“Tenemos sentados acá a los autores materiales pero no a los ideólogos”: crónica de la declaración de CFK en el juicio por su intento de homicidio

Lo hizo durante poco más de una hora en la misma sala de Comodoro Py donde fue juzgada por la obra pública. Habló de feminismo, aludió a Fabiola Yañéz, reiteró sus críticas al Poder Judicial y acusó al fiscal Diego Luciani “contribuyó al clima de violencia”

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Declaración de Cristina Kirchner en Comodoro Py 2

Cristina Kirchner casi no miró nunca hacia donde estaban sentados los acusados de haber intentado matarla, que sí seguían lo que decía. “Tenemos sentados acá a los tres autores materiales pero no a los ideólogos, no a los financiadores. Y esto más que un reclamo mío es una deuda que tienen que saldar, no conmigo, sino con la democracia y con la gente “.

Durante casi una hora y media, la ex vicepresidenta habló del atentado en su contra pero, del hecho, dijo poco: sostuvo que el arma nunca la vio y nadie le preguntó sobre si podía reconocer a Fernando Sabag Montiel como su atacante.

Con toda la liturgia kirchnerista y los dirigentes más importantes de su partido, acompañándola en la sala de audiencias, Cristina Kirchner desplegó sus críticas al Poder Judicial (”la investigación fue un desastre total y absoluto”, habló de la violencia de género contra su persona (”aunque no soy feminista”) y hasta aludió elípticamente a Fabiola Yañez. “Con un ojo negro me sacaron, miren qué contexto actual”, deslizó.

Además, también apuntó al presidente Javier Milei sin nombrarlo. “Nunca escuché tratar a un presidente de machista o de misógino, cuando muchos lo han sido, y lo son, y lo son. Y reitero por historia, por edad, no soy feminista”. Lo que dejó para la causa, la declaración sobre el hecho en sí, fue sabor a poco.

Cristina Kirchner antes de declarar
Cristina Kirchner antes de declarar en Comodoro Py (Adrián Escándar)

Todo estaba previsto para una jornada cargada de intensidad. La seguridad en el edificio se había reforzado.

“De la mano de la jefa vamos a volver”, gritaban los militantes que la esperaban en el corralito que había armado en la entrada de la calle Letonia, la misma que usaba la entonces ex presidenta cuando comenzó a desfilar en indagatorias por las causas en su contra.

A las 9.30, seguida en vivo por algunos canales de televisión, Cristina Kirchner llegó junto a Diego Carbone, el jefe de su seguridad que declarará la semana próxima en la causa y que el día del atentado no estaba con ella. Bajó del auto sonriendo y se volvió sobre sus pasos para sacarse una foto con los que la esperaban. De ahí entró directo a la sala de audiencias que estaba colmada.

Tal como se había anunciado, los seguidores de CFK se habían convocado para escucharla. Había asientos con cartelitos para cada uno: el gobernador bonaerense Axel Kicillof o la vicegobernadora Verónica Magario, junto al ministro de Justica bonaerense Juan Martín Mena, el ministro de desarrollo de la comunidad bonaerense Andrés Larroque, los senadores Eduardo Wado De Pedro, Juliana Di Tulio, José Mayans, Oscar Parrilli, Alicia Kirchner y Anabel Fernández Sagasti.

También estaban el ex procurador del tesoro Carlos Zannini, la intendenta de Quilmes Mayra Mendoza y los diputados Rodolfo Tailhalde, Julia Strada y José Glinsky (quien fue jefe de la Policía de Seguridad Aeroportuaria cuando ocurrió el hecho). Además se hicieron presentes los dirigentes de movimientos sociales Juan Grabois y Emilio Pérsico, quien está bajo investigación por las irregularidades en los planes sociales del “Polo Obrero”.

El Tribunal Oral Federal 6, a cargo de Sabrina Namer, Adrian Grumberg e Ignacio Fornari, ya estaban ubicados en el estrado. También estaban los acusados: Sabag Montiel, el atacante; Brenda Uliarte, su ex novia, y Nicolás Carrizo, el jefe de ambos y señalado como un participante secundario. Los tres habían pedido el traslado del Servicio Penitenciario Federal para estar presentes. A cada uno los rodeaban dos agentes penitenciarios.

