Dos extraños episodios quedaron al descubierto este miércoles en el juicio oral en el que se intenta esclarecer el atentado a Cristina Kirchner: un testigo aseguró haber sido amenazado primero y filmado después en Comodoro Py 2002, antes de declarar en esta causa; y otro joven reveló que minutos posteriores del ataque un custodio de la ex vicepresidenta le pidió borrar el teléfono en donde había quedado filmado el momento exacto en que un arma le apuntó en el rostro. Ese video clave es prueba de la causa.
Esas declaraciones formaron parte del desfile de testigos ante el Tribunal Oral Federal 6, donde se juzga a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo por el intento de homicidio. Los cuatro testigos, simpatizantes de la ex mandataria, estuvieron presentes en la casa de CFK el 1 de septiembre de 2022 y vieron el ataque y/o participaron de la detención de Sabag, el agresor que llevaba el arma.
El rol de la custodia, analizado aún en instrucción en donde se investiga también si hubo autores intelectuales en el ataque, es clave también en este juicio. La acusación habla de alevosía, en donde los acusados se aprovecharon de un estado de indefensión de la ex presidenta al momento de intentar matarla.
Pero lo que apareció en el debate durante este miércoles también llamó la atención sobre el control que se quiso hacer sobre las imágenes que habían registrado el momento del hecho. La jueza Sabrina Namer reclamó detalles sobre la identificación del custodio que hizo el llamativo pedido de borrar el celular. La defensa de Carrizo también se interesó. Desde la acusación minimizaron el hecho subrayando que el video finalmente fue aportado a la causa.
En el auditorio y entre los seguidores del juicio llamó la atención la situación de que un custodio -un funcionario público aún no identificado- solicitara esa medida. Sobre todo porque el borrado de los teléfonos aparece como una constante en este expediente: se intenta esclarecer lo que pasó con el equipo de Sabag Montiel y se discute el contenido y eliminación de datos de los teléfonos del diputado del PRO Gerardo Milman y sus secretarias.
Inesperadamente, el Tribunal Oral Federal 6 decidió difundir las declaraciones de los testigos en este debate, a contramarcha de lo que había decidido inicialmente en base a la propia normativa fijada por la Corte Suprema para la difusión de debates orales. La querella de CFK anunció que fue a raíz de un pedido de esa parte.
El teléfono de Sabag Montiel
-”¿Los custodios dejaban tocar a Cristina Kirchner?”, preguntó la fiscal Gabriela Baigún
-”Sí”
-”¿Dejaban acariciarla?”, insistió.
-”Sí, lo que ella permitía”.
-”¿Los custodios no se interponían si Cristina avalaba el acercamiento de alguien?”
-”No, no”.
El encargado de responder fue el testigo Guillermo Federico García, uno de los militantes kirchneristas que esperaba a la ex vicepresidenta en la puerta de su casa luego del pedido de condena en su contra en el juicio Vialidad y que participó de la detención de Fernando Sabag Montiel, el 1 de septiembre de 2022. García es hoy concejal del Frente de Todos en el partido bonaerense Presidente Perón.
Además García estuvo presente, junto a otro militante Matías Larroca Coutinho, en el intento de apertura del teléfono de Sabag en el juzgado de la jueza María Eugenia Capuchetti, en la madrugada posterior. “Sacaron el teléfono y estaba con la memoria y el chip pegado en la parte de atrás. Lo intentaron prender. Se apagó automáticamente y lo pusieron a cargar. La apertura del sobre no demoró más de 10 minutos”, dijo. .”Quedó ahí cargando y nos pidieron que nos retiremos”. Lo mismo había dicho la semana Larroca cuando declaró ante el TOF.
Precisamente, el capítulo sobre el bloqueo de ese celular es eje de otra investigación penal en el juzgado de María Servini. García fue llamado a declarar en ese expediente como testigo. Y reveló, en el curso de la audiencia de hoy, que recibió amenazas después de su declaración. Fue la querella de CFK la que develó este episodio en su interrogatorio y motivó las quejas de las defensas que no estaban al tanto.
