La Cámara Federal de Casación Penal llevó a cabo este lunes una nueva jornada de su ciclo de capacitaciones sobre el impacto y las aplicaciones de la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito judicial. Con la participación de más de 400 asistentes de todo el país, el evento se destacó como el primer curso sobre IA aprobado por la Superintendencia del máximo tribunal penal federal, presidido por el juez Mariano Borinsky.
El curso, orientado a las jurisprudencias de todo el país, apunta a estudiar el impacto y las aplicaciones concretas de la Inteligencia Artificial en el ámbito judicial. Enmarcado en un ciclo de tres jornadas, el programa pretende analizar, además, las posibilidades y desafíos de la tecnología vinculada a la optimización de procesos de gestión y eficiencia dentro de la justicia.
En ese marco, y con la presencia de más de 400 participantes, se llevó a cabo el segundo encuentro del ciclo organizado por el camarista Borinsky y coordinado por Laura Kvitko, secretaria de Cámara. En esta ocasión, los expositores del evento fueron el juez Daniel Petrone, Juan Manuel Garay -prosecretario de Cámara- y Hernán Elman -Director del Centro Digital de Documentación Judicial del Consejo de la Magistratura de la Nación-.
En su alocución, el juez Petrone reseñó la regulación vigente en el ámbito del Consejo de Europa y los avances graduales en la región de América Latina, así como también los proyectos legislativos bajo estudio a nivel local y la reglamentación existente en las distintas órbitas del Poder Ejecutivo Nacional. Además, hizo hincapié en los diferentes instrumentos actuales que podrían resultar de utilidad para su implementación en el servicio de justicia.
El camarista remarcó el enorme potencial de la Inteligencia Artificial en tanto “herramienta para dinamizar y agilizar el sistema de justicia”. También se detuvo en la necesidad de generar reglas para su “correcta utilización”.
La segunda jornada de capacitación, considerada un punto relevante en la incorporación de tecnologías avanzadas en el ámbito judicial argentino, concluyó con un espacio de preguntas y respuestas, donde los asistentes de diferentes provincias del país pudieron dialogar con los oradores para despejar dudas sobre las presentaciones.
En ese contexto, el camarista Borinsky y el prosecretario Garay, en un artículo de opinión publicado este domingo en Infobae, explicaron: “Es sabido que la IA constituye una herramienta de suma utilidad para facilitar tareas administrativas o procesales, como la búsqueda de precedentes jurisprudenciales o el análisis de grandes volúmenes de datos. Sin embargo, no debemos perder de vista lo esencial de la justicia: la máquina no puede sustituir al juicio humano. La deliberación judicial no es un ejercicio mecánico ni algorítmico, ni puede ser suplido por este. La justicia es un proceso profundamente humano que involucra la ponderación de derechos, valores y contextos específicos”.
A su vez, señalaron: “La participación del juicio humano en la toma de decisiones judiciales es imprescindible para garantizar principios esenciales como la imparcialidad, la equidad y la preservación de derechos fundamentales. La justicia no puede reducirse a un cálculo matemático: es un acto profundamente humano de interpretación y empatía”.
Y añadieron: “Los sesgos y las ‘alucinaciones’ en los sistemas de IA son una preocupación vigente. Los sesgos parten de que la IA aprende de datos históricos, y estos pueden reflejar desigualdades o prejuicios sociales. Por su parte, las ‘alucinaciones’ de la IA consisten en respuestas incorrectas o ficticias generadas por modelos como ChatGPT que parecen plausibles pero carecen de sustento real”.
Por último, tras brindar ejemplos de casos y mencionar desafíos y posibles limitaciones respecto al uso de la tecnología de punta, ambos juristas aseveraron: “En definitiva, la incorporación de la IA en los tribunales puede ser una herramienta transformadora, pero no debe ser vista como un sustituto del trabajo humano. Debemos avanzar con prudencia, desarrollando sistemas transparentes y auditables, sometidos al control de expertos y con claros límites éticos y legales”.
Y concluyeron: “En este camino, es fundamental recordar que, en última instancia, la justicia no debe ser dictada por máquinas, sino por personas comprometidas con la dignidad y los derechos humanos. Por ello, avanzar en la integración de la IA en los tribunales requiere no solo innovación, sino también una reflexión profunda sobre sus implicancias éticas y sociales”.