“Quiero que los nueve médicos que le hicieron eso a mi hermano tengan su condena, que vayan presos. Estoy haciendo un reclamo penal no civil, no quiero dinero de un estado pobre. Los imputados se defienden de manera hermética, corporativa, sin declarar y en complicidad con el sistema político”.
Con estas palabras, el director de cine y productor Mariano Cohn, se hizo presente junto a sus familiares, el actor Luis Brandoni y el cineasta Gastón Duprat, al inicio del juicio oral que intentará reconstruir lo que ocurrió a fines de julio de 2015 en el Hospital Municipal Central de San Isidro “Dr. Melchor Ángel Posse”, cuando Alejandro Cohn, su hermano, un joven de 35 años, ingresó consciente a la guardia por una baja de azúcar en el cuerpo y terminó, 48 horas después, con múltiples fracturas y muerte cerebral.
En declaraciones a la prensa al inicio del debate, Cohn afirmó: “El diagnóstico del hospital de San Isidro era muy vago, muy difuso, y nos enteramos de todo este suceso cuando lo trasladamos al Hospital Italiano. Allí, nos comunican que estaba con lesión cerebral. En ese momento los medios del Italiano hacen una denuncia a los médicos del hospital de San Isidro por robo de las historias clínicas, de las radiografías, las imágenes de las cámaras”.
Según acusó el director de cine, “hubo un encubrimiento médico de todo lo que sucedió y también un encubrimiento político porque el sistema político en cabeza de Gustavo Posse, el intendente de ese momento, se dedicó a tapar y a obstaculizar y a no colaborar. De hecho, los médicos siguen trabajando hasta el día de hoy”.
“No supieron cómo tratar a un diabético, que había que hidratarlo, que había que ponerle un suero, que sería algo que uno espera de cualquier médico; después empieza el derrotero donde hacen todo mal y, una vez que hacen todo mal, intentan disfrazarlo como un accidente de tránsito, cosa que está descartada en la causa. Quisieron dibujar una muerte y lo molieron a palos. Mi hermano tenía 35 años, toda una vida por delante, estaba yendo a jugar al fútbol. Entró sano al hospital, contestó las 15 preguntas de 15, dijo que era diabético, o sea, está todo a la vista”, agregó.
Por su parte, Brandoni acotó: “Acompañó a Mariano porque conozco el caso del fallecimiento del hermano y porque es la obligación de amigo acompañarlo en una situación tan trágica”.
El proceso comenzó 09:30 y estuvo a cargo del juez Facundo Ocampo, titular del Juzgado en lo Correccional N°4 de San Isidro, quien fue llamando uno por uno a los nueve médicos del hospital municipal acusados de los delitos de homicidio culposo y violación de elementos probatorios. Ninguno hizo uso de la palabra, pero la mayoría de las defensas adelantaron que pedirán la absolución de sus defendidos. El fiscal Diego Molina Pico, en tanto, presentó los cargos que se analizarán a lo largo de 15 audiencias fijadas hasta el 30 de mayo. El querellante Juan Carlos García Dietze, a su lado en la sala de audiencias ubicada en el primer entrepiso de los tribunales, se constituyó como representante de la familia Cohn para el proceso.
La acusación que sostiene Molina Pico es la que elaboró durante la instrucción penal la fiscal Carolina Asprella, para quien el sábado 27 de julio de 2015, pasadas las siete de la tarde, Alejandro iba en su moto a un jugar un partido de fútbol con amigos. De repente sintió una caída de azúcar y empezó a sentirse mal: padecía diabetes y era insulinodependiente. Estacionó en la vereda de la calle Dardo Rocha, entre Lima y Talcahuano, en Martínez. Ahí entró en contacto con una madre y una hija que se acercaron a asistirlo. Dialogaron un rato y Alejandro les explicó que se sentía mal y que había vomitado.
