En el marco de la undécima audiencia del juicio que se le sigue a José Alperovich por abuso sexual, declararon este lunes distintos testigos convocados por la defensa por haber colaborado con el exsenador durante la campaña electoral para la gobernación tucumana en 2019. Uno de ellos afirmó que la sobrina y ex asistente privada del imputado “pudo haber sido influenciada” por su expareja para realizar la denuncia con el fin de “sacar algún rédito político”. También dijo que “todo” le pareció “muy orquestado”.
Se trata de Facundo Guerrero, allegado de Sara Alperovich, hija del tres veces gobernador de Tucumán. Como colaborador desde 2018 de la campaña política que impulsó el imputado para regresar a la gobernación conoció a F.L., quien se desempañaba desde fines de 2017 como mano derecha del entonces senador nacional. En ese marco negó haber visto que Alperovich “se insinuara sexualmente contra otras mujeres del equipo” en algún momento.
“El trato de José con su entorno era normal. Si había algún error, él lo remarcaba de buena manera: nunca vi maltratos… Nunca percibí una situación de violencia en público ni hacia F.L. ni hacia los demás”, expresó el primer testigo ante el juez Juan Ramos Padilla, titular del Tribunal Oral Federal 29 que lleva adelante el juicio.
Ante preguntas del defensor Augusto Garrido, del estudio jurídico Cúneo Libarona, Guerrero abonó la hipótesis que postula que David Mizrahi, entonces candidato a concejal por el espacio de Alperovich, y expareja de la denunciante, estuvo detrás de la denuncia penal contra el ahora imputado por tres hechos de abuso sexual –dos de ellos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por acceso carnal. “Ellos tenían una relación tóxica –aclaró respecto de Mizrahi y F.L-. Ella me comentó que sufría maltratos de parte de él”.
“Recuerdo que cuando ella me cuenta de esos maltratos, él le había dicho textualmente que era una puta por cómo se vestía y cómo provocaba a los demás en el grupo. La noté muy angustiada, creo que se largó a llorar. Le dije que intentara salir de ahí porque no se tenía que hacer tratar mal por nadie, porque no se merecía eso… Me dio la impresión de que se trataba de una relación bastante tóxica”, agregó Guerrero.
Al hablar sobre la denuncia, el testigo ahondó: “Para mi opinión, F.L. pudo haber sido influenciada por él, con quien vivió una relación bastante tormentosa. Él se va del espacio político inmediatamente después de las elecciones –donde Alperovich perdió contra el entonces gobernador Juan Manzur-. Mizrahi era candidato a concejal y tenía un rol protagonista en la campaña”. Y según precisó, la demanda penal habría sido fomentada por él “para sacar algún rédito político”.
“¿Cómo tomó conocimiento de que F.L -de entonces 29 años- proyectaba hacer algún tipo de denuncia?”, indagó Garrido. “En un asado -contestó Guerrero-, en la casa de Franco –otro colaborador de la campaña-. Él nos comenta a todos que supuestamente F.L. había sufrido un abuso por parte de Alperovich, pero no nos dio precisiones del hecho (...). Estábamos muy sorprendidos, yo particularmente no entendía mucho lo que pasaba. Esto fue en septiembre de 2019, meses después de las elecciones –de junio de ese año-. Ahí yo le mandé un mensaje para solidarizarme, porque me parecía algo muy impactante (…), al ser abogado penalista empaticé con la víctima”.
Luego señaló: “Al principio le creí. Después, cuando leí la carta que ella publicó en noviembre de 2019 –donde la joven denunció los hechos y apuntó contra su exjefe- me pareció que había incongruencias entre lo que ella decía y lo que yo había vivenciado durante la campaña. La carta decía que había custodios armados en la casa de Alperovich, lo cual no era así. (…) No me cerraban un par de párrafos de la carta, me pareció que no era real”.
