En el marco de la sexta audiencia del juicio por la muerte de Alejandro Cohn, una perito designada por dos de las defensas planteó una hipótesis donde el paciente no habría ingresado al Hospital Italiano con muerte cerebral, ya que al ser revisado al llegar allí el paciente presentaba “pupilas reactivas”. Para la profesional es probable que el cuadro clínico del joven se haya agravado neurológicamente como consecuencia de una droga que le suministraron en el centro de salud de la Capital Federal.
Este jueves fue el turno de la médico legista Vilma Nassif para declarar en los Tribunales de San Isidro ante el juez Facundo Ocampo. Fue una de las voces que habló durante una jornada que duró más de 10 horas. Luego fue el turno de los peritos de la querella que representa a la familia Cohn, quienes buscaron revertir las afirmaciones de Nassif.
La testigo en cuestión fue convocada como perito de parte de dos de los nueve médicos imputados en la causa que investiga lo que pasó con Alejandro Cohn, hermano del cineasta Mariano Cohn, entre el 27 y 29 de julio de 2015, cuando ingresó al Hospital Central “Melchor Posse” de San Isidro por una descompensación diabética y terminó con su fallecimiento a causa de una “encefalopatía hipóxico-isquémica”, detectada, previo traslado, en el Hospital Italiano.
La perito propuesta por los médicos Maximiliano Ragazzoli y Ana Sánchez, que se desempeñó hasta su jubilación como empleada del hospital municipal, señaló que el joven, en efecto, “no llegó con muerte cerebral al Hospital Italiano” en cuanto el informe que da cuenta del estado del paciente al arribar allí consignó que tenía “pupilas mióticas reactivas”, y eso “nos está diciendo que el mesencéfalo está indemne”. “Las pupilas reactivas no son compatibles con muerte encefálica”, afirmó.
Luego precisó: “Por lo que dice en el informe de ingreso al Italiano, al momento de llegar no tenía muerte cerebral. Además en la ambulancia el paciente estaba en iguales condiciones: no hay ausencia de reflejos corneanos ni fotomotor. No hay diferencia entre la epicrisis del Hospital de San Isidro -documento clínico que autoriza el traslado- y el informe de ingreso al Italiano”.
En ese marco, la declarante dejó una hipótesis de lo que pudo haber ocurrido con Alejandro, de 35 años, para llegar hasta su deceso el 29 de julio a la mañana. Y es que al llegar al Hospital Italiano le suministraron desmopresina, un fármaco para evitar que el paciente continuara con un cuadro de poliuria, es decir, con un exceso de orina. Para la profesional, especialista en psiquiatría, esa droga está contraindicada en pacientes con diabetes tipo 1 insulino dependientes con un edema cerebral -ya constatado en el hospital municipal-, porque puede provocar una mayor retención que, eventualmente, “generará mayor edemación en el cerebro”.
“La desmopresina se utiliza con pacientes con diabetes insípida central. Evita la poliuria. Y en este caso, no teniendo diabetes insípida y con un edema cerebral, justamente lo que no queremos es retener la diuresis, porque generará mayor edemación en el cerebro. Claramente el cuadro clínico empeoró, se produjo una hernia cerebrosa…Es la causa inmediata de la causa de muerte”, aseveró la testigo.
Por otro lado, al hablar de las fracturas que se constataron en la autopsia, declaró: “El joven Cohn no era una persona previamente sana. La diabetes es una enfermedad que afecta a todo el organismo, y produce daño vascular en todo el organismo. Tenía agrandado su corazón, daño hepático, y problema renal crónico. La espondilitis anquilosante que tenía es una enfermedad genéticamente determinada, no es inocua, no solo afecta la columna, puede producir trastornos cardíacos, fibrosis pulmonar; un montón de otras patologías además de la patología sobre la columna, que es lo que complicó la entubación de este paciente”.
En rigor, de acuerdo a las actuaciones, Alejandro ingresó alrededor de las 21 a la guardia del Hospital de San Isidro tras ser auxiliado en la calle como consecuencia de una descompensación diabética. Fue llevado a revisión en una ambulancia donde se registró un cuadro de “vómitos” y “deshidratación severa”, pero en un “estado regular”, “lúcido” y “orientado en las tres esferas”. Las constancias clínicas indican que en los boxes sufrió convulsiones y fue derivado al shock room, donde intentaron entubarlo al menos dos veces sin éxito. En razón de esa “maniobra dificultosa” terminaron practicándole una cricotomía que derivó en un paro cardiorespiratorio de aproximadamente dos minutos. Después fue internado en terapia intensiva con asistencia respiratoria mecánica, donde le detectan una hemorragia en el pulmón derecho, por el cual drenarían casi 2 litros de sangre.
El paciente permaneció en terapia intensiva hasta el 29 de julio a las dos de la madrugada, cuando se autorizó el traslado al Hospital Italiano a través de una ambulancia de alta complejidad. En el hospital ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires le detectarían las múltiples quebraduras -en la cervical, clavícula y arcos laterales- y la muerte encefálica. A raíz de eso se realizaría la denuncia policial por “muerte dudosa” en el hospital precedente. Por eso, una de las discusiones a lo largo de las jornadas del debate oral a cargo del Juzgado Correccional N°2 de San Isidro radica en las condiciones del paciente al momento de partir hacia el Hospital Italiano: ¿estaba apto para ser trasladado? Algunos peritos dijeron que no; esta mañana Nassif entendió que sí.
Por otro lado, una de las preguntas que con mayor insistencia recibió la profesional que participó en una de las cuatro pericias del expediente apuntó a la existencia del hemotórax -el sangrado profuso en el pulmón derecho-. Para ella, los estudios que le hicieron durante su internación en el hospital municipal no dieron cuenta de ninguna fractura capaz de producírselo, por lo que la hemorragia no era de origen “traumático” -como resultado de un golpe- sino “espontáneo”.
En esa línea, dijo: “Hizo hemorragia porque el paciente ya ingresó con un problema de coagulación. Tenía un trastorno de coagulación”, que, sugirió, tenía que ver con su consumo de diclofenac para paliar el dolor de su espondilitis anquilosante, que tiende a provocar rigidez en las articulaciones. Y agregó: “Este era un paciente complicado desde todo punto de vista…Complicado y con una tendencia hemorrágica fácil”.
Además de Ragazzoli y Sánchez, los médicos sentados en el banquillo son Martín Montagna, María Quiroga, María Seijo, Carla Setti, Marcelo Toro Solano, Darío Campos y Marina Vogelin. Todos están acusados de los delitos de homicidio culposo y eliminación de pruebas, ya que nunca aparecieron las hojas de enfermería durante la etapa de instrucción. El fiscal del caso es Diego Molina Pico.