La expansión del gaming en general y de la escena de esports en particular llevó no solamente a una ampliación constante de sus audiencias. Este movimiento ascendente llevó a la profesionalización -todavía en desarrollo- de una diversidad de aspectos y a la incorporación de actores tradicionales de diferentes esferas.
El rol que cumplen estos actores es de validación ante audiencias todavía más amplias. Esas comunidades que se alcanzan pueden no ser el público objetivo de los esports, pero sí están compuestas por personas de otras esferas o por rangos etarios que ven cómo los más jóvenes encuentran en esa industria, no solo fuentes de entretenimiento, también posibles oportunidades laborales.
Desde deportistas que deciden asumir roles al frente de las organizaciones, con mayor o menor participación, hasta marcas que se incorporan para aportar mayor visibilidad o sustentabilidad económica a las escena que cada vez suma más profesionales y estructuras.
Uno de los últimos ejemplos de este cruce fue el aviso que lanzó Coca Cola. Bajo el título Real Magic, el video da una mirada -a lo Coca- de una competición de esports y presenta a todos los actores y elementos que uno normalmente se encontraría en cualquier evento que sea de alguna de las principales disciplinas.
En el aviso se suceden las imágenes de los presentadores, los players, los streamers que hacen su propia transmisión de la competencia, los fans que siguen el desarrollo de los cruces y, por último, el impacto de la situación novedosa en los medios tradicionales que se hacen eco de los que pasó, superando la barrera de las comunidades ya afianzadas.
Sin proponérselo, el aviso muestra algo que es una realidad: la incorporación de actores tradicionales -en este caso los medios que reflejan la novedad de los personajes decidiendo dejar de competir- permite la llegada de esos eventos a otras comunidades, que no van a consumir los temas de la misma manera y que no cuentan con los mismos conocimientos. Lo que es obvio para los seguidores, para aquellos que son ajenos necesita ser contado de otra manera.
Con un tono y una mirada optimista que ya es característica para Coca Cola, se hace una traducción de la realidad que cruza cualquier instancia competitiva y presencial y lo vuelve cercano para otros públicos que tal vez en con esa publicidad tuvieron una primera mirada sobre eso que está pasando hace años. Hace (más) visible una estructura amplia, profesional y con gran potencial de desarrollo.
Las marcas masivas funcionan, entonces, como un puente. Muchas veces se habla del miedo de los padres y madres a lo que pasa detrás de la puerta de la habitación de su hijo que puede estar mirando el directo de un streamer, pero que también puede estar dedicando horas de juego a algo que puede convertirse en su futuro profesional. Estos ejemplos no van a hacer que más gente vea un evento de esports, pero sí podrían potenciar el proceso de naturalizar la presencia de esas temáticas en conversaciones de las que no solo participen los que ya forman parte.