Y agregó: “Al otro día de publicarse la carta, apareció empapelado todo Tucumán con la frase ‘Alperovich abusador’. Me pareció todo muy orquestado, no me cerraba la cuestión”.
En rigor, F.L., hija de un primo hermano de Alperovich, estuvo al lado del exmandatario entre 2017 y 2019, mientras él ejercía la senaduría nacional tras ser electo en 2015. El 24 de mayo de 2019, en plena campaña electoral para las elecciones gubernamentales, la joven presentó su renuncia. A fines de ese año publicó una carta donde acusó de abuso sexual a su tío segundo, quien pidió licencia sin goce de sueldo en la Cámara Alta. Allí se abrieron dos investigaciones -una en Tucumán y otra en Buenos Aires- que luego se terminarían unificando por orden de la Corte Suprema de Justicia.
La acusación, en tanto, está impulsada por el fiscal Sandro Abraldes y sostiene que el exmandatario cometió los hechos delictivos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en las localidades de San Miguel de Tucumán y Yerba Buena, y en un departamento de Alperovich en el barrio porteño de Puerto Madero. Todos esos sucesos habrían sido perpetrados “mediante abuso de poder y autoridad” y generando un “sometimiento sexual ultrajante” a la víctima.
Tras el testimonio de Guerrero, se presentó en el recinto Myriam Martini, otra colaboradora cercana del equipo de campaña y amiga de Sara Alperovich. Allí relató que la denunciante se encargaba de “manejar la agenda” del exgobernador y que la sede de la campaña electoral era en la casa del imputado en la calle Martín Fierro de San Miguel de Tucumán, donde siempre “había muchas personas, entre 50 y 60″.
Con referencia a la denunciante, manifestó que se la veía muy “entusiasmada” con el proyecto político de Alperovich y que ella le confesó que quería ser funcionaria si el exsenador ganaba las elecciones. Sin embargo, explicó que en ese entonces la denunciante estaba saliendo con Mizrahi, quien “la celaba mucho y le pedía que no vaya más a trabajar” porque “no quería que los distintos candidatos la vieran” ya que ella “se vestía muy provocativa”.
“Ella me contó que David le dio un ultimátum: o seguís en el proyecto de José o seguís conmigo. Y ella quería estar con él, pero a la vez elegía el proyecto. (…) Cuando se va del grupo de Whatsapp –tras su renuncia- me dijeron que era por problemas personales y que se alejaba por un tiempo para resolverlos. No volví a hablar con ella. Yo me entero de su denuncia por los medios de comunicación”.
Además añadió: “En un momento de la campaña la empecé a ver muy delgada, claramente era la angustia que tenía con su relación con David. En el trabajo se la veía bien y a la vez estaba mal con él”, e insistió: “El trato con Alperovich era normal”.
En total, se presentaron seis testigos este lunes ante los tribunales porteños de la calle Paraguay al 1500. Además de Guerrero y Martini, estuvieron desde las 10 de la mañana Silvia Pini, quien fuera secretaria privada del acusado en el Senado; Fausto Villagrán, candidato en 2019 a legislador provincial por el espacio de Alperovich; Alejandro Ibarra y Fabiana Jiménez, ambos asistentes durante todas las actividades proselitistas de ese año.
Todas las testimoniales estuvieron en línea con la coartada de la defensa, que apunta a una “maniobra orquestada” en base a la influencia de Mizrahi y la intervención del actual diputado nacional Carlos Cisneros, un hombre de peso dentro de la Asociación Bancaria de Tucumán y reconocido “enemigo público” de Alperovich. De hecho, uno de los testigos le endilgó al diputado el hecho de haber financiado los carteles en contra del imputado tras la denuncia de F.L.
La próxima jornada será el lunes 13 de mayo y contará con más testigos llamados por el abogado defensor. Por otro lado, Alperovich acompañó el devenir de las audiencias de manera virtual -salvo en la primera- de manera virtual desde su casa en Tucumán.