“Hemos sido cancelados”, dijo entre risas la jueza Sabrina Namer, presidenta del Tribunal Oral Federal 6, quien llevó adelante este miércoles una nueva audiencia en el juicio oral por el atentado a Cristina Kirchner. La transmisión que había autorizado el tribunal para seguir el detalle de las audiencias de forma remota fue insólitamente interrumpida. ¿Por qué? Durante la audiencia se exhibió un video en el que aparecía la pistola con la que el acusado Fernando Sabag Montiel intentó dar muerte a la ex vicepresidenta, violando así la política de YouTube sobre la difusión de armas.
Más allá de la transmisión online, la audiencia siguió adelante. El foco estuvo en conocer los detalles del secuestro del arma que llevaba Sabag Montiel y en determinar la aptitud de esa pistola para disparar. Este dato es crucial para la defensa del principal acusado. El tiro no salió porque no había bala en la recámara.
De esta forma, la defensora oficial Fernanda López Puleio puso en juego una de las cartas para intentar revertir la acusación contra el imputado: la figura del delito imposible. Si el tiro no podía salir, el asesinato no se podía cometer. Fue así como a través de una secuencia de fotos capturadas del video se registró el secuestro del arma.
El 1 de septiembre de 2022, Sabag Montiel se acercó hasta la esquina de la casa de Cristina Kirchner, en Juncal y Montevideo, donde se agrupaban militantes kirchneristas para apoyar a la entonces vicepresidenta. Entre ellos se mezcló el vendedor de copos de azúcar, mientras su novia Brenda Uliarte lo esperaba a unos metros. Sabag Montiel le apuntó con el arma y gatilló. El tiro no salió. Los simpatizantes de CFK lo dominaron y el arma cayó al piso.
Durante la audiencia de hoy declaró un policía que actuó como coordinador del procedimiento del secuestro y una licenciada en criminalística que levantó las huellas y buscó rastros de pólvora en las manos de Sabag. Posteriormente, tuvo lugar un coloquio de peritos balísticos. Su declaración incluyó que los expertos se pararan frente al tribunal, manipularan el arma y mostraran cómo la “montaban” para prepararla para el disparo. En medio de la operación, varias veces se preguntó: “¿Está descargada, no?”.
A las preguntas de la fiscal Gabriela Baigún, los expertos Alejandro Leonard, Ezequiel Soria y Mauro Berlando ratificaron que “el arma era apta para el disparo” y que había sido disparada antes del intento de asesinato a CFK, aunque no se podía precisar cuándo. También confirmaron que había cinco cartuchos en la recámara.
La defensora también buscó interrogar y pidió exhibir el video del momento en que se procedía al secuestro del arma. Solicitó detener la imagen en un momento específico e informó que, a través de un equipo de la Defensoría Oficial, habían hecho una ampliación de la imagen y tomado capturas de pantalla de esa escena. ¿Qué se veía? El cargador estaba ligeramente salido de su posición habitual. Para reforzar su postura, mostró distintas imágenes que se habían difundido por aquellas horas en los medios de comunicación, incluido Infobae.
“Señor perito, ¿ahora puede ver mejor la posición del cargador?”, preguntó López Puleio. “Si el cargador está en esa posición, ¿el disparo se puede producir?”, inquirió. Soria respondió que “habría que hacer pruebas. En este caso en particular yo no puedo corroborar que el cargador esté totalmente introducido o no. Veo ligeramente el cargador por fuera del arma”.
La defensora insistió: “Concretamente, en recámara, ¿había munición?”. “No”, respondió el testigo. “Entonces ya tenemos un cargador que no sabemos si está bien, que habría que hacer una pericia; ya sabemos que no había munición en la recámara. Cuando ustedes nos dicen que las piezas estaban correctamente ensambladas, ¿no vieron esto?”. El testigo reiteró que en el momento en que hizo la inspección no vio irregularidades.
El curso del interrogatorio provocó que la fiscal Baigún cuestionara la forma de las preguntas y la orientación que estaba tomando la audiencia. “Cuando usted vio el arma, ¿el cargador estaba totalmente introducido o no?”, insistió.
Entonces, el juez Andrés Grümberg pidió la palabra para preguntar: “¿La caída de un arma puede provocar que salga un poco el cargador?”. Dos de los peritos dijeron que sí. “Es posible. Es un botón que es accesible. Durante cualquier manipulación o un golpe puede llegar a desprenderse”, respondieron. “Pero para saberlo hay que hacer un examen pericial”.
El juez insistió: “Y por un golpe, ¿se puede salir una bala que estuviera en la recámara?”. El testigo lo descartó. “¿Un martillo se puede desmontar por caída? Sí, ha pasado en ciertas armas o ciertas pruebas. ¿Accionar la corredera por un golpe? No. Y tampoco veo probable que la condición del seguro cambie ante un golpe. Que una bala salga de la recámara es lo mismo que con la corredera. Es poco probable”.
En silencio, sentado junto a su defensora, Sabag Montiel siguió atentamente todos los detalles de las declaraciones en la audiencia. El juicio continuará el próximo miércoles.