Quedó firme la condena contra un empresario de la noche, acusado de explotación sexual en sus boliches

La Corte Suprema de Justicia desestimó un planteo de Luis Roberto Gambandé, un hombre de negocios que regenteaba en San Miguel de Tucumán una red de trata por la que recibió una pena de ocho años y medio de prisión

El empresario Luis Roberto Gambandé durante el juicio oral en 2021 (Gentileza: El Destape)

La Corte Suprema de Justicia dejó firme la condena a ocho años y medio de prisión del empresario Luis Roberto Gambandé, conocido en Tucumán como “el hombre de la noche” y acusado por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual en perjuicio de más de tres víctimas en situación de vulnerabilidad en las fases de captación y acogimiento.

La sentencia que lo encontró culpable fue dictada por el Tribunal Oral en lo Criminal de Tucumán en septiembre de 2021. La investigación había iniciado como consecuencia de una denuncia anónima en 2012 y documentó que, en rigor, Gambandé era un reconocido hombre de negocios de San Miguel de Tucumán que, a fines de la década del 90′ y principios de los 2000, regenteó diversos boliches, prostíbulos y locales donde se hacían shows y todo tipo de fiestas privadas.

Durante la etapa del debate oral, el fiscal general subrogante Pablo Camuña pudo acreditar que el imputado en cuestión llegó a armar una red de trata de personas mediante la cual captaba a mujeres en situación de vulnerabilidad a través de falsas ofertas laborales para luego explotarlas sexualmente en sus locales, ubicados en el centro de la capital provincial y concurridos en general por la alta sociedad de la capital tucumana.

Según publicó en su momento el Ministerio Público Fiscal (MPF), los hechos investigados ocurrieron en el transcurso de un año, desde marzo de 2012 hasta mayo de 2013, pero una de las mujeres vulneradas, que se presentó con identidad reservada en el juicio oral, resaltó que Gambandé desarrollaba actividades ilícitas ligadas a la explotación sexual desde el año 1996.

El trámite penal que derivó en la condena del empresario, reconocido en el ambiente de entonces como el “hombre de la noche”, se llevó a cabo a lo largo de varias jornadas con la presencia de distintas víctimas y la declaración del imputado, que remarcó su inocencia en diversas oportunidades. Además de los ocho años y seis meses de cárcel, el tribunal ordenó el decomiso de tres inmuebles, media docena de vehículos y varias embarcaciones del encartado.

Uno de los boliches gestionados por "el hombre de la noche", en la esquina de José Colombres y San Juan, de la capital tucumana (Gentileza: La Gaceta)

Durante el proceso, en tanto, la fiscalía federal contó con el auxilio de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), en manos de Daniel Weisemberg, y la participación de la Fundación María de los Ángeles Verón bajo el rol de querellante.

Por otra parte, uno de los momentos más relevantes del juicio tuvo lugar cuando una de las víctimas fue convocada a los estrados para pronunciar unas palabras. De acuerdo al MPF, la mujer en su declaración expresó: “Antes que nada quiero agradecerles personalmente por el respeto y empatía con la que me sentí tratada, agradecer al Ministerio Publico Fiscal, a la PROTEX y a la Fundación María de los Ángeles Verón por el cuidado hacia mi persona pero sobre todo al Programa Nacional de Rescate y Asistencia a las Víctimas por toda la contención, acompañamiento y Asistencia brindada. Quizás suene extraño agradecerlo, pero desgraciadamente las víctimas no siempre tenemos el trato, acompañamiento y asistencia adecuadas”.

“Con 16 años -continuó en su descargo- llegué a Tucumán, venía de Salta, llena de incertidumbres (…) Luis Roberto Gambandé, te aprovechaste de todas mis vulnerabilidades, exponiendo así mi integridad física miles de veces y no solo por el peligro de enfermedades de transmisión sexual o por los golpes que recibí para consentir una violación paga, o los objetos que tuve que introducir en mi cuerpo por tus consejos, sino porque me enseñaste que el amor era sometimiento, sumisión y violación (…) Construiste de mí una prostituta a tu antojo”.

Luego agregó: “Me privaste de ver a mis hijos crecer (…) Me convenciste de que lo que me hacías era trabajo y quizás mi cabeza lo aceptó para no sentirme sucia e indigna, porque viví 16 años avergonzada inventando trabajos que jamás tuve. Me robaste el poder educarme y me desvalorizaste tanto que después de haber salido del infierno lloraba con ataques de pánico creyéndome incapaz de poder realizar cualquier otro trabajo. Vi llorar a mis hijos de hambre miles de veces y tuve que salir a vender mi cuerpo por remedios mientras vos te dabas todos los lujos. Por mucho tiempo no pudimos salir ni a comprar una golosina sin miedo, por un tiempo nos hiciste creer que nada valía la pena más que volver a tus redes”.

“Hoy -añadió la mujer-, con 40 años puedo decir que soy libre, en una jaula abierta de la que no me animo a salir. Cargando con cada secuela que quedó en mi cuerpo y en mi psiquis, y sí, eso también lo hiciste vos: neumonías recurrentes, ocho abortos, intentos de suicidios, cáncer infiltrante por HPV, menopausia quirúrgica sin la mitad de mi vagina, osteopenia, trastorno depresivo mayor recidivante, trastornos de angustia, trastornos límites de la personalidad, trastorno de estrés postraumático, insomnio, trastorno adaptativo con alteración mixta de las emociones, fibromialgia y tabaquismo con enfisema pulmonar y EPOC (…)”.

Y concluyó: “No te perdono, Luis Roberto Gambande, pero sí te suelto porque más allá de todo el infierno que viví creo en la justicia. Y que así sea, se hará justicia, por mí y por todas. Hoy tenemos voz. Ninguna mujer nace para puta”.

Después de la condena la defensa apeló hasta llegar al Máximo Tribunal. De ese modo, con la firma de los ministros Horacio Rosatti, Carlos Rosenktranz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, la Corte Suprema resolvió desestimar el planteo por considerarlo “inadmisible” según los términos del artículo 280 del Código Porcesal Civil y Comercial de la Nación.