A tres años y ocho meses del escabroso crimen del ex secretario privado del matrimonio Kirchner, la fiscalía y la querella del juicio que se le sigue a los tres imputados por el “homicidio calificado por ensañamiento y alevosía” de Fabián Gutiérrez cerraron sus alegatos este lunes con pedidos de prisión perpetua. Para la fiscal Verónica Zuvic, en efecto, el asesinato ocurrido durante la pandemia en la vivienda de la víctima en El Calafate tuvo un móvil económico, ya que los acusados pretendían robarle “un cuantioso botín”. Dos de ellos, por su parte, jóvenes de 22 y 23 años, dieron cierre al debate oral con un pedido de disculpas a la familia.
El juicio contra Facundo Zaeta (23), Pedro Monzón (22) y Facundo Gómez (23) comenzó el lunes pasado en la sede del Centro Cultural de El Calafate, un teatro especialmente acondicionado para un proceso penal que estuvo a cargo de la Cámara Criminal Oral de Río Gallegos y que albergó más de 40 testigos con un fuerte despliegue policial. Durante la semana desfilaron por el recinto distintos peritos expertos en criminología, medicina legal y forense; amigos y familiares del ex secretario presidencial y allegados de los tres acusados. Incluso hubo, a pedido de la querella que representa a la madre y a la hermana de la víctima, una inspección ocular de los jueces en el lugar del crimen que intentó ilustrar la modalidad de los hechos ocurridos el 2 de julio de 2020.
Según se desgranó en las sucesivas audiencias, el cadáver del ex asistente de Néstor y Cristina Kirchner apareció el 4 de julio tras una intensa búsqueda policial que se inició con un pedido de su madre, Teresa García, preocupada por la incomunicación telefónica de su hijo. Estaba a veinte cuadras de su domicilio, semienterrado debajo de un montículo de tierra y nieve, en el patio de un complejo de cabañas del barrio Aeropuerto Viejo de la ciudad santacruceña. La autopsia determinó que su muerte había sido producto de una “asfixia mecánica” y que antes de morir fue maniatado, golpeado y ahogado con una vincha deportiva. El cuello de la víctima, de entonces 46 años, tenía cinco tajos provocados por un cuchillo tipo tramontina.
Para el momento del hallazgo policial, los tres imputados ya se encontraban detenidos en dos de las comisarías de la ciudad, donde hoy continúan bajo prisión preventiva. De hecho, fue Monzón quien decidió contarles a las autoridades de la pesquisa dónde habían ocultado el cuerpo de la víctima. El hallazgo sacudió de espanto a toda la provincia. También al país, dado el vínculo de cercanía de Gutiérrez con los ex mandatarios.
Y es que Fabián Gutiérrez estuvo ligado a los Kirchner como secretario de la Presidencia de la Nación, entre mayo de 2003 y mayo de 2005, y secretario adjunto de la Presidencia entre diciembre de 2007 y enero de 2010. Antes había trabajado como asistente en distintas áreas del Gobierno de Santa Cruz. Al momento de su asesinato, en plena pandemia, ya había dejado de trabajar con el matrimonio presidencial, estaba procesado por el delito de lavado de dinero y se había presentado -luego de su paso por prisión- como imputado arrepentido en el caso conocido como el “Cuaderno de las coimas de Centeno”.
El debate estuvo a cargo del juez Joaquín Cabral como titular de la Cámara y de sus colegas Jorge Yance y María Alejandra Vila. La fiscalía y la querella produjeron pruebas con el propósito de sustentar la hipótesis de un “homicidio doblemente calificado por ensañamiento y alevosía y para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro, o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito”.
Por su parte, las versiones de los imputados entran en colisión al momento de designar al ideólogo de los hechos. En la primera jornada Zaeta y Gómez se negaron a declarar y solo incorporaron por lectura sus indagatorias en la instrucción que llevó el juez Carlos Narvarte. Mientras que Monzón, el más joven de los acusados, brindó su testimonio como parte de una estrategia de colaboración con la Justicia. Allí el juez Cabral indagó: “Para usted, ¿quién mató a Gutiérrez?”. “No lo sé con certeza -contestó-, pero en mi opinión fue Facundo Zaeta”.
Este lunes fue el turno de los alegatos de cierre. La fiscal Zuvic y la querella de la madre y de la hermana de la víctima, encabezada por los abogados Gabriel Giordano y Sandro Levin, solicitaron una pena de prisión perpetua para los tres imputados, a quienes ubican en la escena del crimen esa noche. Según la exposición que transmitió Señal Calafate, la representante del Ministerio Público Fiscal expresó que los acusados lograron “flanquear el ingreso a la vivienda, y, una vez dentro, procedieron a robarle lo que ellos suponían que era un cuantioso botín”.
“Ante la inexistencia de este [botín] y la caída de esta fantasiosa idea, arremetieron contra la vida de la víctima, a quien torturaron antes de finiquitarlo”, describió la fiscal Zuvic.
Luego de un cuarto intermedio, alegó el defensor de Gómez, Alejandro Monzón. Apuntó contra Zaeta como autor del homicidio en calidad de autor y remarcó que su cliente se dirigió hasta la vivienda de la víctima con la intención de robar. En esa línea pidió al tribunal una pena de diez años de cárcel por ser responsable del “delito de robo gravemente agravado, en banda y en poblado”.
A su vez, la abogada Sabrina Mansilla, defensora de Zaeta, reclamó la menor pena para el caso de un homicidio producido “en ocasión de robo”. Además, la representante de Monzón, Carolina Scamperti, solicitó para su cliente la absolución de culpa y cargo por considerar que no había elementos de prueba suficientes para responsabilizarlo.
Antes de dar cierre al debate, el juez Cabral les cedió la palabra a los tres acusados como parte del rigor formal que impone el Código Procesal. En ese momento Gómez tomó el micrófono, pidió permiso para ponerse de pie y dijo: “Quiero decir que me encuentro totalmente arrepentido. Fue un error que cambió mi vida por completo (...). Pido [las] disculpas correspondientes por el daño que sucedió en base a una mala decisión”.
Al finalizar la exposición de Gómez, Zaeta aclaró que no tenía nada para agregar y eligió el silencio. Luego Monzón, sentado al lado de su defensa, a quien le agradeció por su “trabajo incansable”, expresó: “Quiero ofrecer mi absoluto respeto a la familia de la víctima, de quien fuera en vida Fabián Gutiérrez. Quiero pedirle perdón a la hermana que está presente, y a la mamá, por no haber tenido la oportunidad de haber hecho algo por su hermano o por su hijo. Quiero recalcar el perdón”.
“Quiero destacar -continuó Monzón- que yo tenía 18 años recién cumplidos cuando pasó todo esto, y por culpa de terceros estoy hace casi 4 años detenido. Es un dolor que venimos arrastrando con mi familia: me vieron crecer y madurar en un contexto de encierro”.
Y concluyó: “Lo único que les pido a los jueces es una segunda oportunidad para demostrar que no soy una amenaza para la sociedad ni para terceros. Para ninguna persona que esté afuera. Cabe destacar que son las únicas personas que tienen el poder para salvar a un chico de 18 años, que hoy tiene 22, para que no se contamine dentro del sistema. He hecho mucha terapia psicológica para no contaminarme y mantenerme enfocado en mi esencia”.
La sentencia y sus fundamentos se conocerán el próximo 5 de abril en la ciudad de Río Gallegos, sede de la Cámara Criminal Oral.