Al rato llegó la ambulancia que lo llevaría al Hospital “Dr. Melchor Ángel Posse” de San Isidro, en la Avenida Santa Fe al 400. Antes, el joven pudo hablar con su mamá por teléfono: “Mamá -le dijo-, quedate tranquila que estoy bien”. Ingresó a la guardia a pie pasadas las ocho y veinte de la noche, donde contestó de forma lúcida quince preguntas pertenecientes al protocolo médico de recepción.
Los padres entraron al hospital minutos después de las nueve de la noche. De acuerdo a lo que afirmaron en el expediente, Alejandro seguía esperando acostado en una camilla dentro de un box del hospital municipal. Mario, el papá, relató también que su hijo, ya descompensado, empezó a emitir un ronquido muy fuerte. Allí buscó a los médicos para reclamarles que lo atendieran y pudo lograr que, dos horas después del ingreso, se llevaran al paciente para atenderlo en el Shock Room. Pasaron varias horas. Los familiares lo encontrarían luego en terapia intensiva con signos de golpes, una traqueotomía y bajo un coma inducido.
En ese punto de la cronología empieza el cúmulo de dudas que el debate deberá despejar. Durante la investigación previa no se pudieron conseguir los videos de las cámaras de seguridad del hospital y el libro de reporte del Shock Room resultó extraviado. También se constató que las hojas del protocolo de enfermería correspondientes al día sábado estaban arrancadas. Tras dos días de internación, donde la familia incluso se hizo asesorar con dos médicos amigos que ingresaron a evaluar la situación de salud de Alejandro, los Cohn solicitaron su traslado urgente al Hospital Italiano de la Capital Federal, que se ordenó el 29 de julio a las 2 de la madrugada.
Mariano, autor destacado a nivel internacional por obras como “El ciudadano ilustre”, “Competencia oficial” y “El encargado”, lo acompañó a su hermano cinco años menor arriba de la ambulancia. Al arribar al centro de salud una hora después, pasaron a revisarlo de forma exhaustiva en la sala de terapia intensiva. El reporte fue devastador: Alejandro tenía líquido en el cerebro, es decir, muerte cerebral, y un conjunto de huesos rotos. Nada de esto había sido informado durante la internación preiva. La autopsia develaría más tarde que el cuerpo presentaba luxofractura de vértebra cervical con rotura de médula ósea, luxofractura de vértebra torácica, fractura de clavícula derecha y fractura de arcos laterales.
El lunes 29 de julio de 2015, a las 8, se tomó la decisión de desconectar al joven de 35 años. La causa técnica del fallecimiento resultó ser la “encefalopatía hipóxica isquémica”. Sergio Gianassi, subjefe de terapia intensiva del Hospital Italiano, inició una denuncia por “muerte dudosa” tras haber recibido a un paciente en esas condiciones. Un mes después, Mario Cohn amplió la demanda penal por mala praxis.
En el marco del debate, el fiscal solicitó una pericia informática para recabar información sobre las historias clínicas digitales del hospital. La intención es determinar si en el momento de los hechos hubo borrados o modificaciones en los documentos asociados al registro de salud de Alejandro. El juez aprobó el pedido y ahora será la Gendarmería Nacional la encargada de realizar el estudio tecnológico de esos archivos.
El magistrado también validó la segunda cuestión planteada por Molina Pico referida a la realización de una inspección ocular en el hospital de San Isidro. “No se puede llegar a tomar una decisión final sin conocer las instalaciones, sin saber los lugares por los que pasó Alejandro y en los que cada uno de los imputados desarrollaba su actividad”, dijo el fiscal al fundar su requerimiento.
Los nueve médicos están imputados por actuar de forma negligente durante la intervención del paciente y, de esa manera, haber producido la muerte del paciente. Se trata de los profesionales que estaban trabajando, durante los turnos del 27 y 28 de julio, en los distintos sectores donde fue atendido Alejandro. Son Darío Campos, Martín Montagna, María Quiroga, Maximiliano Ragazzoli, Ana Sánchez, María Seijo, Carla Setti, Marcelo Toro Solano y Marina Vanesa Vogelin. La pena que afrontan por el homicidio tiene una sanción máxima de cinco años de prisión. También se los acusa por la desaparición de determinada documentación clínica bajo el delito de “violación de elementos probatorios”, que oscila entre un mes y cuatro años de cárcel.
