“Solo estaba mirando”. Con esa explicación. Damian Berruet, de 46 años, rechazó la acusación por la que quedó detenido el jueves por la tarde cuando escapó luego de querer abrir el auto del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, en la puerta de los tribunales y ante la mirada de la policía. Por lo pronto el sospechoso quedó detenido en la causa que tramite el juez federal Ariel Lijo. Su defensa -con dos abogados- tampoco pidió la excarcelación, indicaron a Infobae fuentes judiciales.
Es que tiene antecedentes por más de una decena de causas por robos, hurtos y resistencia a la autoridad. Había salido en libertad en julio pasado y hasta el día en que se acercó al vehículo de Rosatti estaba prófugo acusado de haber golpeado a su ex pareja.
Berruet fue detenido en la tarde del jueves, luego de haber caminado varias veces por la calle Uruguay al 400 y haberse dirigido hacia un auto ubicado en el estacionamiento del Palacio de Tribunales. El vehículo, una Toyota SW4, es el usado por el presidente de la Corte. El delincuente intentó forzar la cerradura del vehículo con un destornillador en forma de “T”. Además, entre las pertenencias del ladrón se encontraban otro destornillador y un handy que se usa como inhibidor de la señal de alarmas.
El policía que estaba apenas a pasos del lugar custodiando el edificio se acercó y le preguntó que hacía. Se dio una situación -registrada en el video- en donde el hombre intenta zafar del lugar, mientras el custodio pone la mano en la cartuchera. Logra salir corriendo, pero fue detenido a las dos cuadras. Dio otro nombre pero su identidad saltó al tomarle las huellas y también sus antecedentes.
Para el entorno de Rosatti se trató de un mensaje intimidatorio, teniendo en cuenta una seguidilla de otros episodios previos que incluyeron denuncias por espionaje, de creación de líneas telefónicas, de pinchaduras de neumáticos e intentos de robos en el último año y medio. “Es todo raro”, decían. El juez Lijo y el fiscal Franco Picardi serán los encargados de dilucidar qué ocurrió.
En su indagatoria, Berreut aseguró que él no había intentado abrir el auto y que solo estaba mirando. Intentó justificar las herramientas que llevaba diciendo que eran porque trabajaba para la construcción, indicaron a Infobae las fuentes consultadas. Pero en los tribunales se preguntaban para qué le serviría entonces el handy. El sospechoso se negó a contestar preguntas.
En donde sí quiso responder preguntas fue ante la jueza de instrucción Alejandra Provítola, quien había dictado su captura el año pasado. Allí le dijo que vivía en Córdoba desde hace nueve años y que allí era su actual domicilio, algo que no cierra para la cantidad de antecedentes que tiene y los lugares en donde fueron cometidos.
Su primer ingreso a los tribunales también lo llevó a Comodoro Py: en el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral por causas de drogas. En su declaración, el acusado dijo que es adicto, que ahora no está consumiendo pero que estuvo en rehabilitación
En esa causa se lo acusa de violencia de género a su ex pareja por varios hechos. El 10 de enero, Berreut sujetó a la mujer de los pelos y le dijo: “¿qué haces hija de puta, que me estás poniendo los cuernos?”. Le gritó que le debía respeto. El cuñado trató de intermediar, pero no tuvo suerte. El hombre la golpeó en la cara y el ojo y el puño. La mujer llamó al 911.
Al rato volvió y le advirtió. “Yo hija de puta, no te voy a dejar en paz (...) a cualquier gil que se te acerque, lo voy a matar a vos y a ese gil”. En ese momento, la damnificada ingresó al kiosco y le prohibió pasar. “¿A que no puedo pasar?”, le dijo y le quitó la llave, abrió la puerta y la empujó hacia adentro. Allí, le pegó cachetadas y patadas, mientras le refería frases tales como que era una puta, una sucia, que lo engañó “con todos los negros”.
“Ahora más vale que te quedes callada porque te voy a matar, yo te voy a matar a vos hija de puta, por puta”, le dijo, según la denuncia. Le puso las manos en el cuello y la intentó asfixiar. Después la golpeó varias veces con el puño. Hasta que ella comenzó a gritar: “policía, me está matando este tipo”. Volvió a darle un golpe y escapó. En su indagatoria, el acusado negó los hechos, justificó la relación con la víctima como una relación de consumo de drogas y la acusó de ponerse “agresiva y violenta” y relató distintos episodios. La jueza dispuso mantener su detención.