Brenda Uliarte, atrás Wado De
Brenda Uliarte, atrás Wado De Pedro (Adrián Escándar)

Rompiendo la pauta que se había fijado al inicio del debate, el tribunal dejó pasar a los fotógrafos para que pudieran capturar la escena de ese momento. Luego se retiraron: la transmisión podía seguirse por youtube. Como con cada testigo, la jueza Namer le preguntó su nombre y apellido (Cristina respondió sin el micrófono prendido) y luego la hizo jurar o prometer verdad de todo cuando supiera y le fuera preguntado. Tenía a un custodio acompañándola a un metro de distancia.

El interrogatorio inicial estuvo a cargo de su querella, encabezada por los abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira. No comenzó por el día del hecho ni el momento del atentado. Las preguntas apuntaron a que hablara sobre el clima de violencia previo en su contra.

La ex vicepresidenta aludió a los discursos de odio que se habían iniciado durante la pandemia, los carteles que la responsabilizaban de 35 mil muertes (”cinco mil más que los desparecidos”, dijo), del ataque a su despacho en el Congreso cuando se debatía el acuerdo con el Fondo Monetario y las movilizaciones en su contra de un grupo de “personas grandes” en la esquina de su casa.

Y también apuntó contra el fiscal Diego Luciani, quien el mes previo a su atentado había llevado adelante su alegato en la causa Vialidad, había pedido su condena a 12 años de cárcel y había terminado el 22 de agosto de 2022 con la frase “es corrupción o justicia”. “El histrionismo de Luciani contribuyo al clima de violencia”, dijo CFK. Lo describió como una “diatriba y no un alegato, una acusación plagada de mentiras” que estuvo “en prime time durante 22 días”.

Declaración de Cristina Kirchner en Comodoro Py

En su alocución, Fernández de Kirchner también responsabilizó a la Policía Federal y a la Policía de la Ciudad del clima de violencia. Recordó cómo, en la semana previa al ataque, se habían colocado vallas alrededor de su edificio y eso generó protestas que terminaron con represión de los uniformados, en donde incluso su hijo sufrió el efecto de los gases lacrimógenos. Según dijo, en ese momento él le prohibió difundir la imagen.

Y concluyó apuntando contra, lo que ella llama, “el Partido Judicial”, con el apoyo mediático. Se encargó de recordar y mostrar la tapa de la revista Noticias titulada “El negocio de pegarle a Cristina” con ella con un ojo morado. Y también la caricatura de Hermenegildo “Menchi” Sábat en Clarín, que ya había puesto en foco cuando ella era Gobierno. Le dedico también un párrafo al titulo de “la bala que no salió y el fallo que sí saldrá”, algo que ya había criticado en sus redes sociales.

“Ya no es necesario en épocas de redes y odio, desaparecer ni matar físicamente a nadie”, opinó. Con la pandemia, dijo, se hizo un “cóctel explosivo”. Eso a su criterio explica la sociedad y también a sus dirigentes. “Los que han sido votados para representar la Argentina diciendo las cosas que dicen... Algo no funciona. Los dirigentes se parecen a la sociedades de la cual emergen”, dijo también en relación a Milei.

La fiscal Gabriela Baigún le preguntó por Revolución Federal por los actos que llevaban adelante y del diputado del PRO Gerardo Milman, a quien un asesor legislativo del Frente de Todos Jorge Abello dijo haber escuchado en el bar Casablanca dos días antes del atentado diciendo “cuando la maten yo voy a estar en la costa”. A Milman lo llamo el “Nostradamus contemporáneo ” porque días antes del atentado había promovido un proyecto de ley sobre su custodia. Y subrayó que a las secretarias del Milman les borraron los teléfonos un funcionario actual de Patricia Bullrich.

Cuando le preguntaron si le sorprendían que la hoy ministra de Seguridad no se hubiera solidarizado con su ataque, respondió: “Conociéndola, como la conozco desde que era muy joven, no me sorprende nada de ella”

También la Fiscalía le preguntó por la vecina Ximena Tezano Pintos (”es un personaje; vivimos en ese edificio desde el ´99, ella llegó con su familia después. Tiene problemas con todo el consorcio. Ni bien llegó, reformo todo el departamento, quería utilizar la terraza para construir. Era muy conflictiva. Hubo denuncias policiales de otros vecinos”). Y cuando le preguntaron quién había financiado las actividades de Revolución Federal, dandole el pie a que mencionara a la familia del hoy ministro de Economía Luis Caputo, como expuso en sus redes sociales, la exvicepresidenta solo dijo que respaldaba lo que planteaba su querella en la causa.