Las amenazas
“Cuando te convocaron a declarar, ¿viviste alguna situación personal que te llamó la atención?”, le preguntó el abogado de CFK, Marcos Aldazabal. “Tras declarar personalmente en el juzgado de Servini, a los días recibe vía messenger una amenaza como diciendo que me deje de joder con venir a testificar y que tenga cuidado porque sabia donde andaba. Vine a radicar la denuncia”, dijo.
El tribunal de inmediato pidió detalles. Un secretario se acercó al estrado y leyó del teléfono el mensaje que había llegado por spam de Facebook el 12 de mayo a las 19.24. “Gordo buchón, fíjate lo que hablás cuando vas al juzgado del la vieja a hacerte el supertestigo. Kircho puto, mira que con nosotros no se jode. Pedazo de ortiva. Después vas a tener que andar mirando para atrás cuando vayas a comprar al kiosko. Deja de hablar que sabemos todos los lugares por donde andas. Y no te vamos a avisar más. Cerrá el orto. Si Ale tiene quilombo, vos vas a cagar fuego”.
El tribunal le preguntó quién era Ale, pero nadie supo responder. El testigo aclaró que había denunciado penalmente el hecho. Afirmó que la cuenta desde la que se le envió el mensaje fue eliminado, pero se enteró que en el juzgado habían podido identificar al usuario.
Aldazabal siguió con el interrogatorio y le preguntó por la citación que le había hecho el Tribunal el miércoles pasado, cuando debía declarar en este juicio y su testimonial se pospuso por las indagatorias de Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo. García afirmó que ese día estaba sentado junto a sus amigos, también testigos, en unos sillones que hay en el sexto piso frente al TOF y “había una persona con un teléfono, que vino a preguntar algo. Mientras preguntaba nos dimos cuenta que nos estaba filmando. Estaba Matías Larroca, su esposa (Chiara Ludmila Altamirano Barreto, que filmó casi todo la secuencia y declaró la semana pasada) y otra persona que me acompañó. Se dio cuenta de que lo estábamos viendo y agarró y se fue”. La revelación sorprendió a la audiencia y al propio tribunal.
La caricia de Cristina y el arma de Sabag
El segundo testigo de hoy fue Javier Alberto Chanis. El joven tenía una parrilla al paso y como ese día llovía decidió ir a la casa de Cristina Kirchner. Ya había estado el sábado anterior, cuando ocurrieron los violentos episodios tras el vallado a su casas. “Fui por convicción para apoyar a Cristina. Mostrar el apoyo por lo que se la acusaba”, dijo. El hombre afirmó que fue “como espectador”. “No formo parte de alguna organización. Participo para Patria Grande en algunas cosas, pero fui por mi cuenta”, dijo.
Cristina “llega, me acaricia y escucho que gatillan dos veces. Estaba al lado de ella. Justo cuando pasa eso, me acaricia. Escucho ese ruido, me doy vuelta. No era muy claro lo que pasaba, encima justo se cae un libro. Me doy vuelta y lo agarro al muchacho. Giro y le agarro la campera. Y ahí un par mas también. No vi bien. Vi la silueta de un arma, no lo relacione en el momento”, afirmó.
Según contó, “lo empezamos a increpar”. El mismo le gritó “tenés un fierro”. Agregó: “le digo a uno que está al lado mío ‘revisalo’, y cuando le levantamos la campera se cae el arma y uno que estaba al lado mío la pisa”. El testigo confirmó lo que había dicho Sabag Montiel cuando justificó por qué falló: en medio del tumulto había una nena. La defensora del principal imputado, Fernanda López Puleio le preguntó cuál era la actitud del acusado. “De momento parecía asustado. Cuando lo increpamos, dijo ‘no, no, con cara de asustado”.
El video que se quiso borrar
El tercer testigo del día fue Cristóbal José Elgueta Collado, un estudiante de la facultad de medicina que junto un grupo militante que responde a La Cámpora había llegado al lugar. Su aporte en el juicio tuvo que ver con uno de los videos que se incorporaron a la causa.
“Yo tenía la idea de que Cristina se iba a bajar del auto e iba a entrar. Llegan dos autos blancos. Habíamos quedado lejos, Me pongo a grabar Cristina se baja y se pone a saludar a todo el cordón. Da la vuelta por la esquina por Uruguay y viene hacia nosotros. A través de la pantalla, veo todo lo que pasó: sale y entra un brazo y se genera una confusión. Lo que imaginé en un primer momento era que había sido un libro. Cristina Kirchner se agachó. Asumí que habían tirar algo y se cayó”.
