“La sentencia debe redactarse con un lenguaje sencillo, directo, conciso y concreto”, establece como pauta rectora la resolución 2171/2024, que aprobó la Corte Suprema de Justicia, en donde se plasman una serie de “Sugerencias para la elaboración de los lineamientos generales de sentencias claras”, indicaron fuentes judiciales.
La Corte adoptó como “política institucional” la “incorporación del lenguaje claro con miras a favorecer la comprensión de sus pronunciamientos por parte de los destinatarios”. En el marco de esta política, se incorporó a la Red Panhispánica de Lenguaje Claro, constituida por iniciativa de la Real Academia Española y dictó la resolución 2640/2023 sobre sentencias claras, en la que resaltó la necesidad de desarrollar prácticas y herramientas que faciliten el entendimiento de las decisiones a las partes y su asistencia letrada, como también a la judicatura, la comunidad académica, la prensa y la sociedad en su conjunto.
En aquella oportunidad aprobó también los “Lineamientos Generales de Sentencias Claras” con el fin de estructurar las sentencias y lograr un correcto uso del lenguaje en el ámbito del Tribunal. A su vez, conformó un grupo de trabajo interno permanente -integrado por personal de la Corte- con el objetivo de profundizar en la temática y generar iniciativas para lograr una mejora continua en la redacción.
“En cumplimiento de sus funciones y para complementar los lineamientos referidos, el grupo de trabajo interno elaboró y elevó a consideración del Tribunal un documento denominado ‘Sugerencias para la elaboración de los lineamientos generales de sentencias claras’”, señala la Corte en su resolución 2171/24. Este documento “analiza detenidamente el estilo tradicional de redacción de sentencias desarrollado por esta Corte Suprema de Justicia de la Nación y propone modificaciones en la estructura, el lenguaje y el formato utilizados, con miras a ‘favorecer su comprensión a la luz de las nuevas exigencias de comunicación y acceso efectivo de la sociedad a las decisiones de los jueces””.
El documento recoge numerosos antecedentes y contribuciones efectuados por los distintos Poderes Judiciales de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en materia de lenguaje claro. Luego de su evaluación, “el Tribunal considera que las recomendaciones permitirán generar mejoras en la redacción de las sentencias y favorecerán su entendimiento por parte de los destinatarios”. En consecuencia, las aprobó e incorporó a los lineamientos generales de sentencias claras.
La pauta general es que “la sentencia debe redactarse con un lenguaje sencillo, directo, conciso y concreto”. Ello, sin dejar de lado que el lenguaje jurídico es de especialidad y necesita de los conceptos jurídicos para ser preciso. En otras palabras, la exigencia de claridad no implica renunciar a la terminología técnica cuando ella resulta necesaria, porque, de hacerlo, se podría perder precisión en el alcance de las decisiones.
A lo largo de diversos capítulos, las sugerencias van desde una introducción al concepto de sentencias claras (distinto del lenguaje claro y comprensivo de aquél), a la explicitación de cómo volcarlo en la redacción de los hechos, la estructura de la sentencia y los votos y disidencias. También señala cómo redactar al usar “fórmulas” o “planchas”; cómo realizar las citas de los fallos y de autores; remisiones a precedentes y a los dictámenes de la Procuración, entre otras cuestiones.
“Vale aclarar que esta guía de recomendaciones no pretende desconocer el valioso y sobrio estilo tradicional de las sentencias del Tribunal. La finalidad de este proyecto es, en todo caso, generar mediante el diálogo entre los diversos departamentos del Tribunal, un consenso sobre las mejores prácticas que deberían observarse al momento de elaborar una sentencia con miras a favorecer su comprensión a la luz de las nuevas exigencias de comunicación y acceso efectivo de la sociedad a las decisiones de los jueces”, se añadió.