Luego la fiscal Baigún quiso profundizar “¿qué consecuencias le trajo a usted como mujer política, como madre, como ciudadano este atentado?”. “Varias”, respondió. Explicó que se fue de su casa a vivir con su hija (En Recoleta no la querian, dijo, y agregó “es natural”). Reveló el temor que le había promovocado a su nieta Elenita. “Tenía miedo de salir de su cuarto. Había que acompañarla hasta la cocina, la sala de juegos o al living, obviamente, porque tenía miedo. Le dimos tratamiento con un psicólogo de niños, porque tenía miedo a que la mataran. Una familia que sufre eso, tiene consecuencia”, contó Cristina Kirchner.

El punto en la que se la notó, tal vez, mas incómoda fue cuando la defensa de Uliarte le preguntó sobre su custodia y quien daba las órdenes sobre su seguridad. Ella había admitido momentos antes que “había un chico un nuevo que se ponía frente a la gente” cuando ella llegaba a saludarlos. “Cumplía con su función -admitió- y yo le dije ´correte´ porque no podía tocar a la gente que venía a verme”. Eso dijo fue una de las cosas que cambió tras el ataque y la afectó.

El abogado defensor Alejandro Cipolla quiso más detalles: le preguntó qué custodios estaban con ella aquel día. “No me acuerdo. No tomo lista, hay gente que está, pero no reparo en esto”, respondió. También le preguntaron si los custodios que hoy la asisten son los mismos. “Sí”, respondió. Y cuando le preguntaron sobre lo que había dicho un militante sobre la instrucción recibida para borrar el video del ataque, la ex vicepresidenta esquivó diciendo “el resultado es que el video está”.

“¿Cuál es la función de su secretario respecto de seguridad?”, insistió Cipolla. “Ninguna. Es de Policía Federal, soy vicepresidenta de la Nación”, respondió Fernández de Kirchner. “¿No da órdenes?” profundizó. “No. ¿Ordenes a la Policía? Es una cuestión jerárquica. Es una instrucción mía que la traduce mi secretario”, agregó.

El abogado Gastón Marano, defensor de Carrizo, también pidió la palabra. “Desde el atentado, ¿cambió la custodia? ¿Tiene más custodia asignada?”, le preguntó. El abogado de CFK se opuso porque no quería dar datos de su seguridad. La jueza Namer habilitó parcialmente la consulta.

Los jueces también preguntaron. El juez Fornari quiso saber si se le habían dado instrucciones a su custodia sobre las personas que hacían un cordón humano. “No, hay una práctica de la militancia desde siempre y que fueron los militantes los que impidieron lo que pasó... Cuando dejás el cargo publico, la organización está en la militancia”, respondió.

La vicepresidenta hizo referencia al momento exacto en el que sufrió el intento de asesinato. “Saludé como todas las noches y cuando subo al ascensor con Diego Bermúdez, uno de mis secretarios, me dice ‘¿escuchaste un click? A mí me pareció un click de un arma’. Y después me confirmó que había sido un arma y que había capturado a quien la tenía. Ahí me senté a ver televisión y vi la imagen que recorre el mundo”, recordó la dirigente. Además, agregó: “Decían que parecía que yo vi el arma, pero afortunadamente no la vi”.

“A lo mejor es un trauma y no me doy cuenta. Trato de no ver esa imagen y es una imagen que se repite en los medios que es la empuñadura del arma. Es difícil. Tiene que tener un impacto, no me psicoanalizo y nunca lo hice. No es una experiencia recomendable para nadie. Viendo los dirigentes que han hecho las cosas que han hecho en este país, endeudamiento y caminan por la vida como si nada, y a mi me haya pasado esto, tal vez… Siempre digo que Dios y la Virgen no permitieron que saliera el tiro y los militantes no permitieron que volviera a cargar el arma, dispararme. Dios sabe por qué hace las cosas. Soy muy creyente”.

Para cerrar, Namer apuntó a saber si quería acotar algo más. “¿Le quiere decir algo a los imputados?”, dijo. La audiencia ya había terminado. Muy distinto a la forma en la que había finalizado la imagen de la última vez que había estado sentada en esa misma silla (cuando declaró en la causa Vialidad), Cristina Kirchner se paró y se acercó desde el estrado a los jueces para darle las mano. Cada uno se paró a saludarla. Cristina se retiró por la puerta lateral. Y los dirigentes y militantes que la acompañaron la despidieron con aplausos.

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