La fiscalía federal de Salta pidió una condena de cinco años de prisión efectiva por el delito de “estrago culposo” para cuatro comandantes de Gendarmería Nacional por la muerte de 43 gendarmes como consecuencia de un incidente vial ocurrido el 14 de diciembre de 2015. Para el fiscal, hubo un “claro abandono de la tropa” por parte de los acusados, ya que incurrieron en una clara negligencia en el cuidado del medio de transporte, sin que haya falta de recursos, al no cambiar los neumáticos del vehículo.
Según informó la página de noticias de la Procuración General, el fiscal general Carlos Martín Amad, del Área de Transición de la Unidad Fiscal Salta, pidió ante el Tribunal Oral Federal N°2, integrado por el juez Domingo Batule, Marta Liliana Snopek y Alejandra Cataldi, la condena de cuatro de los imputados.
Se trata del comandante Juan Carlos Germán, responsable de Logística; el comandante principal Juan Carlos Bordón, jefe de Personal; el comandante mayor Elio Rafael Méndez, jefe del Destacamento; y el comandante principal Ramón Antonio Maidana, segundo en el mando. Todos los imputados cumplían funciones el Destacamento Móvil 5, en Santiago del Estero. El fiscal solicitó el sobreseimiento del suboficial mayor Ricardo Ernesto Villasanti, imputado por el mismo delito y que falleció a poco de iniciado el debate.
En su alegato, el fiscal también solicitó al tribunal la extracción de copias de ciertas declaraciones brindadas a lo largo del juicio a fin de evaluar la posible persecución penal de otros funcionarios de la Gendarmería Nacional al momento del hecho por la posible comisión de delitos.
Todo ocurrió el 14 de diciembre de 2015, alrededor de las 02.30, cuando un convoy de siete vehículos, tres de ellos colectivos, se dirigían por la ruta 34, con destino a Jujuy. Los gendarmes habían salido de Santiago del Estero en respuesta a una orden dispuesta por el Ministerio de Seguridad de la Nación, a fin de brindar apoyo por un conflicto social. Atravesaban la ciudad de Rosario de la Frontera, cuando a la altura del kilómetro 956, en el puente ubicado sobre el arroyo Balboa, el micro que encabezaba la caravana sufrió el reventón del neumático delantero derecho.
El desperfecto tomó de sorpresa al chofer, el sargento Orlando Díaz, quien no pudo controlar el colectivo, en el que iban 50 gendarmes, y, tras chocar con la rampa, se precipitó al vacío desde una distancia de 13 metros de altura, quedando el rodado con las ruedas hacia arriba. “Como consecuencia de esta tragedia murieron, en cumplimiento del deber, 43 gendarmes, hombres y mujeres que se habían enrolado en esa fuerza y que, entre sus numerosas funciones, estaba la de cuidarnos”, enfatizó el fiscal.
Las víctimas fueron Emilio Matías Torrez, Cosme Alejandro Yañez, Víctor Daniel Ruiz Díaz, Sergio Roberto Gallardo, Mauro Alexis Agonil, Jorge Ramírez Sena, Alejandro Javier Frías, Edgardo Raúl Pereyra, Adolfo Adrián López, Sergio Ariel Baricheval, Fabián Ignacio Martínez, Oscar Alfredo Aguilar, Mario Alejandro Barcos, Javier Ernesto Centeno, Mariano Alejandro Rodríguez, Ernesto Rodolfo Brugger, Claudio Patricio Gómez, Franco Martín Alderete, Ignacio Nicolás Giménez, Diego Argentino Núñez, Enzo Iván Costilla, Daniel Alejandro Llanos, César Antonio Garay, Víctor Hugo Cuesta, Luis Gabriel Vera, Félix Levi Ahumada, Hernán Manuel Zarate, Ricardo Emilio Villasanti, Rodolfo Sánchez Fernández, Matías Javier Gómez, Selva Rosario Florentín, Silvia Beatriz Hidalgo, Marcos Esteban Suárez, Elisandro Stanechuk, Fernando Javier Ferreyra, Eugenio Ricardo Pineda, Juan Carlos Guerrero, Rodrigo Emanuel Costa, Guillermo Federico Guitian, Avelino Orlando Díaz, Roberto Oscar Delgado, Oscar Daniel Manrique y José Luis Jaldín Villarroel.
En tanto, Mario Rafael Cáceres, Franco Eduardo Delgado, Hugo Hernán Sanabria, Emanuel Corbalán, Juan Jorge Alberto Fernández, Sergio Lizondo y Alfredo Fabián Rojas fueron rescatados y lograron sobrevivir. El fiscal destacó los testimonios que dieron en el debate, en especial, sobre cómo fueron abandonados por sus superiores, lejos de darle contención y asistencia, tanto a ellos como a todos sus familiares, lo que tampoco sucedió con los deudos del personal fallecido.
La fiscalía sostuvo que los comandantes acusados no estuvieron a la altura de la situación, ya que no cumplieron con la responsabilidad respecto a tener en condiciones el parque automotor. Indicó que el neumático que se reventó estaba en pésimas condiciones y debía ser cambiado. No obstante, los imputados, que sabían de esa falla, no se inmutaron en hacer esa mínima reparación en resguardo del personal.
De las peritajes surgió que contaban con más de 360 mil pesos para hacer el cambio de los neumáticos. El fiscal dijo que la cubierta aludida tenía un desgaste notable por un uso de más de 88 mil kilómetros, situación que los acusados conocían. “Había dinero, pero los acusados no tuvieron reparo en disponer de presupuesto. Era más fácil arreglar el micro siniestrado, pero no les importó nada eso, ya que ellos no iban en el micro, ni menos al frente de la tropa, como lo predicaba el General José de San Martín”, afirmó.
“Para nada hubo impericia del chofer del micro”, se aseguró. “Esto tampoco fue una fatalidad, pues si se hubiera obrado de manera diligente, el accidente no habría ocurrido. Aquí hubo causa y efecto”, agregó.
Para la fiscalía, la conducta de los implicados fue la que causó la multiplicidad de muertes. “Esto sucedió por la desidia de los acusados”.