Todas las defensas -en su mayoría divididas- plantean la inocencia de sus clientes. Para el caso, el abogado Oliver Tezanos, defensor de Darío Campos, quien se desempeñaba como jefe de la Sala de Terapia Intensiva al momento de los hechos, criticó la investigación previa llevada a cabo por la fiscal Asprella por considerar que no logró esclarecer la causa de la muerte de Alejandro. “No ha sido un accionar negligente ni incorrecto por parte de Campos. Aca la actuación o la mala praxis se ha producido en la instrucción: el Ministerio Público no cumplió con recabar las pruebas como corresponde; no le ha dado al doctor Molina Pico las herramientas siquiera para sostener la acusación”, esgrimió al inicio del debate.
Por otra parte, al finalizar la jornada, ya en las escalinatas de los tribunales de Ituzaingo 340, Mariano Cohn comentó: “Mi sensacion es que se terminó la impunidad en San Isidro. Ya hay nueve médicos imputados. El juez acaba de aprobar nuevas pericias al sistema de historia clínica digital y una inspección ocular en el hospital, que nunca se ha expresado ni ha hecho ningún comunicado con lo que le pasó a mi hermano. -La inspección- me parece importante porque no podría haber sucedido nunca antes durante la otra gestión del ex intendente Gustavo Posse, -cuya familia estaba- desde hace 44 años en el poder”.
Y agregó: “Con las pruebas se va a buscar reconstruir cómo una persona que entra sana, consciente y lúcida a un hospital, solo con un problema de baja de azúcar, en menos de cuatro horas termina muerta con cuatro quebraduras: de médula, de clavícula, de columna vertebral; un golpe en la cabeza y quebradura de cráneo y líquido en el cerebro, lo que es igual a una muerte cerebral. (...) Mi hermano asistió a un hospital para que lo curen y terminó muerto y asesinado en ese mismo lugar”.
Poco después, al referirse a los imputados dijo: “Los médicos no han declarado. Sería muy importante que hablen para evitar una pérdida de tiempo y para facilitar el trabajo de la justicia, y también para que yo pueda conocer qué es lo que le hicieron a mi hermano y porqué, y quiénes son los involucrados y culpables. Porque no creo que los nueve médicos sean culpables. Tendrían que hablar, facilitar la tarea de la justicia, por una cuestión humana de ayudar a que una familia resuelva el duelo de un hijo, en el caso de mis padres, y de un hermano, en mi caso”.
Luego concluyó: “Apelo a la humanidad de los defensores y de los médicos que no tuvieron que ver con esto y están sentados en el banquillo. Confío en la humanidad tanto de los abogados como de los médicos para que esta cuestión se aclare y para que esto no se vuelva a repetir, que es lo más importante. Recordemos que muchos de los médicos -tres en total- siguen atendiendo en el hospital de San Isidro como si nada de esto hubiese pasado”.
En los próximos días se espera que la fiscalía y la querella articulen un pedido de ampliación de pruebas para llamar a declarar al ex intendente Posse, de quien dependía en 2015 el hospital municipal; al ex director de Salud Juan Viaggio y a Guidi Rojo, entonces directora del centro de salud. Para la familia Cohn existió un sistema político que intentó “tapar” y “obstaculizar” el avance de la pesquisa.
La próxima jornada se llevará a cabo este jueves a las 9. Están citados para declarar como testigos los padres de la víctima -Mario y Beatriz Arroyo-; su hermano Mariano; el director de cine Duprat y el médico Giannasi, quien luego de recibir el traslado del paciente al Hospital Italiano detectó su muerte encefálica y dio intervención a la Justicia. También dará testimonio Cecilia Sanguineti, la joven que asistió a Alejandro cuando sufrió el problema diabético.