Según contó, en el forcejeo vio que atraparon a “Montiel, que en ese momento estaba a mi derecho. Tenía un gorro, se lo sacan y lo tratan de cachear. Veo algo que brilla y cae al suelo. Lo patean y lo afirman con el pie. El dice en varias oportunidades no sé si ‘Soy compañero’ o ‘Aguante Cristina’. Cristina seguía afuera. Me acerco a la persona y le digo ‘lo tenés ahí, ¿no?. Pensé que era un cuchillo porque era brillante”.
El joven contó que junto a su amigo recordó que tenían toda la secuencia filmada. Primero revisaron el celular de su amigo, Iván Luna Martínez (el último en declarar en el día de hoy) y no se veía nada. Luego vieron el suyo. Ahí se veía con nitidez el arma de Sabag. “Ahí nos dimos cuenta. Nos acercamos a la gente de Cristina”, dijo. Primero los ignoraron hasta que les dijeron que tenían un video y se lo mostraron. El custodio le dijo a su amiga, Sofia Manusovich, que lo acompañara hasta el edificio de la ex jefa de Estado. A ella él le había compartido el registro que había tomado. Un rato después lo fueron a buscar.
“A Sofía le hace mandar el video a él mismo. Después le pide Sofia que lo borre de su celular. ¿Alguien más tiene esas imágenes? le pregunta. Ahí me salen a buscar a mí”, contó. Ahí, dijo, en el hall del edificio, el custodio le pidió a él y a su amiga que borran el video. “Me pareció raro, igual tenía en mente que igual queda guardado en la carpeta de celular”.
En su hipótesis ese pedido estaba justificado en la propia custodia para poder “salvarse” o en cómo se maneja el entorno de CFK “custodiando la información”. Pero de todas maneras le devolvieron el teléfono: la imagen del agresión ya estaba circulando mediáticamente porque los canales también estaban allí.
La defensa de Carrizo pidió volver a exhibir el video para que identificar quién era la persona que le pidió el borrado, algo que la fiscalía cuestionó. El testigo mostró a un hombre canoso, de saco oscuro y camisa celeste.
El jefe de la custodia en ese momento era el subcomisario Guillermo Federico Gallo, señalaron a Infobae fuentes consultadas. En su declaración ante la fiscalía, según consta en la elevación a juicio, Gallo subrayó “la forma de trabajo y profesionalismo” con la que se manejaban y resaltó que “a solicitud de los secretarios de Cristina y de la mandataria no se nos permite realizar el diagrama de cobertura de 360 grados debido a que ella solicita el contacto con la militancia constantemente”.
Según pudo saber Infobae, Sofia Manusovich había declarado en la causa en la misma madrugada posterior al intento del atentado en el juzgado de María Eugenia Capuchetti. “Vemos en el tumulto de gente que se va llevando a un chico medio pegándole. CFK se va y nuestro amigo, Cristóbal Elgueta, nos dice filmé todo. Cuando le preguntamos a Cristóbal por el ruido que era un chico que se le había caído un arma. Nos muestra la filmación. Mi amigo que grabó todo sin querer y le digo ‘pasamelo porque esto es evidencia’. Se veía el tatuaje del chico. Pasamelo así tenemos una copia y vamos a mostrárselo a seguridad”.
“Me empezaron a preguntar a quién se lo había mandado y quién lo tenía -siguió-. Y ahí se agenda mi numero de celular este policía. Y me pide que le mande el video y lo borre. Ahí es cuando le digo que otro amigo que está afuera tiene el mismo video porque nos lo compartimos por las dudas. Le pide a otros policías que fueran a buscarlo”. Lo fueron a buscar, les pidieron sus datos, los “retuvieron más o menos una hora”. El video había empezado a llegarles por grupos de WhatsApp. El policía que les pidió que borrara el video “se acerca, me reenvía el video que le había mandado y me dice que haga lo que quiera porque ya lo tenía todo el mundo”.
El juicio pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo miércoles 1 de agosto, por la feria judicial de invierno.