“Este testigo está claramente caseteado, y está mintiéndole al juez en la cara, por eso pido su inmediata detención por falso testimonio”, dijo ofuscado el fiscal Sandro Abraldes respecto de Víctor Hugo Decataldo, uno de los declarantes este jueves en el juicio que se le sigue a José Alperovich por abuso sexual contra su ex asistente privada y sobrina. Se trata del segundo pedido que hace la acusación desde que empezó el debate oral para dejar detenido a un testigo por considerar que miente bajo juramento.
Decataldo colaboró con la campaña que llevó a cabo Alperovich para volver a la gobernación de Tucumán en las elecciones de 2019. Él se incorporó a su equipo en 2018 como empresario de transportes y su función era darle impulso a la estrategia proselitista. Allí conoció a la hija del imputado, Sara, con quien mantuvo una relación amorosa. También trabajó codo a codo con F.L., quien se desempeñó como asistente del exsenador desde fines de 2017 hasta mayo de 2019, cuando renunció.
El testigo fue convocado para explicar una serie de conversaciones que mantuvo con la denunciante a través de Instagram antes de que la joven hiciera la denuncia por abuso y agresiones sexuales contra su exjefe. En ese marco relató que se acercó a hablar con ella con el objetivo de “sacarle información”, porque en el entorno se rumoreaba de una “posible denuncia” contra el exsenador.
“Mi idea era sacarle información para saber qué era lo que estaba ocurriendo. Para ganar su empatía le dije cosas que no eran ciertas. Se rumoreaba la denuncia podía ser por una cuestión política o económica”, dijo al tratar de dar luz sobre unos chats donde le escribió a F.L. que a él durante la campaña electoral “también lo habían acosado” y que “José es un animal”, todo con la supuesta intención de lograr que su interlocutora hable.
“La idea fue mía y se la comenté a Sara. Ella estaba desesperada. Toda la familia la estaba pasando muy mal, la verdad. Fue una cuestión mía y de nadie más. Lo hice por amor a Sarita, que era mi pareja en ese momento, pido disculpas… Sé que estuve mal en ese entonces”, expresó.
Sin embargo esta “estrategia” que enarboló Decataldo no la dio a conocer en su declaración testimonial ante el Juzgado de Instrucción en lo Penal N°2 de San Miguel de Tucumán en el año 2020. Allí contó de su vínculo laboral con la denunciante y de su relación afecta con la familia Alperovich pero no aclaró que los chats, incorporados entonces al expediente, eran parte de su “plan para engañar” a F.L.
“¿Por qué no aclaró en ese momento que usted era un agente encubierto?”, preguntó exaltado el fiscal Abraldes. “No se me ocurrió. Esa audiencia fue corta y de forma virtual. Estaba la pandemia. Me preguntaron si yo había visto alguna situación. Me preguntaron por los chats pero no profundizamos…No me lo preguntaron”, se excusó el testigo.
En ese marco, tanto la acusación como la querella en cabeza de Pablo Rovatti y Carolina Cymerman le solicitaron al magistrado Juan Ramos Padilla dejar a Decataldo bajo disposición del Tribunal Oral Criminal 29. Allí el fiscal dijo: “Este testigo está claramente caseteado, y está mintiéndole al juez en la cara, por eso pido su inmediata detención por falso testimonio”.
“Para esta fiscalía ha quedado en claro que Decataldo maneja información por fuera de sus intervenciones al proceso penal. Queda claro que calló deliberadamente, al menos en la primera declaración. Hubo reticencia frente al tribunal”, dijo Abraldes, y remató: “Lo único que hay de genuino de Víctor Decataldo son esos chats. No lo que expuso en Tucumán ni lo que vino a exponer acá”.
La tensión se sintió en el recinto de la calle Paraguay al 1536. El testigo insistió con que el contenido de los chats no eran ciertos y que solo buscaba recabar información “para contarle a Sarita y que así pudieran manejarse”. La defensa de Alperovich, Augusto Garrido, reprochó a su vez la conducta del testigo hacia la denunciante pero consideró que no había falso testimonio en su relato.
Luego de que las partes expresaran sus posturas, el juez Ramos Padilla decidió diferir su resolución: “Más allá de que este testimonio merece especial atención, no veo la necesidad de un pronunciamiento ni de adelantar una opinión. No veo la necesidad de tener que hacerlo ahora, sino al final, con más elementos de juicio. Es una cuestión de prudencia. Me parece que lo prudente es escuchar a todos los testigos y tener más elementos para resolver mejor”.
Este es el segundo pedido de detención de un testigo por falso testimonio que realiza la fiscalía desde que comenzó el juicio contra Alperovich el pasado 5 de febrero. El anterior había sido hace dos semanas con el cabo primero David Cayatta, ex custodio, colaborador y chofer del acusado durante la campaña electoral que culminó en junio de 2019.
En efecto, Cayatta se desenvolvió durante años como uno de los principales ayudantes del exsenador. Como su chofer personal, tenía contacto permanente con F.L.. De hecho, al expediente se han incorporado distintos chats que mantuvieron a través de Whatsapp e Instagram. Sin embargo, se estima que el testigo llegó a borrar al menos unos 50 mensajes propios vinculados a conversaciones con la joven denunciante. Sobre ese punto había interrogado el fiscal Abraldes, sin lograr que el testigo recordara el contenido de esas charlas.
En esa línea, al considerar que el declarante estaba con respuestas “evasivas” que implicaban “ocultamientos” requirió su detención. El juez difirió la decisión de ese planteo “hasta incorporar más evidencias” dentro del juicio.