipos puedan especular con que la vacunación sea requisito para entrar te la puedo creer”, detalló.
Quizás fueron varios los motivos, pero de estar en la mira de todos, incluso siendo sondeado por equipos de otras regiones, pasó a no recibir ofertas: “Terminó el partido contra Gambit y estaba en la cima del mundo en mi disciplina. Era percibido como TOP 3 de los mejores entrenadores del mundo, porque había agarrado un equipo de Latinoamérica y lo había puesto arriba de los grandes, con muchos menos recursos, y cuando terminó el conflicto con LOUD no tenía ofertas ni dentro de Latinoamérica Sur. No me llamaba nadie. No sé el motivo, no me puedo meter en la cabeza de los equipos”.
Ahora Onur se encuentra a la expectativa. Todavía no definió su futuro y sueña con conseguir trabajo pronto para seguir haciendo historia. Tuvo ofertas para ser coach de Counter, pero prefirió declinarlas: “Yo quiero seguir siendo entrenador principal de VALORANT. Estoy expectante”. Hay varios ‘Onur’, o mejor dicho Onur está compuesto por muchas personalidades que conforman un personaje. Onur es competitivo, perfeccionista, con un carácter fuerte, que a veces difícil de tratar. Es una persona dura, que sigue hasta el final sus propias convicciones, más allá de todo. Detrás de Onur está Rodrigo, que salió de una familia humilde de Rosario y que buscó comerse el mundo.
SEGUIR LEYENDO: