En Córdoba, un jurado popular condenó a un ex intendente a cinco años y medio de prisión por corrupción

Se trata de Marcelo Gustavo Villanueva, ex intedente de Cosquín. En el mismo juicio fue condenado su hermano, que era funcionario

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Marcelo Villanueva (archivo)
Marcelo Villanueva (archivo)

La Justicia cordobesa condenó al ex intendente de Cosquín Marcelo Gustavo Villanueva a 5 años y medio de prisión por el delito de malversación de caudales públicos agravada y peculado. También fue condenado su hermano, el exsecretario de Economía y Finanzas de la Municipalidad de Cosquín Eduardo José Villanueva, a la pena de cuatro años y medio. A los dos, además de una inhabilitación, se les aplicó una multa equivalente al dinero desviado en la maniobra. También se les impuso una multa equivalente al 45% de la cantidad de dinero desviada.

La decisión fue tomada por un jurado popular, junto a los camaristas Ángel Francisco Andreu, Javier Rojo y Ricardo Arístides Py, de la Cámara Criminal y Correccional de Cruz del Eje.

Según la acusación, los imputados habrían desviado fondos otorgados a la municipalidad por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación Argentina para la construcción de la red de distribución domiciliaria de gas natural. Además, el dinero del Fondo para la Descentralización del Mantenimiento de Edificios Escolares Provinciales se usó para “otras finalidades”, se indicó oficialmente. Los fundamentos de la sentencia recién se conocerán el 22 de abril.

“Por unanimidad, declarar que Marcelo Gustavo Villanueva, ya filiado supra, es coautor penalmente responsable de los delitos de malversación de caudales públicos agravada –dos hechos- y autor del delito de peculado de servicios por los hechos nominados primero, segundo y tercero respectivamente del Auto de Elevación a Juicio Nº 76 de fecha 7/9/16; y coautor penalmente responsable de los delitos de peculado, por los hechos nominados primero y segundo del Auto de Elevación a Juicio Número 211 de fecha 6/8/18 (arts. 45, 260 segundo párrafo, 261 primer y segundo supuesto del C.P), todo en concurso real (art. 55 del C.P.), y aplicarle para su tratamiento la pena de cinco años y seis meses de prisión, inhabilitación absoluta perpetua, inhabilitación especial de dos años y seis meses, multa del 50% de la cantidad distraída, adicionales de ley y costas”, sostuvo la resolución. La pena para su hermano por los mismos delitos fue de cuatro años y medio y la multa de 45 por ciento.

El abogado patrocinante de los Villanueva, Pedro Despouy, aseguró que la condena era “arbitraria” y sostuvo que el jurado popular no pudo leer y analizar correctamente las pruebas y advirtió que apelará. En declaraciones al diario local El Diario, sostuvo que las pruebas de la inocencia de sus clientes son “irrefutables”. “La administración de Villanueva fue desprolija y cometió errores, pero no fue corrupta. No cometió delitos”, afirmó

Villanueva llegó al municipio de Cosquín en 2003 y fue un aliado del presidente Néstor Kirchner. Fue reelecto dos veces más. En 2013, se lo acusó por presuntos actos de corrupción en el manejo de fondos públicos de la comuna y al año siguiente fue destituido del cargo. En la última parte de su gestión estaba ligado a un hermano del ex jefe del Ejercito César Milani. El PJ del fallecido José Manuel De la Sota y los partidos opositores hicieron campaña para lograr su destitución.

El fiscal de Cosquín, Martín Bertone, fue el encargado de investigar y acusar a Villanueva. Una auditoría contable con un perito oficial –acompañado por uno de control– apuntó a esclarecer qué pasó con fondos que no entraron a la caja municipal y no habrían sido afectados a pago oficial alguno. En tanto, el fiscal de Cruz del Eje Daniel Barrera, en otra causa, también lo imputó por “malversación de caudales públicos”.

En 2017, Villanueva fue agredido en el garaje cuando regresaba a su casa tras dejar a su hija en la escuela. Tres agresores lo esperaron en el lugar y allí lo golpearon y le provocaron una herida cortante en la frente. “Le gatillaron un arma en la cabeza. O no estaba cargada o era a cebitas, por las pequeñas explosiones que largaba. Parece que fue sólo para asustarlo. Lo que le pedían era simplemente que se callara la boca. No sospechamos de nada, nada particular, había dicho su esposa en aquel momento.

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